En vez de actos populares y concentraciones masivas, el Gobierno optó por las ceremonias religiosas, los desfiles militares y los actos de autoridades. El invitado principal será el rey emérito de España y no habrá presidentes latinoamericanos.

El presidente Mauricio Macri dio inicio anoche a las conmemoraciones oficiales por el Bicentenario de la Independencia enmarcadas en un clima de precipitado retorno al esquema tradicional, casi escolar. Los tedeum en catedrales, los desfiles militares y los palcos de autoridades serán centrales en las celebraciones que se desarrollarán desde hoy hasta mañana, en lugar de las concentraciones multitudinarias y los recitales masivos que popularizó el kircherismo y que tuvieron su mayor expresión, justamente, durante el otro Bicentenario, el de la Revolución de Mayo. El macrismo apostó a pasteurizar y quitarle contenido político a la celebración, al punto que el principal invitado internacional será el rey emérito de España mientras que no participará ningún presidente latinoamericano, la Patria Grande que soñaron los protagonistas de la independencia.

Macri habló desde Jujuy, adonde llegó directamente en vuelo privado desde la cumbre reservada de magnates a la que asistió el jueves en Estados Unidos. Otro viaje en pos de la mentada “vuelta al mundo” de la Argentina que, de acuerdo a los hechos, por ahora no estaría dando resultados. Los tres presidentes que la Casa Rosada daba como confirmados para participar de las celebraciones –la de Chile, Michele Bachelet, el de Paraguay, Horacio Cartes y el de Italia, Sergio Mattarella– se bajaron del convite. Resultó un baldazo de agua fría para Presidencia, en donde costaba explicar las deserciones. Si se vuelve al Bicentenario, en aquella ocasión viajaron prácticamente todos los presidentes de América del Sur y se quedaron para los dos días de ceremonias y festejos.

El anciano rey Juan Carlos I, el representante de la anacrónica monarquía española con la que rompieron los congresales de Tucumán dos siglos atrás, llegó anoche al aeropuerto Matienzo y fue recibido por el gobernador Juan Manzur. Su presencia generó rechazos y marchas de repudio por parte de organizaciones de pueblos originarios, sociales y políticas. Principalmente en razón de su investidura, aunque tampoco ayuda la popularidad que el rey Borbón fue perdiendo en los últimos años desde que mandó a callar a Hugo Chávez, pasando por los escándalos de corrupción y amoríos de la familia real española y su increíble foto en pose triunfante luego de cazar un elefante en Africa.

De campaña

Macri y su aliado, el gobernador radical Gerardo Morales, se trasladaron hasta Humahuaca a las 21, donde iniciaron la vigilia con el discurso del Presidente al pie del Monumento a la Independencia. Macri destacó que se trataba del mismo lugar donde cerró su campaña presidencial y su discurso se pareció bastante a aquél.

Tratándose de una celebración patria, resultó llamativa su opción por destacar lo individual sobre lo colectivo. Por ejemplo, en su confusa explicación del “verdadero” sentido de la independencia. “Ser independiente no es sólo para el país. También es que cada uno de nosotros sea independiente” dijo. Para eso, no debe existir un Estado “que nos condicione y nos aplaste”, fue su argumento.

Si bien hizo una rápida mención a que en Tucumán se había dicho “basta a España” –el sentido de la celebración–, la “independencia” de su mensaje parecía referirse más bien al gobierno que terminó en diciembre pasado. “Encontramos un país desvastado, saqueado”, machacó. Lo mismo que las decisiones “duras” que estuvo obligado a tomar. “No había alternativas”, siguió. Casi sin referencias a la Nación, menos al continente, terminó como en la campaña. “Es acá, es ahora”, un amago de baile y saludo chocando manitas con Morales.

A las 0 hora, en un clima gélido, se entonó allí el Himno Nacional. Macri se trasladó de madrugada hacia Tucumán, donde hoy encabezará los actos centrales.

Cambiamos

La vigilia se realizó también en todas las provincias con diversos espectáculos gratuitos. En la Ciudad de Buenos Aires se levantó un gran escenario en la Plaza Vaticano, en el lateral del Teatro Colón. Curiosamente, al lugar se accedía con una invitación que se debía gestionar previamente y se colocaron vallas para que el público en general no se pudiera acercar. Desde allí, apenas si podían ver una parte de la pantalla gigante.

Con la excusa de la austeridad, la gestión macrista optó por una celebración descentralizada y tradicionalista. Sin megaeventos, ni muchedumbres, escasos de calor popular y choripán. Lo mismo en las publicidades de las convocatorias, de un optimismo light, típicos de la factoría publicitaria de Durán Barba con frases como “todo es posible” y “a no darnos por vencidos”, sin referencia al pasado histórico.

“En la curiosa concepción desde la que se pensó la celebración, el evento conmemorado –la independencia– aparece apenas como una referencia difusa. (…) Por paradójico que parezca, se trata de una conmemoración que vuelve la espalda sobre el pasado que conmemora”, escribió el historiador Ezequiel Adamovsky en las páginas de debate sobre el aniversario que este diario vino publicando esta semana.

A lustrar las botas

Los actos en Tucumán comenzarán a las 9.45 con el saludo de los gobernadores e invitados extranjeros al Presidente. Se espera a todos los gobernadores excepto al de Chubut, Mario Das Neves, y a la de Santa Cruz, Alicia Kirchner, quiénes anticiparon que no viajarían. Entre los extranjeros, se anunció a los vicepresidentes de Bolivia y Uruguay, al ministro de Defensa de Brasil, al presidente de la Corte Suprema de Chile y el vicecanciller de Italia.

Se izará la bandera en la Plaza Independencia y todos asistirán al solemne tedeum en la catedral provincial que presidirá el arzobispo Alfredo Zecca. A las 11.30, firmarán un acta con los gobernadores y luego habrá discurso y almuerzo, todo en la Casa Histórica. Se consolida el esquema del festejo, con las autoridades conmemorando por un lado y la gente mirando espectáculos por el otro. Una curiosa disputa entre bodegueros mendocinos y tucumanos acerca de quién proveería de bebida el almuerzo se resolvió de manera salomónica: habrá de los dos. Tal vez sirva para darle un poco de alegría a la velada.

Lo que queda luego de eso suena a otra época: dos grandes desfiles militares. El primero será inmediatamente después del almuerzo en Tucumán, sobre la avenida Mate de Luna, donde se sumarán muchas asociaciones gauchescas y entidades afines. Las conocidas “fuerzas vivas” de la sociedad criolla.

El domingo, los festejos nacionales se trasladarán a la Ciudad de Buenos Aires. Desfilarán 18 bandas militares de 11 países sobre la avenida Libertador, entre Salguero y el Campo de Polo, en Palermo. Un espectáculo que hace tiempo no se ve.

Fuente: Página 12