En el núcleo duro kirchnerista defienden a Aníbal Fernández a pesar de que fue derrotado y cargan la responsabilidad en el bajo porcentaje de Scioli en la provincia; el rol de La Cámpora.

En estado deliberativo, el oficialismo no encuentra por ahora el camino que conduzca a Daniel Scioli a una victoria el próximo 22 de noviembre frente a Mauricio Macri y ya se abrieron el pase de facturas y el debate interno en busca de una explicación frente a la contundente paliza electoral.

La Cámpora, que mostró anteanoche sus históricas fisuras con el gobernador bonaerense con la ausencia masiva de la organización en el búnker del candidato presidencial, insistirá con la estrategia de presionar para sumar a Cristina Kirchner a la campaña que queda, una suerte de radicalización del discurso kirchnerista puro para confrontar modelos económicos que consideran antagónicos.

El principal vocero de esa idea, salida de las entrañas de la Presidenta, es Carlos Zannini, el compañero de fórmula de Scioli, que ayer se mostró nuevamente con el gobernador en la conferencia de prensa en la que el candidato habló por primera vez tras su retirada de anteanoche del búnker del Luna Park.

El debate sobre cuánto kirchnerismo deberá mostrar Scioli, que acaparó buena parte de la campaña hasta anteayer, se reavivó con fuerza puertas adentro, sumado a un cerrado respaldo del ala más cercana a la Presidenta a Aníbal Fernández, a quien los colaboradores del gobernador apuntaron como el responsable de la mala elección desde que comenzaron a caer los magros resultados.

Para la Casa Rosada, la mirada es bien distinta de la que expuso en las primeras horas el equipo sciolista. En el análisis que hacían ayer funcionarios nacionales, Scioli debería haberse garantizado un triunfo propio en la provincia de Buenos Aires, donde apenas alcanzó el 37,13 por ciento de los votos en la categoría presidencial. Fue sólo dos puntos más que los que terminó sacando el actual jefe de Gabinete como candidato a gobernador.

«Aníbal tenía una imagen negativa muy alta, pero históricamente al gobernador lo pone el arrastre del presidente», reflexionó un dirigente bonaerense del ala más dura del cristinismo. Como ejemplo, recordaban que la Presidenta había sacado en 2007 el 45,91% en la provincia.

En La Cámpora le machacan a Scioli la falta de un discurso claro sobre el futuro de su gobierno. «No hubo propuestas sobre lo que va a hacer», remarcó un integrante de la mesa nacional. Esquivos y en debate permanente, en la agrupación que lidera Máximo Kirchner son pocos los que quieren hablar, pero dejan trascender que para ellos la que debe involucrarse más en la campaña es Cristina. Consideran que Scioli tiene que reforzar su mensaje, expresar con mayor claridad las ideas y abandonar las reuniones dirigenciales.

Del otro lado no piensan lo mismo, pero el que deberá definir es el propio Scioli. Ayer, al menos en la imagen que decidió mostrar en público, junto a Zannini, no dio muestras de alejarse del kirchnerismo. Tampoco en su discurso.

Más abiertos al debate, en el Movimiento Evita sí expresaron ayer su descontento. «Nos encerramos en los estudios de televisión, en la dirigencia política y en repartir cargos. Un candidato tiene que estar peleando cuerpo a cuerpo en la calle», planteó Fernando «Chino» Navarro. La agrupación se diferenció de La Cámpora en los últimos meses y aceptó sin chistar al candidato Scioli, pero ayer plantó su postura. «Basta de los actos con los dirigentes», reclamó Navarro ante LA NACION.

Para ellos, tampoco Aníbal Fernández es el responsable de la mala elección del Frente para la Victoria, visión que circuló con fuerza en las horas de espera en el búnker del sciolismo. «Pensar que el problema fue Aníbal es de alguien que se niega a analizar la política en serio», insistió el diputado provincial.

En el Gobierno ya se instaló la idea de que un triunfo de Scioli en el ballottage es una hazaña titánica y el escepticismo sobre una victoria ganó a la mayoría de los funcionarios, incluidas las principales espadas camporistas.

Buena parte del análisis de la elección se hacía anoche en Río Gallegos, adonde viajó Cristina Kirchner junto a Eduardo «Wado» De Pedro para recordar un nuevo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner. Allí estará, además, Máximo.

A la hora de plantear culpas, en el Gobierno apuntan a Scioli. Nadie dirá, en definitiva, que fue Cristina la que lo eligió como candidato. «El techo lo puso el propio Scioli», remarcó un funcionario, más allá de la mala imagen del jefe de Gabinete, que terminó arrastrando a la derrota a varios candidatos a intendentes.

En la Casa Rosada, la preocupación crece hora tras hora. Por un lado, temen que Macri apueste a salir de campaña con María Eugenia Vidal apuntando a la gestión de Scioli, lo que podría terminar de sellar la suerte del gobernador.

Por otro, el problema pasó a ser la fiscalización de la segunda vuelta. Nadie puede garantizar que, ya jugados en sus distritos, intendentes y gobernadores muevan a sus militantes en el ballottage para controlar la elección.

Fuente: La Nación