El Congreso no tiene planes de aplicar restricciones al ingreso de familiares. Ninguna de las cámaras tiene pensado seguir el camino elegido ayer por Mauricio Macri.

«Nosotros no entramos en ese recorte porque todo lo que había que hacer ya se hizo», afirmaron voceros de la vicepresidenta Gabriela Michetti. En ese sentido, recordaron la revisión, en 2016, de los empleados nombrados por Amado Boudou en la planta permanente antes de dejar el poder y el retiro voluntario que se encuentra abierto desde noviembre, entre otras medidas.

Las autoridades de la Cámara de Diputados, en tanto, tomaron la decisión con calma. Sienten que la medida no las afecta. Porque el decreto de Macri no atañe al Congreso y porque Emilio Monzó (Pro-Buenos Aires), presidente del cuerpo, no designó familiares en la Cámara baja.

Por el momento no existe ninguna restricción a ese tipo de nombramientos en Diputados. Pero en el oficialismo anticiparon que van a analizar el tema en profundidad para ver de qué manera se puede seguir el camino marcado por Macri.

Si una medida de esa magnitud se aplicara a todos los diputados sería esperable una gran resistencia. Buena parte de los integrantes de la Cámara baja tienen familiares directos designados en sus despachos.

En la Cámara alta el escenario es similar. Los senadores son muy adeptos a nombrar familiares en sus despachos, a tal punto que muchos integran la planta permanente desde hace muchos años y, por lo tanto, ya tienen derechos adquiridos.

De hecho, en el Senado hay un caso emblemático del hijo de un ex gobernador que hoy ocupa una banca de legislador provincial, pero mantiene, con licencia, su condición de empleado de la Cámara alta.

Sin embargo, la depuración de este tipo de casos excede el poder de las autoridades de ambas cámaras legislativas, que, sobre todo Monzó, depende de las buenas relaciones con los legisladores para mantenerse en el cargo.

Por eso, la fórmula aplicada hasta el momento ha sido atacar situaciones aberrantes o aplicar controles de presentismo para achicar gastos a través de las plantas de personal.

En el Senado el momento elegido fue diciembre de 2015, cuando Michetti anuló los más de 2000 nombramientos que Boudou había firmado durante su último año de gestión. Esa depuración, tras negociaciones con los gremios y senadores, quedó en 1200 empleados permanentes menos.

En la Cámara baja, en tanto, el método fue aplicar un sistema de control biométrico para el ingreso del personal. En apenas dos meses, los dos últimos del año pasado, el sistema detectó 200 «ñoquis»: gente que nunca asistió a cumplir tareas y que, sin embargo, figuraba en las nóminas salariales.

Amén de un sistema de control más estricto en el consumo de combustibles, que permitió bajar el gasto del área automotores en un 28%, en el Senado también se comenzará a aplicar, en febrero, el control biométrico de ingreso en el edificio anexo. Además, desde noviembre está abierto un retiro voluntario que ya suma 200 adherentes, según informaron voceros de Michetti.

Fuente: La Nación