El plantel parece necesitar ayuda divina para salir adelante.

Hay dos tipos de milagros que los jugadores de Juventud Antoniana pueden haber ido a solicitar a la Virgen del Cerro.
Uno, es el de mejor futbolísticamente. Jugar mejor. Pero esto sería raro ya que la fama en torno a la virgen habla de gente con enfermedades terminales que como por arte de magia desaparecen o paralíticos que caminan. Pero nunca se escuchó de muertos que vuelvan a la vida, ni de gente sin talento que, de repente, empiece a dar buenos pases a 50 metros de distancia.
El otro milagro es económico. Se sabe que las arcas del club están destruidas y si hay algo que La Virgen del Cerro ha hecho muy bien es llenar los bolsillos de quienes están en su entorno. Quizá este sí sea un milagro posible para Juventud. Aunque, lo más aconsejable sería rezar menos y votar mejor cuando toque elegir las autoridades del club.