Diferentes espacios de militancia por los derechos femeninos opinaron sobre las políticas de género de Urtubey a tres años de decretada la emergencia social y a casi dos de la creación de un Observatorio que puso en agenda el rol del llamado feminismo de Estado. (Andrea Sztychmasjter)

Salta se encuentra en Emergencia social por violencia de género desde el 8 de setiembre de 2014 cuando en conferencia de prensa los entonces Ministros de Gobierno, Eduardo Sylvester, la ministra de Derechos Humanos Marianela Cansino, el titular de Salud, Oscar Villa Nougués y la ministra de Justicia, Pamela Calletti, anunciaban que el gobernador Urtubey tomaba esta decisión.

Habían pasado apenas unos días del femicidio de Abigail Antelo en Salvador Mazza, la joven de 17 años que primero estuvo desaparecida y luego su cuerpo fue encontrado en un descampado.  Ese año terminaría con 19 femicidios en Salta y la complicada situación de la provincia en las responsabilidades estatales en torno a la violencia contra las mujeres era conocida por más de 30 mil mujeres que ese año -y a un mes de decretada la Emergencia- participaban del Encuentro Nacional de Mujeres.

Han pasado tres años y hoy a cuatro meses de que termine 2017, aunque varias de las mujeres ya habían denunciado a su agresor, hubo 18 femicidios en Salta. ¿La situación ha mejorado? Está claro que no. ¿De qué manera entonces se percibe que el gobierno provincial “trabaja sobre la problemática” si seguimos contando femicidios de mujeres que habían pedido ayuda al Estado?

Feminismo de Estado

Salteñas de diferentes espacios políticos fueron consultadas sobre el trabajo que viene realizando el Observatorio de Violencia contra las mujeres autodenominado “Rosana Alderete”. El organismo oficial conformado por militantes históricas de los derechos femeninos que en un primer momento fueron muy críticas de las políticas del gobernador, hoy han pasado a formar parte de lo que la teoría feminista denomina “feminismo de Estado”.

Desde fines de los años 90 feministas académicas vienen reflexionando sobre los conceptos de feminismo de Estado, feminismo institucional o feminismo oficial, conociéndose cómo feministas de Estado a las personas que trabajan en estos organismos. Se lo utiliza como una base teórico-metodológica para analizar y/o describir las instituciones creadas para el desarrollo de “políticas de igualdad” hacia las mujeres por los distintos gobiernos.

Algunas teóricas afirman que el desarrollo de instituciones especializadas para las mujeres, en la práctica ha significado una oportunidad para desarrollar la posibilidad escasa, que hasta ahora, han tenido las mujeres para influir en la orientación del cambio político. Otras como Silvia Federici escritora italiana, académica y activista manifestó estar en contra de este tipo de feminismo: “Cuando las mujeres se juntan al Estado, no cambian la política del Estado. Solamente nos dan la ilusión que algo ha pasado. La política no se cambia. Por eso no tengo confianza en las mujeres que son del Estado, tengo confianza en las mujeres que están construyendo desde abajo, desde nuevas formas de organización”.

Lxs principales defensores de este organismo salteño aseguran que los observatorios existen en varias provincias y hasta a nivel nacional, que funcionan como una herramienta útil de capacitación, monitoreo y recomendación (que serían los objetivos, algo que se han encargado de remarcar bien cuando deviene la pregunta sobre lo que se hizo).

Lxs principales detractorxs, en cambio, aseguran que sería solo una “pantalla”, una forma de mostrar que “se está haciendo algo”, y que justamente la captación de mujeres con cierta militancia funciona como forma de silenciamiento. De hecho sus directoras hoy reivindican las políticas de Urtubey que hasta hace poco criticaban.

El interior también existe

La periodista de Campo Quijano, Karina Palluca opinó: “Después de dos años de la creación del Observatorio no vemos un impacto importante en las políticas estatales que impida el crecimiento de las estadísticas. Tenemos más mujeres muertas por año que respuestas concretas. Da la sensación de que fue creado para calmar y poner paños fríos al reclamo, pero el gobierno no pasó al siguiente nivel: no hay más fondos, no hay más programas de contención, no hay más seguridad para las víctimas. Para ser representativo el observatorio tiene que dejar de ser un mero observador. Si bien fue creado para eso, el movimiento de mujeres exige más; porque la situación de la mujer en Salta así lo amerita”.

Para la trabajadora de prensa el Observatorio fue un buen logro en su momento, sin embargo señaló que “muchas mujeres sienten que a fin de cuentas termina avalando la inacción del estado”.

“Y la situación empeora en el interior. Las pocas acciones se han centrado y cerrado en Salta Capital, las mujeres del interior estamos solas. Hay grupos interesantes que se han formado en algunas localidades por necesidad y urgencia, pero no ha sido gracias a ninguna política estatal ni bajo tutela del observatorio. Son mujeres que decidieron cuidarse entre ellas y generar sus propias acciones porque si siguen observando quietas, siguen muriendo”, definió.

¿Y la violencia en los barrios?

Por su parte María, de la Garganta Poderosa, consideró que el observatorio es necesario, que es un primer paso pero que no es suficiente: “Necesitamos más políticas o acciones que complementen esa información que obtenemos del observatorio. En el lugar donde milito, en el barrio en el que estamos con nuestra organización a diario vivimos situaciones en las que las mujeres nos piden ayuda, entonces sentimos que la información de datos la tenemos, nos sirve las capacitaciones que puedan colaborar para saber cómo ayudar, pero seguimos sintiendo la ausencia del estado”.

María se preguntó entonces “¿Cómo enfrentamos esos números tan desalentadores? Y resaltó que “el gobierno no debería conformarse con tener solo el observatorio, porque una política de género es un mucho más amplia”.

¿Y las críticas?

La abogada Antonieta Plaza, señaló que a su entender “el OVG no sólo no ha logrado dar respuesta a la problemática, específicamente colaborando en acercar herramientas a los organismos que las postularon y eligieron a tales fines. Básicamente la falta de preguntas, la falta de indagación en los principales obstáculos que encuentran diariamente las mujeres para llevar adelante una vida sin violencia es palmaria. Esta falta de cuestionamientos al status quo es lo que determina que sigan como están. Esto no puede más que devenir en un organismo que no responde a su objetivo más que para apilar teoría que nunca logró ser tenida como política pública porque la política es acción y lo que menos vimos son acciones o cambios concretos”.

¿Y la prevención?

Finalmente y aclarando que por una falta de espacio no se han reflejado otras voces (ni voces masculinas que serán descriptas en futuras notas), Gabriela Veleizán, del grupo Arpías, señaló que “Lamentablemente a dos años de la creación del Observatorio me parece que no ha brindado las respuestas adecuadas para prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres. Se debería conocer los presupuestos que se destina a cada municipio de la provincia y saber los casos reales de prevención y detección. No ha podido dar una respuesta ni informes al alto porcentaje de femicidios de este año. La verdad que no creo que sea representativo del movimiento de mujeres. Debería haber compañeras de las organizaciones de barrios que están día a día con mujeres en situación de violencia.”