Presentaron la revista Heraclítoris, parte de un colectivo local que, dentro de varias actividades, ahora concreta una publicación enteramente gestionada por mujeres con ganas de decir en momentos en los que ya no está permitido callar. Conversamos con ellas y nos comentan de qué va la movida. (R.E.)

Optar por la anulación de la propia voz en un escrito para dar paso al anonimato colectivo es una práctica habitual en estos tiempos, no necesariamente porque sea una manera de esconder la identidad de la persona que escribe, sino más bien para constatar que la misma voz puede repetirse con distintos matices para engranar el mismo discurso. Cuáles son las ventajas o desventajas del anonimato colectivo cibernético, ese ya es otro tema al que deberíamos entrar con cuidado, pensando en experiencias como Luther Blissett en la década del 90 o un poco más entrado este siglo, considerar las movidas generadas y degeneradas por los integrantes de Annonymous, por citar dos ejemplos conocidos. Pero ahora vamos un poco más cerca, pensemos en lo que sucede más cerca de este lugar, sus cuerpos y sus virtualidades.

Para eso conversamos con las integrantes de Heraclítoris, “un colectivo feminista. Pero que devino feminista. No podemos decir lo que somos sin antes pensar en cómo se gestó el grupo. Empezamos con reuniones, contando nuestra manera de ser mujer. Nos hicimos amigas o más amigas hasta que apareció lo importante, los problemas de violencia de género, despertamos y fuimos Heraclítoris. Pero no decimos que es un grupo de mujeres porque no es la idea, ya participaron varones en algunas actividades. Entonces, es un grupo en formación, que nunca se cierra y espera no hacerlo. Ni en integrantes ni con la idea de feminismo que vamos construyendo, complejizando, a través de las redes, de las reuniones, de la práctica, de lo que vamos conociendo de esos encuentros”, comentan las chicas en una conversación que se pautó anónima, de alguna manera, o apelando al espíritu colectivo para continuar con el estilo de la revista que hace poco presentaron, una publicación que puede leerse en la web y forma parte de una serie de actividades que con el grupo vienen realizando hace tres años, entre ellas talleres en varios colegios secundarios sobre violencia de género, en el noviazgo, estereotipos de las mujeres; además de intervenciones en la universidad, simposios especializados en temática de género y una larga lista de acciones que reducimos para adentrarnos en esta especie de culminación de años trabajando grupalmente: la revista, cuyo primer número está centrado en el Encuentro Nacional de Mujeres llevado a cabo el año pasado en Salta. “No es casual. Cómo no decir algo después de semejante evento. Entonces la primera revista tiene un propósito, un empuje coyuntural. No podría haber salido en mejor momento, a pesar que demoramos unos meses (y años teniendo en cuenta que es lo primero que quisimos hacer). La organización, las ideas y el volver a masticar, todo nos demoró, y aun así fue el momento ideal. Era importante reinstalar el tema del ENM, porque tal parece que la gente sólo se quedó con el escándalo. Pero peor hubiese sido que pase totalmente desapercibido. Es mejor que la gente se escandalice, que grite, que putee y se contradiga”.

La relevancia de este tipo de publicaciones parte de una pregunta que desde el mismo grupo plantean: “¿Qué significa una revista para mujeres? Si bien en los últimos tiempos se han publicado muchas revistas para mujeres (Cosmopolitan, Para Ti, Para Teens, etc.) éstas no dejan de considerar a la mujer como objeto de deseo y consumo masculino. Este ‘deber ser’ estereotipa los roles de las mujeres en nuestras sociedades occidentales e invisibiliza otras formas de pensar, actuar y sentirse ‘mujer’. Si bien han surgido propuestas alternativas a las mencionadas anteriormente (Las 12, Soy, Baruyera, por ejemplo, de difusión masiva en comparación con algunas producciones locales de compañeras militantes), todavía no han logrado posicionarse en el mercado mediático por la escasa publicidad que han tenido entre tantos culos y tetas dando vueltas (aunque se podría hacer un análisis más profundo). Pero estas propuestas alternativas ¿realmente quieren producirse masivamente para entrar en la lógica consumista, sexista y capitalista del patriarcado? Todo esto hablando desde las condiciones de circulación de las mismas. Pero desde las condiciones de producción y de reconocimiento, como lo plantea Eliseo Verón en su análisis de los discursos sociales, la cosa es distinta”.

En cuanto a la publicación en sí, dos cosas llaman la atención: primero la elección del soporte en el que se presenta la revista, la web da la posibilidad de no cerrar el público ni cercarlo geográficamente, en este sentido la experiencia que plantean las Heraclítoris puede compartirse en distintos puntos del planeta, porque, si bien “el soporte condiciona el público objetivo de alguna forma, aun así la potencialidad de la revista está en que se puede viralizar y llegar a lugares que ni nosotras imaginamos (que en las versiones únicamente en papel no pasa con frecuencia)”. En cuanto a las expectativas de recepción que pueda tener este primer número, nos comentan: “Creemos, sinceramente, que el público se nos escapó de las manos, qué quizás hubiésemos elegido que sea más popular, pero en un punto es muy intelectual. Esperamos equivocarnos y que le llegue y sea amena a todos los que quieran leerla. El formato digital nos permite eso mismo”.

En una hojeada rápida por las páginas de la revista, otro dato llama la atención: no hay firma en las notas, nada que identifique a la autora de tal o cual texto, esto se debe sencillamente a que “pensamos en una voz colectiva que respalde lo que digan todas. Porque todas nos hacemos cargo de lo que pueda opinar nuestras compañeras”, reflexionan las Heraclítoris y finalizan: “En la producción y recepción pasan otras cosas, cosas lindas y enriquecedoras cuando nos encontramos con otras personas que también tienen ganas de transformar esta realidad desde un escrito, una charla, un gesto, y nos unimos en SORORIDAD y vamos sumando gente gambeteando al patriarcado y todo su aparato publicitario. Una revista de/para mujeres (no excluyente) en Salta significa eso: un espacio de emancipación, compromiso, unión, fuerza, poder, libertad”.