Durante un partido de rugby jugado en la localidad de Famaillá: un jugador le arrancó a otro un pedazo del meñique de un mordisco. “Ñam, Ñam”, dicen que dijo.

No se sabe si fue un homenaje a Tyson o un acto instintivo de antropofagia rugbística, pero lo cierto es que además de garra, en este deporte, algunos le ponen muela. Al menos eso se puede entender luego de lo sucedido en el marco del torneo tucumano unos días atrás.

La víctima, jugador del Corsarios Rugby Club conocido como “Chanchín” Contreras, relató a El Polichombi que, tras una montonera, cayeron al suelo él y un jugador rival, “al levantarme advertí que me faltaba un pedazo de dedo” comentó con tanta tranquilidad como si se hubiera raspado un codo.

Todavía no trascendió el nombre del agresor, (que irónicamente juega en el club Aguará Guazú) pero ya hay varias versiones dando vueltas, una asegura que se trata del séptimo hijo varón de Doña Igualda Cardozo, célebre en el sur tucumano, tanto por su fertilidad (se le atribuyen más de 3 docenas de hijos) como por sus empanadas de charqui. Otros apuntan al Esteban “Rengo” Juárez, un conocido tramposo de la zona de Famaillá que ya fue expulsado de varias disciplinas por su poco apego a las reglas: echado de los torneos de truco por esconder anchos de espada en la manga, de los torneos regionales de futbol por jugar con clavos de 5 pulgadas en vez de tapones y del campeonato Confraternidad de básquet del año 88 por usar los codos para desdentar rivales.

Los reportes médicos afirman que el desde ahora conocido como “Moto” Contreras no tuvo mayores problemas ya que le hicieron un reinjerto para arreglar la falange. Lo que ningún reporte consignó es qué pasó con el pedacito arrancado, que o bien puede haber sido escupido al campo de juego o bien deglutido por su voraz contrincante. Como sea, en este último caso habrá que entenderlo, se sabe que la puntita es siempre lo más rico.