Desvaríos de una edil que provocan hastío entre sus compañeros dirigentes de Memoria y Movilización. Cuando el autobombo reemplaza a la idoneidad.

Si bien en el partido Memoria y Movilización todos intentan mostrarse unidos y sonrientes para la foto —al mejor estilo Frente Plural en la fallida campaña de Valenzuela para senador provincial— no todo es paz y amor puertas adentro. Lindos, jóvenes y estilizados, se muestran constantemente en un raid marquetinero por redes sociales, aunque no hayan generado proyectos que vayan a cambiarle la vida al vecino.

Cabe aclarar que Memoria y Movilización, es una especie de rejunte de dirigentes kirchneristas que se quedaron del lado del gobernador Urtubey a la hora en que los fieles a Kristina saltaron el charco. Precisamente en este grupete, fue acomodada la ahora concejal Mariana Reyes, que venía de ocupar un cargo junto a Matías Assenatto en el municipio paralelo ideado desde el gobierno provincial para hacerle la cosa difícil a Gustavo Sáenz. Allí, Reyes se destacaba acomodando plantines en las plazas que reciclaban para hacer “picar” al intendente.

Como todo rejunte, éste empieza a tener pequeñas fisuras, y tienen su motivo fundamental en no bancarse los aires de grandeza de la compañera Mariana Reyes quien permanentemente palanganea con sus influencias y amistades en el gobierno provincial. La última ocurrencia que proclama a los cuatro vientos la edil, es que el mismísimo “Gustavo” (Sáenz) le realizó la propuesta de ocupar un lugar en el municipio capitalino en reemplazo de la renunciada jueza de faltas Gisella Moreno. Frente a tal consideración Reyes cuenta que tuvo que expresar su rechazo, ya que “Juan” (el mismísimo Urtubey) la ha tenido en cuenta para integrar el equipo de campaña presidencial, tarea a la que se ocupará de lleno. (Sin confesar que en realidad fue reclutada como un soldadito más para devolver con ese trabajo, en este caso en la provincia de San Juan, junto a Sergio Plaza) las mieles del poder, del que supo beneficiarse durante el gobierno U.