Balance de la 31º edición de la Fiesta Nacional del Teatro, realizada en Tucumán. El lenguaje o ritual social, la condición de género y de identidad política fueron algunos de los temas que circularon en los espectáculos.

A pesar de los avatares de la economía nacional y de los vaivenes internos del Instituto Nacional del Teatro concluyó ayer la 31º edición de la Fiesta Nacional del Teatro, con excelente repercusión de público. El teatro como lenguaje o ritual social, la condición de género y de identidad política fueron algunos de los temas que circularon en los espectáculos que, en diferentes formatos, se presentaron en el transcurso de las 10 jornadas que duró el evento. No obstante el éxito de la convocatoria, cabe señalar que esta muestra anual que reúne a los elencos de todas las provincias que resultaron ganadores en su región, continúa ofreciendo un panorama desparejo de la actividad teatral del país. “El teatro argentino es ampliamente diverso, rico, heterogéneo”, escribió en el catálogo de la muestra el propio director general del Instituto Nacional del Teatro, Marcelo Allasino, para luego subrayar el desafío que asume la institución que preside ante un panorama tan desigual, si se toman en cuenta “los desequilibrios en las oportunidades de formación, producción y circulación” que, según expresó el funcionario, existen en cada región en las que se subdivide el mapa teatral del país.

Es por este hecho que, como en otras ediciones de la Fiesta, también en esta oportunidad tuvieron enorme aceptación las producciones que llegaron de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, como La Pilarcita , con dramaturgia y dirección de María Marull, Constanza muere, dirigida por Ariel Farace, Todo piola, con dirección de Gustavo Tarrío y La señorita Julia, de Strindberg, con dirección de Cristina Banegas. También fueron bien recibidos los espectáculos que representaron a la provincia de Córdoba, en especial Bufón, unipersonal de Julieta Daga, con dirección de Luciano Delprato (un discurso laberíntico que enlaza consideraciones sobre el ritual teatral, temas de género y crítica de actualidad). Asimismo recibió elogios La verdad sobre los pies. Estudio equívoco sobre el comportamiento humano, con dirección de Jazmín Sequeira, sobre situaciones que tocan cuestiones de género, violencia y abuso de poder, entre otros temas. Por otra parte, entre los montajes que representaron a la provincia de Santa Fe fue muy esperada la presentación de los rosarinos de la Sociedad Secreta de Actuación con Representación nocturna del Marqués de Sebregondi, espectáculo inspirado en El niño proletario, de Leónidas Lamborghini, con el objeto de hablar, según explicó su director Matías Martínez, acerca “del discurso violento y reaccionario de la derecha argentina”. Otroa pieza dedicada a fustigar los comportamientos de clase fue Las hijas idiotas, obra de Luigi Serradori por el grupo chaqueño Los del Callejón, con dirección de Luisella Manzone.

Otro poeta, Oliverio Girondo, inspiró Oliveria, la propuesta de Santa Cruz, con dirección de Fernanda López López y actuación de Paula Quintana y Marina Vera, montaje sobre el fin de una relación de amor. Por otro lado, a partir de un texto de Roberto Fontanarrosa, Sueño de barrio, el correntino Teatro del Guarán, con dirección de Angel Quintela, ofreció un espectáculo con estrategias expresivas del teatro popular. Ya dentro del formato de teatro comunitario, los salteños del grupo Alas Teatro, a través de Salamanca Tours, construyeron el marco de su relato con expresiones culturales ligadas a las celebraciones populares. Representando a la provincia anfitriona, La lechera, de Carlos Correa, interpretada por Pablo Vera, Barby Guamán y Martín Lombardelli, ubica en un ambiente campero una cruda competencia entre dos gauchos por el amor de la misma prenda, una vaca lechera que los abandona hacia un rumbo inesperado. En Ensayo ruso, compendio de inquietudes, sobre un texto de Chéjov, también hay desacuerdos sobre temas ligados al campo que no hacen más que encubrir las carencias y anhelos de los protagonistas. Dirigido por Dario Levin, representando a Río Negro, esta obra del grupo Teatro Casero fue la única que se desarrolló en un espacio alternativo, una elección frecuente en otras ediciones de la Fiesta.

Entre los espectáculos dedicados al público infantil se destacó La vuelta al mundo en 80 días, con dirección de Claudio Hochman y Cuentos de papel, por Los Tinguiritas, de Entre Ríos, no solamente por los relatos y canciones ofrecidos sino también por la construcción en escena de objetos y personajes con material de deshecho. Por fuera de la programación, uno de los hechos destacables de la Fiesta fue el éxito del espacio de devoluciones, momento de encuentro entre los grupos participantes y público en general con jurados y periodistas especializados con el objetivo de conversar acerca de los espectáculos presentados la jornada anterior. Por otra parte, un evento a destacar fue la entrega de los premios a la trayectoria. Porque no solamente recibieron distinciones figuras emblemáticas de la actividad teatral (Griselda Gambaro recibió el Premio Nacional, Rubén Szuchmacher, el correspondiente a la Región Centro) sino también porque fueron galardonados teatristas de perfil bajo y singular trayectoria. Como Lucila Morales, directora y docente en San Vicente, localidad del interior de la provincia de Misiones, y Elisa Inés Barbiero, clown y artista de circo de la provincia de Santa Cruz, docente en cárceles y artista en gira por Sarajevo y Chiapas.

Fuente: Página 12