Las listas que responden a Gustavo Sáenz medirán fuerzas: Ricardo Villada, Bettina Romero y Jorge Guaymás buscarán sacarse ventajas aunque los dos primeros corren con ventaja. Los hijos recién reconocidos por el intendente -Frida Fonseca y Gastón Galíndez- corren por detrás.

Nadie, en el saenzismo, duda de lo siguiente: las cuatro listas mencionadas harán el piso que impone la ley y se dispondrán a acondicionar el terreno para octubre cuando se definirán las elecciones. No obstante ello, los armados buscan realizar una buena performance con el objeto de imponer a los restantes una superioridad que deje en claro cuál es el peso de cada quien en el espacio que conduce el intendente capitalino Gustavo Sáenz.

En los papeles la lista que propone a Bettina Romero a la legislatura y a Matías Cánepa para concejal es la favorita por razones obvias para la dirigencia política: la primera es hija del exgobernador y el segundo es un hombre de extrema confianza de Gustavo Sáenz, quien no dudará en apoyarlo. La alianza evidentemente poderosa tiene su lado flaco en la hija del exgobernador que, según los dirigentes barriales, cuenta con enormes recursos que provienen de su cargo nacional pero el apellido le impone un techo demasiado bajo, al que ella colabora con un carácter que genera rechazo entre los referentes territoriales. Lo primero, sin embargo, podrá potenciarse en los próximos días tras conocerse ayer que su padre finalmente será llevado a juicio oral en febrero próximo por la causa del “hangar”.

Aún antes de conocerse esa noticia, fueron varios los que miraron con atención la campaña que comanda el presidente del Consejo Deliberante, Ricardo Villada, quien también busca un lugar en la cámara de diputados. Todos señalan que hay puntos que hay elementos que permiten aventurar que nada está cerrado en esa disputa: alguna que otra encuesta que lo da ganador del espacio; un trabajo territorial extendido en numerosos barrios de la ciudad que explican por qué desde hace casi un mes el propio Villada y su candidato a concejal, Rodrigo Monzo, protagonizan hasta nueve reuniones diarias; y hasta la conformación de una red de ONGs que tendieron puentes entre los candidatos y sectores de la clase media.

Los memoriosos, por su parte, recuerdan que el propio Villada ya se impuso a Matías Canepa en elecciones anteriores: se refieren a las PASO de abril de 2015 cuando cosechó 23.942 votos contra los 15.706 del amigo de Gustavo Sáenz. Esos resultados le permitieron al primero encabezar la lista de concejales, cosechar en mayo de ese año el 25% de los votos, volver a presidir el Concejo Deliberante y seguramente calcular que los 23.942 de abril del año 2015 supone un 8,5% del electorado que para Villada representa un piso que ya le permite soñar con una diputación.

Por detrás de ellos corre el sindicalista Jorge Guaymás, el hombre que busca retener la banca a la que accedió en el año 2013 arañando votos y que ahora debe lidiar contra la lista que puede presumir de ser la oficial: Romero-Cánepa; y la que conduce quien maneja el Concejo Deliberante: Villada-Monzo. No obstante ello, todos los mencionados consideran al camionero como parte de la familia que -por conveniencia o convicción- hace dos años conformaron el exgobernador Romero y el intendente Sáenz.

No es el caso de Frida Fonseca y Gastón Galíndez que arribando a la familia hace poco más de un mes cuando migraron del PJ al partido de Gustavo Sáenz, son objeto de la indiferencia de las listas originales, algunos de cuyos miembros denominan con sorna a los recién llegados como “los bastardos”. Nadie romperá con el intendente por cobijar ahora a sus hijos políticos no reconocidos, aunque sí esperan que las caricias para ellos sean clandestinas mientras las públicas y estridentes quedan para los legítimos.