Sergio Sánchez, conocido como “el cartonero del Papa” por su amistad con Jorge Bergoglio pasó por Salta y dialogó con Cuarto Poder. Defendió la lucha en el vertedero San Javier y acompañó al presidente de los Carreros salteños quien aseguró que lucharan ·por la dignificación del pobre”. (Federico Anzardi)

Cuando viajaron hasta Bolivia para encontrarse con el papa Francisco, los miembros del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) recibieron una breve pero valiosa lección que están aplicando cada vez más. “El papa nos dijo ‘hay que organizarse para lograr la inclusión social’. Esto es el resultado de la organización de las clases sociales más excluida de la ciudad de Salta. Vamos a luchar por la dignificación del pobre”, asegura Freddy Flores Núñez, presidente de la Asociación de Carreros de Salta.

Flores Núñez visitó la redacción de Cuarto Poder junto a Sergio Sánchez, presidente de la Federación de Cartoneros y parte del MTE. Sánchez es conocido fuera del ambiente del MTE como “el cartonero del papa”, por su contacto con Jorge Bergoglio previo a la designación como Francisco. Vino a Salta para apoyar la lucha de los trabajadores del vertedero San Javier, que el 5 de agosto cortaron el acceso al lugar para reclamar el cumplimiento de los convenios establecidos y exigir mejoras. Esa mañana, varios fueron detenidos por la Policía, que recibió órdenes de desalojar el lugar.

En respuesta, Sánchez y sus compañeros del MTE y de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores tomaron la Casa de Salta en Buenos Aires durante todo el día siguiente, hasta que se produjo la liberación del último de los detenidos. “Me trajo a la ciudad de Salta lo que no tendría que haber sucedido. Los compañeros fueron totalmente perseguidos en el vertedero San Javier. Se convirtió en una cacería. Al enterarnos de esto, nosotros, desde la Ciudad de Buenos Aires, decidimos tomar la Casa de Salta para hacer saber que el reclamo también estaba allá, que son parte de la Federación y parte de un legado que hemos tenido durante mucho tiempo, que es transmitir la voz de los que no tienen voz, en un trabajo digno de inclusión social”, explica Sánchez, que nació en Villa Fiorito, como el 10.

“Hoy hemos notado que los compañeros del vertedero están pasando algunas necesidades”, retoma el cartonero. Explica que desde el MTE exigen que la gestión de Miguel Isa cumpla con los convenios. “Y cuando ingrese la gestión nueva tendremos que discutir alguna medida mejor”, agrega.

“El municipio se quiere sacar toda la responsabilidad. Los compañeros tendrían que tener seguro, vestimenta, monotributo social. Ellos (el municipio) dicen que no pueden. Quieren hacer un convenio con cláusulas que no sirven, como no hacerse cargo del monotributo o de la logística del vertedero. El lugar tiene que tener una situación de vida mejor. Se pidió algo mínimo, como un comedor, mejorar un baño, cosas que puede mejorar un municipio. Hoy los baños no tienen luz, no hay mantenimiento. Creemos que no es lo correcto. Ellos no hacen nada gratis para nosotros. La gente que trabaja ahí, que es cuidadora del medio ambiente, ¿trabaja gratis?”, se pregunta Sánchez. “Tenemos que ver la voluntad política. Tiene que haber un cambio para los compañeros”, completa.

Sánchez y Flores Núñez quieren que las condiciones de trabajo mejoren y aseguran que son conscientes de la necesidad de hacerlo de a poco, pero sin pausa. “No vamos a vivir mucho tiempo dentro del basural, porque tenemos contaminación. No vemos un futuro. Quiere decir que si soy un trabajador, me enfermo por hacer esta tarea y me tengo que quedar en mi casa, sin algo que me cubra, mi familia se muere de hambre”, dice Sánchez, que aunque sea de Buenos Aires, asume la primera persona a la hora de hablar de los trabajadores del vertedero. Sabe que la lucha es la misma para todos.

“En la Ciudad de Buenos Aires tenemos logros. Hay resultados. Los recicladores tienen un incentivo por cuidar el medio ambiente. Y no hablamos de fortunas. Tenemos convenios con las empresas de basura de la ciudad, donde trabajan dentro de los barrios carenciados que el basurero no puede ingresar, o limpian una calle. Y les dan el beneficio de la ropa, un incentivo. Acá no existe. Quieren firmar para entregar una ropa por año. Quiere decir que tengo que usar la misma ropa en el verano, en el invierno”, explica.

“El municipio debería hablar con Agrotécnica Fueguina para que le facilite a los compañeros dos mudas de ropa por año. O si el municipio aporta la ropa y faltan botas, puede pedir a Agrotécnica que done botas y una campera para cuando estén bajo la lluvia. Porque ellos son los que se sacrifican. No pedimos plata, pedimos mejoras”, insiste Sánchez, que pensando en voz alta asegura: “Tendría que haber venido por los carreros, que es una situación bastante complicada”.

Sánchez asegura que los carreros y los cartoneros son cuidadores del medio ambiente y no se los respeta. “Esto es una lucha de muchos años y pedimos poco”, dice. Flores toma la palabra y explica cómo surgió la sede salteña del MTE, la primera fuera de la Ciudad de Buenos Aires. “Los compañeros no se sentían representados en la ciudad de Salta. Van a golpear la puerta de un funcionario o a pedir ayuda y reciben respuestas negativas”, cuenta. Esa falta de apoyo local motivó la unión.

“Hay que empezar a dignificar a la familia carrera. Ellos también son excluidos. Hay que trabajar por los excluidos de siempre, porque no son de ahora. Estamos inmersos en la pobreza. Los políticos y las autoridades hacen oídos sordos”, expresa Flores, con un tono firme y de voz elevada. Agrega que lo más urgente para los carreros es que les permitan trabajar. “A las autoridades les es fácil mandar un proyecto de ordenanza. Antes de hacer desaparecer los carreros tienen que hacer desaparecer la pobreza. Deberían estar tomando medidas de fondo para la inclusión social. A nosotros no nos soluciona la vida un subsidio. Pero los pobres estamos y nos estamos organizando”, anticipa.

Para Sánchez, los trabajadores excluidos de Salta están muy desamparados. “Así éramos nosotros en el 2001 y hoy podemos contar con camiones, colectivos. Los progresos se vieron a partir del 2006, hemos conseguido cosas, pero la lucha sigue al día de hoy. Seguimos peleando porque hay gente que está afuera. Tenemos 500 familias que viven del sistema de reciclado. No quiero la solución para las 500, pero que se empiece. Para cien, después para otras cien. Y así, de a poco”, explica.

La lucha será entonces por conseguir las demandas más urgentes y también cosas como una guardería. “Pareciera que los municipios fomentaran el trabajo infantil. Nosotros (en Buenos Aires) tenemos guarderías para que los compañeros puedan dejar sus chicos cuando tengan que trabajar. Y los chicos grandes tienen que tener cursos de computación, trabajo de inclusión. Que los hijos vayan y estudien, tengan un oficio”, argumenta el cartonero del papa, que confía en las tres T: techo, tierra y trabajo, y espera que Daniel Scioli, de ganar, cumpla con su promesa de crear el Ministerio de la Economía Popular.

Por su parte, Flores tiene esperanzas en Gustavo Sáenz. Asegura que el intendente electo les prometió ayuda durante la campaña. Por ahora, confían en que cumplirá su palabra.

Sánchez explica la actualidad del movimiento, antes de despedirse y viajar hacia Bolivia nuevamente: “Hoy estamos en un estado de alerta porque si ellos no firman las condiciones básicas, esto se convierte en un caos. Cuando te tocan tu familia, tu hijo te pide pan y no tenés, te lleva a la desesperación. La única forma que tengo para pelear es hacerme oir”.