Una menor, de 14 años, se suicidó en barrio Solidaridad porque era abusada por su padre. Salta y Jujuy lideran las estadísticas de suicidios en personas de entre 10 y 25 años, una edad de la vida en la que las y los sujetos están en plena formación.  (Verónica Lía Caliva)

Nacer, crecer o transitar Salta resulta una condena. Violencia, abusos, violaciones, femicidios, son moneda corriente, y sabemos que la lista continúa. Aunque lastime, cada vez se hace más evidente que vamos naturalizando la muerte violenta de niñas y mujeres por razones de género. A esta lista de la violencia y del dolor le sumaremos también tortura y suicidio. 

Entonces, por más esfuerzos gubernamentales para maquillar a Salta la linda, para que enamore en carnaval, emerge con fuerza brutal la realidad: Una realidad dirán, y sí, hablamos de esa en la que viven y mueren las niñas y mujeres condenadas a la pobreza y al olvido; y en esa realidad, cansada de que su padre la violara una pequeña de 14 años se suicida en barrio Solidaridad. 

“Horror en Salta,  se suicidó una chica de 14 años porque su papá la violaba”; “Una joven de 14 años que no encontró más opción que quitarse la vida luego de ser violada sistemáticamente por su padre”;  “Tristeza en Salta: Era violada por su padre y se quitó la vida”. Titulares como éstos abarrotaron las redes sociales y los medios masivos tradicionales.

Sabemos que el padre, un hombre de 71 años, abusaba sexualmente de manera sistemática de la niña de 14. La justicia tendrá que investigar qué sucedía con la pequeña de 6 años y la mayor de 23. Justamente, fue la hermana mayor quien pudo romper el círculo violento tras la trágica decisión de su hermana y formalizó la denuncia en la Comisaría 17va.

En la reciente publicación de la psicóloga salteña, Lucrecia Miller, “La trama invisible del suicidio en la adolescencia, estrategias preventivas” (Editorial Mundo Gráfico), se presenta una guía orientadora para comprender lo que sucede en Salta; consultada por diversos medios, Miller considera que “no nos hacemos cargo del suicidio como problema, sigue siendo un tema irresuelto y mi idea con el libro fue dirigir un mensaje a la comunidad”;  reflexiona además que “por ese no hacernos cargo de que tenemos un problema no elaboramos políticas públicas y no hacemos nada al respecto. Eso es doblemente grave, no transparentamos la solución del problema y eso es parte de la trama invisible. Salta y Jujuy lideran las estadísticas de suicidios en niñas/os y jóvenes de entre 10 a 25 años en una edad de la vida en donde el sujeto se está formando”.

Tal vez, el “suicidio feminicida” de la niña de Solidaridad movilice a las y los responsables ausentes de velar por  integridad y seguridad a tomar la recomendación de capacitar a quienes corresponda para la aplicación del Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (femicidio/feminicidio), elaborado por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de Naciones Unidas con el apoyo de ONU Mujeres. 

Es hora de que Argentina tipifique el suicidio feminicida, siguiendo el ejemplo de  El Salvador, único país de Latinoamérica (según la ONU, posiblemente del mundo) que tipifica el suicidio feminicida como un delito, sancionable con cinco a siete años de prisión. Este concepto jurídico marcó precedente en cuanto a la sanción de leyes con enfoque de género. “El suicidio por inducción o ayuda existe en muchas legislaciones, pero hasta donde he visto solamente (la ley salvadoreña) determina el suicidio como posible efecto del abuso de poder crónico basado en motivos de odio o menosprecio a la condición de mujer”, dijo a la BBC Mundo, Silvia Juárez, representante de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz.

Por todas aquellas niñas y mujeres que perdieron su vida a manos a la violencia machista y patriarcal, debemos lograr que se siga legislando en la materia; se declare la Emergencia Nacional en Violencia de Género, se diseñen políticas públicas integrales y promuevan  programas con presupuestos acordes a la gravedad del flagelo.

¿Qué dice la ley?

Exactamente, la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia para las Mujeres (LEIV) de El Salvador, dice en su Artículo 48 “Suicidio feminicida” por inducción o ayuda.  Quien indujere a una mujer al suicidio o le prestare ayuda para cometerlo, valiéndose de cualquiera de las siguientes circunstancias, será sancionado con prisión de cinco a siete años: 

a) Que le preceda cualquiera de los tipos o modalidades de violencia contemplados en la presente ley o en cualquier otra ley.

b) Que el denunciado se haya aprovechado de cualquier situación de riesgo o condición física o psíquica en que se encontrare la víctima, por haberse ejercido contra ésta, cualquiera de los tipos o modalidades de violencia contemplados en la presente o en cualquier otra ley.

c) Que el inductor se haya aprovechado de la superioridad generada por las relaciones preexistentes o existentes entre él y la víctima.

El suicidio feminicida está incorporado en una ley integral de protección a la mujer vigente desde 2012, creada como respuesta a la crisis de femicidios que también asola al país centroamericano.