Salta en poco tiempo perdió el Tren a las Nubes y también el Museo del Tren, que funcionaba en la estación. Por viajes constantes el Ministro de Cultura y Turismo no responde.

La gestión de Turismo de Salta es muy buena. Los funcionarios no dejan  de viajar por el mundo, con la excusa de promocionar la provincia como destino turístico.
Mientras tanto en Salta, el destino promocionado, las cosas no andan tan bien.
A decir verdad sin la Virgen del Cerro los números estarían en rojo.
En apenas dos meses la provincia perdió uno de sus principales atractivos, el tren a las nubes y dos espacios culturales importantísimos en la zona de estaion de trenes.
Tragedia griega, cultura y turismo, todo junto en un mismo problema sin respuesta.
En el caso del tren a las nubes el gobierno anuncio en semana santa hará algún viajecito, porque están las elecciones en abril y hay que mostrarse.
No aclaró nadie, si para ese entonces estarán realizadas las inversiones necesarias para no poner en riesgo a 500 turistas.
El gobierno, a través de su ministro, Mariano Ovejero, no ofrece muchas garantías para el mítico ramal C14.
Sin embargo, el funcionario tampoco pudo frenar el avance de la nada ante dos espacios culturas que fueron erradicados por la fuerza en la misma terminal de trenes.
Uno el Centro Cultural Aristene Papi y el otro el Museo del Tren.
En los dos casos se perdieron espacios culturales ganados por iniciativas particulares durante más de una década.
En el caso del Museo del Tren, contaba con la declaración de interés cultural de la ciudad Capital.
Ovejero de viaje por Europa.
El Museo del Tren funcionaba desde el 2002 en la estación de trenes de la ciudad.
Hace dos semanas particulares enviados por una patota de la Unión Ferroviaria.
Cerró las puertas del Museo por la fuerza y desalojó de hecho al mentor de un trabajo trascendental.
José Stauffer, maquinista ferroviario jubilado, fue desalojado sin aviso previo y las piezas que se exhibían fueron arrumbadas en un depósito.
Cada uno de esos tesoros de la historia ferroviaria habían sido rescatados por los mismos trabajadores del ferrocarril, quienes fueron donando sus piezas, luego del paso del menemismo.
Hoy Stauffer (con casi 80 años) pedirá a la Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) que revea la situación.
 El museo construido a pulmón por este hombre tenía entrada libre y gratuita y era conocido por amigos del tren a lo largo del mundo.
Sólo en Salta su cierre no causó indignación.
El director del Museo del Tren pedirá a la ADIF que revea la situación y le restituya las piezas que le fueron donadas y cedidas por escrito por ex ferroviarios y aficionados a los largo de estos 12 años.
Lo más importante es que también que le ceda un espacio para continuar con las actividades del museo.
«Entre las cosas que tenía para mostrar en el museo, habían aparatos de control, exhibidores de boletos, aparatos para vías libre, cuatriciclos, máquinas de escribir, teletipos, equipos de comunicación, cortes de rieles, escritorios de robles, lámparas, cajas de seguridad, escalinata de hierro, un mapa grande de las zonas mecánicas, balanza grande, mesa rodante de chapa, salivaderas, una zorra, carretillas que usaban en esa época con ruedas de hierro», detalló Stauffer.
Desde enero hasta el 16 de octubre el lugar recibió a más de mil visitantes, quienes firmaron el libro de visitas. «En el museo trabajábamos ad honoren, nos interesaba mostrar la historia salteña y sólo se pedía una colaboración a los que entraban, lo que servía para la limpieza y el material que entregábamos», sostuvo.
Ojalá que Ovejero haya vuelto de sus viajes para entonces.