Los ingresantes 2015 de la Universidad Nacional de Salta cuentan cuáles son sus expectativas de cara a una experiencia diferente. Profesores y alumnos avanzados hablan sobre la realidad de la casa de estudios provincial. (Federico Anzardi)

La Universidad Nacional de Salta está tranquila en estos días de febrero. Sus callecitas y caminos intrincados hoy son poco transitados. Los bancos están apenas poblados, los bares venden escasos productos, la capilla está desubicada como templo en institución pública. Por ahora sólo se percibe el caminar esperanzado de los ingresantes que se sumaron este año a la casa de altos estudios de la provincia.

Entre siete mil y ocho mil alumnos ingresan todos los años al CIU, el curso de ingreso de la UNSa. Durante todo febrero y la primera semana de marzo, los estudiantes asisten a clases niveladoras donde reciben materias básicas para orientar sus carreras. Matemática, Química y Producción de Textos son algunas de las que forman parte del contenido inicial, pensado para ubicar a todos los inscriptos en igualdad de condiciones académicas, cubriendo, muchas veces, los huecos arrastrados desde el secundario. Las cinco semanas se coronan con un examen no eliminatorio.

Desde 2011, Analía Brizuela dicta parte de los cursos de nivelación de la Licenciatura en Comunicación, que depende de la Facultad de Humanidades. Cuenta que este año el número de ingresantes ha sido de quinientos, el habitual en la carrera, una de las más concurridas desde que se inició en 2006. “Se les da un contenido teórico, Comprensión y Producción de Textos, se les explica qué es la universidad pública, cómo manejarse. Es una ambientación de ciertas claves que no las van a tener luego”, explica.

Brizuela dice que los alumnos que llegan a la universidad lo hacen por diversas razones. Explica que todo puede ocurrir. Está la incertidumbre del que no sabe qué quiere de su vida y el que aparece con la vocación firme. “A veces, simplemente la Comunicación pasa porque se quieren ver en la tele. También hay mucha gente que sabe exactamente lo que quiere. Quieren conocer, sacarse las ganas de estar en una universidad. Por ahí ni terminan, pero quieren estar, quieren aprender. Están los casos de estudiantes que recién salen de la secundaria y están ahí un par de años, dando vueltas. Está eso de ‘una carrera para tener un trabajo’ o ‘esto es lo mío’. Se mezclan muchas cosas”.

Afuera del anfiteatro donde Brizuela está dando su clase están Mauricio y Sebastián, ambos de 19 años, anotados en Comunicación. “Yo me imaginaba otra cosa en las clases. Nos dan historia de Europa. Salí porque la verdad que no me interesa”, admite Mauricio. Es su segundo día como universitario. “Tenía pensado seguir un par de días más para ver si me quedo o me voy, pero por lo visto creo que me voy de la universidad”, agrega, en un ejemplo de decepción prematura digno del libro Tempranos Desengaños que imaginaba Alejandro Dolina.

“Yo vine acá de última, porque quería estudiar Psicología y esto (Comunicación) era lo único que zafaba. Para la Católica no me daba ni a palos. Iba a ir a Córdoba pero ya estaban cerradas las inscripciones y no tenía dónde quedarme”, cuenta Sebastián. Los dos cursan de lunes a jueves de 16 a 18. “No entré nunca todavía”, reconoce Seba, entre risas, pero enseguida promete “ponerle ganas”.

“Se inscribieron unos 580 chicos, pero lo que noto este año, comparado con los anteriores, es que (al CIU) vinieron muchos menos, vinieron 200”, analiza Brizuela. Agrega que el número siempre va variando a medida que avanza el ciclo lectivo: “Acá hay 200. El primer día de clases quizás haya 400, pero a los seis meses quedan 200 de nuevo, y al año quedan cien. Y se reciben diez por año. Desde que comenzó la carrera hubo aproximadamente cincuenta egresados”.

Cerca de la Biblioteca Central, en el corazón de la UNSa, están Belén y Pamela, de 23 y 24 años. Fueron ingresantes hace tiempo, las dos están más cerca de sus títulos que de la primera materia cursada. Belén está en “tercerocuarto” de Geología y cree que sus expectativas iniciales no se están cumpliendo del todo. “Para mí (la facultad) es menos de lo que pensaba. Hay muchas deficiencias. Necesitamos muchos viajes y mucho material para trabajar y no los tenemos. No te capacitás bien”, explica.

Pamela está en quinto de Nutrición y opina de manera similar: “Las prácticas deberían ser mucho antes y las hacemos en tercer año. Y ni siquiera son prácticas donde podés aplicar lo que ya sabés. La carrera está re buena pero somos muchos para la cantidad de personal. En el último año somos unos 200, pero sigue siendo un número grande”.

“No hacemos trabajos fuera de la facultad. La universidad no busca ese vínculo”, dice Pamela. Belén cuenta: “Con el nuevo cambio de plan nos hicieron la práctica profesional asistida. Supuestamente, la universidad tendría que tener convenios con empresas, pero hace seis años que no salen los convenios. Uno tiene que ir a buscarlos por su cuenta”. Agregan que en Geología están egresando unos tres chicos por año. En Nutrición, cinco. “Se alargan mucho los tiempos. Se enquista mucha gente en la universidad. El programa es un problema. En tercer año (de Nutrición) hay diez materias y ocho son anuales”, dice Pamela. Belén calcula que el promedio de Geología es de nueve años y no los cinco estipulados al comienzo.

“Hay pocos horarios disponibles. Hay una sola planta de docentes, mayoritariamente a la mañana. Entonces esta es una carrera apuntada a los que no trabajan. Si vos querés trabajar y estudiar, no podés. Esa es una discusión muy fuerte acá adentro”, dice Brizuela respecto a Comunicación. Junto a ella está Martín Paz, ex estudiante de la carrera y adscripto en el CIU, que explica que faltan espacios para la práctica.

Héctor Vilte es bedel en la UNSa desde hace diez años. En su pequeña oficina cerca del comedor universitario cuenta que además de ubicarse en un lugar nuevo y aprender sus ritmos, los ingresantes buscan toda la ayuda que les pueda dar la universidad: “Preguntan por las becas del comedor. Ahora el boleto es gratuito pero se les dan becas por materias aprobadas. Buscan que la estancia en la universidad sea lo mejor posible. También preguntan por la bibliografía, que se les da en la Biblioteca si no pueden adquirirla. Sobre todo los estudiantes del interior o los que tienen problemas económicos”. Agrega que la Facultad de Económicas siempre es la más numerosa y las ingenierías son las que menos alumnos tienen.

Micaela está en segundo año de la Licenciatura en Economía. Tiene 19 años y es ayudante en el Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas, que dirige la Franja Morada. Literalmente, tiene la camiseta puesta. Un violeta que hace juego con casi todo lo que se ve allí, en los termos y en los folletos. Cuenta que su trabajo con los ingresantes fue de orientación, sin abandonar el adoctrinamiento: “Los orientamos desde el acto de ingreso, que fue el lunes. Les preparamos una guía para el ingresante, con folletos con los horarios, las clases, su comisión. Después, les dimos las cartillas que armamos nosotros. Son de distribución gratuita. Somos una de las pocas facultades que no las cobran. Son dos: una de 81 páginas que tiene Economía, Contabilidad, Administración y Derecho. Y la otra, de 110 páginas, que es de Matemáticas. Les dimos un bolsito con información de fechas, actividades, el plan de estudios, el perfil de cada carrera, los servicios de la UNSa, en qué los podemos ayudar, quiénes somos nosotros, cómo nace la Franja y cuáles son sus derechos”.

Los estudiantes de Económicas cursan el CIU de lunes a viernes durante cuatro horas diarias. “Vienen y te preguntan cómo hacer para inscribirse, la ubicación de las aulas, preguntan cómo será el cursado, los horarios”, cuenta Micaela. Recuerda que en su momento entró a la facultad “súper asustada”, pero ya logró adaptarse. “Ahora mis expectativas son recibirme con buenas notas. Es una buena carrera, los chicos del CEUCE te ayudan”. Agrega que en su facultad egresan unos cuarenta alumnos por año. “Contadores en su mayoría, después los administradores. Licenciados en Economía se reciben dos o tres por año”, aclara.

Como anticipaba Vilte, Económicas lidera el ranking 2015 con mil ingresantes. Y aún pueden ser más, ya que las inscripciones en la universidad cierran recién el 22 de febrero. El 15 de marzo, cuando comiencen las clases de cada carrera, los novatos se mezclarán con los alumnos de años anteriores y buscarán juntos la manera de salir.