Triste, solitario y final. El título de la primera novela de Osvaldo Soriano resume el paso de Walter Wayar por el Congreso de la Nación. No presentó ningún proyecto de ley el año pasado, el último en el que fue diputado nacional por la provincia de Salta. Tampoco lo había hecho en 2012. (Gonzalo Teruel)

De acuerdo al Índice de Calidad Legislativa elaborado para el Semanario El Parlamentario, durante la segunda mitad de su mandato, Walter Wayar no presentó ningún proyecto de ningún tipo. En rigor de verdad, en el sitio web de la Cámara de Diputados de la Nación puede observarse la pobre participación del ex vicegobernador de Salta: figura, entre 2010 y 2013, en 67 iniciativas, la mayoría de Resolución o Declaración, impulsadas por otros legisladores a los que sólo acompañó con su firma.

Entre estos proyectos de ley se destacan “Designar el 20 de febrero de 2013, día de la Batalla de Salta, como feriado extraordinario en todo el territorio nacional”, la “Creación del Consejo Federal del Folklore como órgano asesor de la secretaria de Cultura de la Nación”, o la creación del “Régimen para Guías de Montaña”. Además, el salteño legisló sobre el “Uso responsable de pilas y baterías” y la instalación de “Baños familiares o de niños y salas de lactancia” en shoppings y otros establecimientos comerciales.

Pese a que su nombre sonó a finales del año pasado como una posible incorporación al gabinete municipal de Miguel Isa, la carrera de Walter Raúl Wayar parece estar terminada. Atrás quedaron años de militancia y liderazgo en el peronismo salteño. “No presentó proyectos porque no tiene proyecto. Al Congreso llegó por el Peronismo Federal contrario al kirchnerismo y terminó siendo un levantamanos de los proyectos del oficialismo. Igual, quedó tan lejos del kirchnerismo y del urtubeicismo como del romerismo. Ya no maneja estructura ni domina un territorio. No tiene proyecto, no tiene aparato, no tiene territorio”, resumió, lacónico, un peronista que conoció al vigoroso cacheño de la década del 80.

La carrera de Wayar comenzó, formalmente, en 1984 cuando con la vuelta de la democracia y apenas 25 años fue designado intendente de Cachi “convirtiéndose en el intendente más joven del país”, según informa la enciclopedia virtual Wikipedia. Fue diputado y senador provincial hasta que llegó a ser vicegobernador en 1995. Durante 12 años acompañó a Juan Carlos Romero y caminó la provincia pueblo por pueblo, fiesta patronal por fiesta patronal, para consolidar su proyecto personal de ser gobernador. No pudo. En 2007 le faltaron 4 mil votos. Después, en el 2009 se recuperó e hizo una digna elección consiguiendo una banca en el Parlamento. Desde allí pensaba reconstruir su proyecto. De nuevo, no pudo y su paso por Buenos Aires fue desastroso: no fue opositor ni oficialista y perdió presencia en la provincia. Su performance electoral en 2011 fue espantosa: sacó el 5% de los votos y dilapidó cualquier futura expectativa política. Su actuación parlamentaria posterior es prueba de ello, deprimido, no presentó un solo proyecto en 2 años.

Otra novela de Soriano, una de las últimas, también puede servir para anticipar el futuro político de Wayar: Una sombras ya pronto serás.