En el Gobierno aseguran que después de octubre no habrá grandes cambios de rumbo. La estrategia electoral de nacionalizar el mensaje y evitar la confrontación con Cristina.

Mauricio Macri repite una frase como un latiguillo en los últimos días: «No habrá plan B y todo seguirá en la misma marcha del cambio que vinimos a hacer». En este contexto se prevé una campaña light de Cambiemos en la recta final de la carrera proselitista y después del 22 de octubre sólo se harán «emprolijamientos» a la política encarada.

El Presidente dijo a sus colaboradores que «no habrá cambios» tras los comicios. En la práctica esto implica imponer una máxima que tiene definida Macri desde la Casa Rosada: que las elecciones se ganarán por igual o mayor margen que en las PASO y que los programas de gobierno resultarán inalterables después de octubre.

«No se esperen un Macri distinto después de ganar las elecciones. Plantear un Plan B sería regresar al pasado y eso nadie lo quiere», reveló a Infobae un destacado funcionario del Gobierno. En el entorno presidencial todos desean que el pasado reciente llamado Cristina Kirchner sea sólo una mueca del olvido argentino.

Así, el esquema previsto por Cambiemos implica también no involucrarse demasiado en temas controvertidos como la desaparición de Santiago Maldonado o la situación de Milagro Sala, por ejemplo. Una muestra de esto es que el Ministerio de Seguridad buscó salir de la agenda Maldonado en los últimos días con una puesta en escena pública de la quema de drogas incautadas en diferentes provincias y la inauguración de centros modernos de monitoreo en puestos de frontera norte.

La otra cara de la campaña la impondrá la Justicia con nuevas acciones contra sindicalistas o ex funcionarios y empresarios K complicados en causas de corrupción. Al menos eso es lo que esperan en la Casa Rosada. También se prevé en esta recta final de campaña una recorrida de Macri y de buena parte de sus ministros por distritos donde el resultado de las PASO quedó ajustado para Cambiemos y tiene chances de ganar. Esto es en Tierra del Fuego, Santa Fe, Buenos Aires y Neuquén. «Hay que seguir mostrando obra pública y nacionalizar la campaña», dijo un colaborador del ministro del Interior Rogelio Frigerio, quien junto a Marcos Peña son dos de las principales espadas de la campaña oficialista.

La idea de Macri en medio de la campaña será no confrontar más con Cristina Kirchner. En Cambiemos creen que no hay que contestar los agravios de la ex presidenta y dejar que la polarización la haga la usina de campaña de Unidad Ciudadana. La ex presidenta refriega en cada paso de su recorrida electoral por el conurbano que después de octubre se viene un ajuste y una fuerte limpieza de planes sociales.

«No habrá Plan B», reiteran Macri y sus funcionarios a modo de respuesta. En los hechos, el Gobierno prevé que después de octubre habrá una continuidad y crecimiento del rumbo económico sustentado con el respaldo de las urnas. Ni siquiera habrá una redefinición o reducción de los ministerios como se dijo en los últimos días. Creen que eso sería «desgastante, inútil y no se ahorraría demasiado».

Hay áreas sensibles donde el esquema para profundizar las medidas encaradas por Macri quizás sea mayor que en otras dependencias. En el Ministerio de Desarrollo Social que dirige Carolina Stanley aseguran que «es un mito que después de las elecciones todo cambiará». Nada de ello: se disponen a moldear el Plan Empalme para dar trabajo genuino a los miles de jóvenes que hoy tienen planes sociales. No es una tarea sencilla y llevará tiempo porque muchos de los beneficiarios de planes no se ajustan a la demanda de las empresas. También se acordó con los movimientos sociales una ejecución plena de los fondos para la emergencia social. Con esto, el Gobierno se aseguraría cierta paz social hasta fin de año en la protesta callejera.

Frigerio prepara una reunión del Presidente con los gobernadores para coordinar la reforma fiscal en las provincias y darle algunos retoques al proyecto de presupuesto 2018 en función del reparto de la coparticipación de impuestos y la recaudación nacional. Se buscará arribar a un consenso.

El Ministerio de Trabajo podría ser el ámbito donde habrá mayores sorpresas y tensiones. Jorge Triaca prepara un anunciado paquete de reforma laboral por sectores, que se viene dialogando con los gremios. ¿Habrá escarmiento para aquellos sindicalistas que rechacen el planteo oficial de reforma laboral? Nadie responde en la Casa Rosada.

En tal caso, Macri repiquetea su latiguillo: «Estamos trabajando en un Plan A. No hay Plan B porque la Argentina, después de cinco años de cero crecimiento, está creando nuevos empleos formales», dice. El macrismo confía en que el kirchnerismo sea parte del olvido después del 22 de octubre. Pero como dice Borges, «el mayor defecto del olvido es que a veces incluye la memoria».

Fuente: Infobae