En Salvador Mazza ser empleado público y cobrar es como sacarle una muela a un tigre. El municipio gasta en festivales pero no paga a sus trabajadores; recauda impuestos pero no responde pedidos de informe. Otro episodio más en la comarca fronteriza de Méndez. (N.B.)

En el municipio fronterizo de Salvador Mazza, las cuentas públicas, de públicas no tienen nada. Los reiterados pedidos de informe elevados al intendente por el concejo deliberante pasan de largo sin pena ni gloria. Esta semana pusieron la voz de alerta los integrantes del gabinete psicopedagógico recientemente creado por la ordenanza 05/18. Los cinco profesionales que integran el área acumulan una espera de dos meses sin percibir sus haberes fijados en $30.000 mensuales. Parece poco para un municipio que llegó a adeudar sueldos de los trabajadores del Concejo Deliberante por un lapso de 20 meses. El reclamo de los trabajadores motivó un nuevo pedido de informe por parte de los ediles que, como tantas otras veces, cayó en saco roto.

La creación del gabinete psicopedagógico fue ampliamente difundida y celebrada por el jefe de la comuna Rubén Méndez. Y no es para menos, teniendo en cuenta la escasa o nula actividad pública del intendente en las calles del municipio. Su objetivo, en los papeles, es complementar a las instituciones y mediante sus visitas llegar a sectores más vulnerables de la localidad. Para concretar ese cometido el Concejo Deliberante tuvo que —además de aprobar la ordenanza— «redireccionar fondos» originalmente asignados a dos áreas algo polémicas: «Protocolo» y «Festividades». Este último concepto le permitió al intendente echar mano sobre $660.000 para contratar a «Los Tekis» el año pasado, para la fiesta de la fundación del municipio. El presupuesto total concedía $675.000 para ese ítem, por lo que este año, el intendente tuvo que conformarse con Ángela Leiva y una torta gigante que se repartió entre los vecinos.

Así y todo, el intendente sigue sin responder por qué no se retribuye a los profesionales por su trabajo. ¿No sabe? ¿No le alcanza? ¿No le importa? Además de estas preguntas, los ediles quieren saber cuánto recaudó el municipio en el festival por el septuagésimo primero aniversario de la comuna. Ello en concepto de entradas, bebidas, bingo y otros curros. Todo esto pasaba mientras tenían boyando a los trabajadores municipales.

Primero la familia

La contracara del atraso de pagos a los trabajadores se materializa en el nepotismo extremo que el municipio ostenta. El jefe comunal acomodó alrededor de 23 familiares directos e indirectos en cargos públicos municipales. Hizo de Salvador Mazza la capital provincial del favoritismo. Su hermano Marcos Méndez está al frente de la unidad de cobro, es decir de la recaudación del municipio. Carolina Moreno, su nuera, se desempeña como auxiliar de tesorería. Su sobrino, Nicolás Méndez, se desempeña en igual área, pero por las tardes. Luciana Rodríguez, su cuñada, es la tesorera del municipio. Su exesposa, Viviana Yebara, es la secretaria de la Juventud, y los ejemplos siguen.

El destituido intendente, cuyo destino reposa en la nebulosa judicial, no demuestra ni un ápice de interés por rendir cuentas ante sus conciudadanos. Los ediles, por su parte, elevan pedidos de informe y, una vez desestimados, no se muestran muy entusiastas por insistir en tener respuestas. En la localidad fronteriza, si no se es pariente de Méndez, vaya uno a saber cuándo le pagan.