El despliegue, en 11 años, de Juan Urtubey Ruiz de los Llanos Mera y sus acólitos ocupó las diversas funciones del Estado provincial, aunque la zanahoria del 82% móvil para jueces, fiscales y demás miembros jerárquicos del Ministerio Público, propició el más grande recambio generacional de funcionarios y magistrados del Poder Judicial y Ministerio Público provincial. (Indalecio Gurruchaga)

Sin dudas que la frutilla del postre del segundo régimen político instaurado a fines de 2007 en ésta dichosa provincia de Salta, resulta ser la imposición del nuevo Fiscal de Corte N°1 de la provincia.

En el primer régimen hegemónico provincial, impuesto por el hoy Senador Nacional Juan Romero Di Gangi, la conversación reservada referida al sometimiento del Poder Judicial local, sus amanuenses críticos le endilgaban, hasta candorosamente para no sufrir escarmientos a la intemperie de la política, que nunca había podido someter a la misma.

Este convivió “democráticamente” con un Fiscal de Corte adversario, exdiputado provincial por la legendaria Unión Cívica Radical. 

Entonces uno se pregunta por qué el actual gobernador teme a un o una fiscal de Corte en principio independiente. 

La creación del Consejo de la Magistratura local, en la reforma constitucional de 1998, tuvo la directa intención política de dejar de lado los dedazos y las acciones cortesanas y hasta humillantes para ser designado juez, fiscal o defensor.

Pero ello abriría la puerta para nuevos gestos de amanuencia y ahora en diferentes niveles, aunque con ciertas exigencias formales.

La constitución formal del Consejo de la Magistratura no fue lo deseable sino lo posible en relación a la composición de las fuerzas políticas de la entonces Convención Constituyente. Así también tuvo la misma impronta en el seno de la Legislatura que sancionó su ley reglamentaria. Las mayorías peronistas construyeron ésta arquitectura.

Si bien a los comienzos pareciera que la institución funcionó de manera decorosa, lo cierto es que está terminando en las hegemonías de casi 24 años de una manera escandalosa…

El sainete sobre lo vergonzoso que fuera el procedimiento de selección de seis cargos de camaristas civiles que fuera judicializado, con acciones fundamentadas hasta por propios miembros de la Corte de Justicia inició este camino decadente y que pareciera que culminará con el pliego del Dr. Eduardo Sylvester en el senado provincial.

Si bien el gobernador sostuvo, en un reciente reportaje televisivo (Pupo a Pupo) del emporio comunicacional de la FM del Carnero, que no tomó decisión alguna al respecto, deslizó una premisa propia de quienes se comienzan a alejar de la lapicera…

A la imperiosa necesidad de desplegar una suerte de mecanismo defensivo fulminante como si fuera el sistema americano conocido como “Guerra de las Galaxias”, es decir una cómoda mayoría unánime de jueces de la Corte de Justicia impuestos por él; el Colegio de Gobierno del Ministerio Público también puesto por él y por las dudas es preciso que el Fiscal de Corte también responda a los mandos naturales y que ello no significa una corporación política propia, sino que, de ser criticado, ello resulta ser un acto hostil de discriminación intolerable.

Así pasa también con su actual secretario general de la gobernación que tiene el desparpajo de ser el alto funcionario del Poder Ejecutivo Provincial —que refrenda los instrumentos legales firmados por el gobernador— y haberse presentado a concurso en el Consejo de la Magistratura nacional para ocupar altos espacios en las cámaras judiciales federales y agraviarse por sentirse discriminado por formar parte del poder hegemónico existente en la provincia de Salta.

En otro orden el llamado Foro de Observación para la Calidad Institucional de Salta – FOCIS, si bien ha expresado sus críticas mediante reportajes a variados de sus integrantes, lo cierto es que no se ha expresado de manera categórica y contundente. 

El instituto de la cooptación es un fantasma que ronda todos los espacios críticos al comienzo… Entre la decadencia, el descaro y la impunidad.