Colonia Santa Rosa es un municipio al borde del abismo. A la escasa producción se suma el desmanejo de su intendente. Una auditoria confirmó el incumplimiento de normas básicas y el uso de discrecional de fondos. Las dejadeces impiden conocer, incluso, la deuda de la comuna y la cantidad y estado de los bienes. (F.P.)

Sobran razones para señalar que Colonia Santa Rosa es un polvorín. Los continuos conflictos salariales que existen en la municipalidad no son un rayo en cielo sereno, más bien expresan el manejo irregular y la debacle económica del municipio.

Cuando el intendente Dardo Quiroga realiza declaraciones a la prensa alega que la crisis se debe a la caída en las regalías petrolíferas y gasíferas, sin embargo nada dice sobre la pésima administración de los fondos que efectúa. Pero como las cosas siempre saltan a luz, basta con darle una mirada a la auditoria efectuada sobre los ejercicios financieros entre 2009 y 2010. Si bien los investigadores advierten algunas limitaciones los datos que aporta el relevamiento son contundentes. Y colocan a Quiroga como un claro responsable del abismo en que se encuentra el departamento del norte provincial.

Para empezar, el relevamiento recalca que el municipio “no aportó el estado del movimiento de fondos y valores operado durante los ejercicios financieros año 2009 y 2010” y señala que no se puso a disposición elementos centrales para analizar las obras Publicas y su Ejecución Presupuestaria como: “a) Pliego de Condiciones, b) Memoria Descriptiva, c) Especificaciones Técnicas, d) Croquis o Planos y e) Cómputos y Presupuesto”. Esto significa que los estudios e investigaciones se tuvieron que realizar sin una documentación fundamental para detectar fehacientemente todas las irregularidades existentes.

A pesar de estos límites, se descubrieron cuestiones básicas que no fueron cumplidas. En ese sentido el informe subraya que “la encargada de Tesorería Municipal que administra los fondos y valores públicos realiza en forma simultánea registraciones en el sistema informático contable, lo que produce una debilidad significativa en el sistema de control interno, ya que lo expresado impide el control por separación de funciones incompatibles (autorización, ejecución, custodia de activos y registración)”. A la vez asegura que “el ente auditado no cuenta con adecuadas medidas de seguridad sobre los fondos y valores que mantiene en su poder”.

Y agrega que “no cuenta con programas formalmente establecidos destinados a lacompras de bienes y servicios (…) no interviene los comprobantes relativos a gastos con un sello -leyenda- “pagado” o similar, a fin de contar con un elemento adicional de control que evite nuevamente su pago (…) Las operaciones correspondientes a la emisión, pago y registración contable de la Orden de Pago son realizadas por una sola persona”.

Aunque esto ya suene alarmante hay mucho más. En las 70 páginas con las que cuenta la auditoria recaen repetidas y pedestres alteraciones: “Respecto de las cuentas bancarias informadas por el ente auditado, para los años 2009 y 2010 se analizaron los cálculos aritméticos, saldos y los cheques no debitados informados en las hojas de trabajo en las que se confeccionaron las conciliaciones mensuales y supertinencia con los mismos conceptos de los extractos bancarios y el Libro Banco”, indica. Al tiempo que sostiene que “las hojas de trabajo en las que se realiza la conciliación mensual de las cuentas bancarias de la Municipalidad carecen de firmas del agente que las confecciona y, en su caso, del responsable de su control”.

Conocer rigurosamente los movimientos económicos de Colonia Santa Rosa es casi imposible al igual que tener una idea sobre a cuánto asciende la deuda real de la comuna. “De la entrevista celebrada con funcionarios de la Municipalidad surge que el ente auditado no confeccionó el estado de la Deuda Pública correspondiente a los ejercicios financieros año 2009 y 2010”. Y paso siguiente el escrito asegura que no se “aportó la documentación que dio origen a la deuda (contratos, facturas, o similares) lo que imposibilitó verificar la fuente documental de la Deuda Pública”. Esto muestra que es imposible realizar una planificación ni un reacomodamiento de pagos si nada se tiene claro.

También se puso la lupa sobre los bienes muebles, que ni siquiera están relevados. Según se indica “no cuentan con un código que posibilite identificarlos, verificar su existencia, ubicación y estado de conservación, con precisión y certeza”. Al respecto se agrega: “No se encuentran implementados los registros necesarios para los cargos y descargos correspondientes a los bienes de la Municipalidad; en otras palabras, los bienes se entregan

sin la correspondiente firma de recepción de conformidad por parte del agente receptor”.

Muchas de las cosas que no son respetadas y que saltan a la palestra ya no llaman la atención. La mayoría de municipios repiten los mismos vicios. Sin embargo, lo que alarma es la falta de represalias para la desidia e impunidad de los intendentes, quienes a pesar de contar con un prontuario negro y seguir acumulando manchas a su gestión continúan en sus cargos sin ninguna reprimenda. Esto lleva a pensar sí las auditorias sirven para algo o son solo un requerimiento formal para que luego nada cambie.