En el contexto de la tercera marcha nacional de Niunamenos que se realiza desde el 2015 el día 3 de junio contra la violencia a la mujer; un grito ahogado en la multitud y la pregunta en el aire: ¿Que hacemos como sociedad para evitar que las mujeres sigan muriendo asesinadas? (Gastón Iñiguez)

Ayer esperábamos una plaza rebosante de gente; siendo un sábado con temperatura agradable, cuando caminábamos hacia el sitio de encuentro pensaba que dos cuadras antes de la plaza Belgrano ya no se podría circular normalmente; al menos esa era mi expectativa.

Previamente había hablado con algunas amigas que para mi sorpresa decían que tenían otras obligaciones o que se les complicaba ir; hablo de gente comprometida que nunca faltó a otras marchas. Con mi compañera no lo dudamos y hasta fuimos con nuestro hijo de un año que se pone contento cuando ve banderas festajando en medio del quilombo de los bombos y los ruidos propios de una marcha.

Creíamos que habría más concurrencia que un miércoles, jueves o viernes pero la realidad mostró otra cosa; grupos aislados por aquí, contingentes que se armaban por allá en un clima tranquilo, casi distendido, con sonrisas pero como si cada persona presente tuviera una nube sobre su cabeza; como si otras cosas también preocuparan…costó arrancar en definitiva; faltó la energía de años anteriores donde las brujas amenazaban con prenderle fuego a esta tierra de machistas y chupasirios; faltaron por ahí los gritos de la previa contra un estado no presente que se lava las manos ante tanta muerte y desidia, en una provincia donde se llegó a contabilizar un femicidio cada diez días en lo que va del año.

Ojo; no quiere decir que no estuvieron presentes, después de empezada la marcha, los alaridos de guerra, los cánticos y los bombos. Cuando se sumaron más y más personas, se bailó, se rió y también se gritó…solo que en esta oportunidad; costó arrancar.

Por ahí por la pachorra del fin de semana; el frío que no ayuda o quizás porque a pesar de todo las mujeres siguen siendo asesinadas y siguen desapareciendo y del aborto no punible ni noticias, capaz que en eso tengamos la culpa también los medios que lo único que hacemos es dar estadísticas de muertes y contar como la mataron/violaron/encontrarondescuartizada, etc. arengando “sin querer” para que otros tipos se sientan avalados y hagan lo mismo.

Capaz nos estamos entumeciendo y cuesta encontrar energías para salir a romper todo cuando este gobierno neoliberal nos rompe la retaguardia todos los días con más pobreza, desempleo y más desigualdad.

Como salir a gritar cuando nuestros gobernantes hacen la vista gorda al machismo instalado en la sociedad y le dan bola a una religión retrógrada solo porque es parte de la tradición. Las mujeres siguen ganando menos que un hombre; siguen siendo abusadas, golpeadas y ninguneadas por los supuestos machos; las mujeres trans siguen sin poder encontrar trabajos que no tengan que ver con el comercio ilícito o la prostitución; las lesbianas siguen ocultándose para darse un beso en la calle y todo esto ¿para que? Para sostener un sistema que necesita de la sumisión de la mujer, que necesita que las mujeres trabajen gratis en la crianza de los hijos/manodeobra y en el cuidado de la casa para que los hombres/manodeobra le den mas horas al patrón; un sistema que se alimenta de mujeres que se sienten culpables mientras cumplen con dobles o triples jornadas laborales y de hombres que se sienten en la obligación de disciplinarlas para no perder su lugar de “hombres”. Para salvar las apariencias y no joder a las pobre viejas que salen con el rosario enroscado; secas por dentro y por fuera, que se horrorizan porque una mujer sale mostrando sus tetas; las tetas que estas mismas viejas portan abajo de incontables capas de ropa, marchitas como marchitas sus creencias y convicciones.

Todo eso protegemos todos nosotros consciente o inconscientemente; a pesar de lo que digamos o escribamos, todos somos responsables de que esa piba haya desparecido o la hayan encontrado muerta; todos tenemos algo que ver porque en algún momento nos chupo un huevo cuando un amigo dijo una barrabasada a una mujer en la calle o festejamos el chiste machista de turno para sentirnos parte de la jauría o encubrimos algún hecho de violencia y nos quedamos en el molde por el que dirán…todos somos responsables cuando renegamos en palabras del machismo pero nos cuesta renunciar a los a los privilegios que nos da el patriarcado.

La marcha tuvo mucha concurrencia al final; casi cuatro cuadras de gente encolumnada tras la misma consigna, muchos niños también marcharon con sus carteles y los partidos políticos de siempre; aunque en esta oportunidad la izquierda radical brilló por su ausencia. No hubieron disturbios ni pintadas en paredes para que después no salgan a decir que pobrecitas las paredes mirá lo que les hacen estas violentas. Ah y los medios presentes le hacían notas a los tipos! Seguimos revolviendo el mismo guiso del machismo aún en una marcha contra la violencia a la mujer; increíble.

Lo mejor fueron algunas bombachas sucias y ensangrentadas colgadas de los árboles, así, sin cartelitos ni nada, como para que se topen de sorpresa con el transeúnte distraído y lo hagan preguntarse e increparse, para que frunza la cara y le de un poquito de asquito y en el fondo se ponga a pensar (quizás) en su simbolismo; las mujeres sangran y no solo cada 28 días…en esta sociedad se desangran todo el tiempo hasta morir.

Nota al pié: Cuando pasa una columna compuesta por mujeres trans y no trans portando la bandera multicolor una mujer-policía con cara torcida, dice bajito pero también como para que la escuchen, “no sé porque hacen esto, es muy violento”…una ironía hecha carne y hueso, en fin, así estamos.