Presentó en 1999 en  Lisboa una exposición en la que denunciaba «el dolor y la humillación» que  sufrían  muchas mujeres portuguesas al tener que recurrir al aborto clandestino. Con enorme crudeza, la pintora contemporánea más importante de Portugal lanzaba una dura crítica contra la legislación defendiendo la legalización del aborto y expresando su solidaridad con las mujeres. 
«Mi intención también es mostrar compasión por esas mujeres que sufren y decirles que estoy al lado de ellas» dijo. La pintora portuguesa afincada en Londres advertía  de que ya era hora de acabar con la hipocresía en la sociedad portuguesa, y explicar que las autoridades deben poner los medios para que las mujeres no tengan que «pasar por cosas tan terribles». Algo que lxs legisladorxs argentinos aún no han podido entender.


Paula Rego admitió que sus obras constituyen  una denuncia: «No me interesa ya aquella cosa de ser artista, el modo de hacer un cuadro. Quiero decir cosas, denunciar situaciones». Y en el caso concreto de la serie Sin título, la pintora explicó que no trataba de ser «moralista o hacer juicios, sino alertar del peligro del sufrimiento». «Quería hacer una serie muy concreta, explícita, pero sin sangre; cruda, pero no obscena».  La angustia, la soledad y el dolor se sienten en esas pinturas realizadas con su dedos y pastel de óleo.

Portugal analiza los resultados de despenalizar

Diez años después de que en Portugal se decidiera, a través de un referendo, despenalizar el aborto hasta las diez semanas de gestación, la medida, según datos oficiales, acabó con la mortalidad materna y está reduciendo progresivamente las interrupciones voluntarias del embarazo.