El método anticonceptivo hormonal denominado “implante subdérmico” fue rechazado por la Iglesia salteña a través de un comunicado publicado en la web del arzobispado. Aseguran que el método tendrá por consecuencia una conducta que tiende a «desligarse» de toda responsabilidad por parte del varón.

El método anticonceptivo presentado el ministerio de Salud de la Nación y que empezaría a aplicarse entre octubre y noviembre, fue rechazado por la Iglesia a través de una declaración del Instituto de la Familia y la Vida “Juan Pablo II” de la Universidad Católica de Salta, firmada por su titular Rosa Sacca.

Como se recordará el implante subdérmico es un un método anticonceptivo de nueva generación que se coloca en el brazo de la mujer y que cuenta con un 99% de efectividad durante 3 años y tiene por objetivo prevenir el embarazo en adolescentes y promover el cuidado y la planificación familiar.

Ante ello, el documento católico destaca que el método representa “un obsesivo y pretencioso enfoque de la prevención, en los métodos anticonceptivos por sobre un esfuerzo de fondo para una educación sexual profunda y de largo alcance en los jóvenes, que den prioridad a valores como el respeto por la integralidad de la persona, la maduración afectiva, el crecimiento gradual en el mutuo conocimiento en el noviazgo, la castidad, la donación mutua y la apertura de la vida en el matrimonio, incluyendo la sexualidad en el proyecto de vida”.

Ante ello, y enmarcando el quehacer cotidiano en un contexto de crisis familiar, el documento plantea que la aplicación del método oculta “las verdaderas causas y soluciones de los embarazos adolescentes, entre las que encontramos los graves casos de violación intrafamiliar (…) Estas medidas no ayudan en tal sentido, pues la sensación de seguridad frente al embarazo puede reforzar las condiciones de sometimiento de la joven”.

También hay un argumento clásicamente católico, el método tendrá por consecuencia una conducta que potenciara un “mayor `desligarse` de toda responsabilidad por parte del varón ante la seguridad anticonceptiva permanente que se estaría garantizando a la mujer (…) El implante no sólo desliga a las jóvenes de las pastillas, sino que también parece orientado a desligar a los adultos de los reales problemas de las adolescentes, como desentendiéndose de ellas y dejándolas librada a su suerte”. También se señala que el implante no previene las enfermedades de transmisión sexual y que “El plan trata al ciclo menstrual como patológico durante tres años en edad muy temprana. En realidad, hay que reconocer que, en el único caso en el que se da un fármaco para alterar el funcionamiento de un organismo sano, es con la provisión de anticonceptivos”.