Un reciente informe de la liberal Fundación Mediterránea ubica a Salta entre las provincias argentinas con economías menos complejas o más precarias. Finalmente somos una comarca. (Gonzalo Teruel)

Un reciente informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea describe, por primera vez y como punto de partida para la elaboración de un índice repetible y comparable en el tiempo que direccione las políticas públicas futuras, la “complejidad económica de las provincias argentinas”. Salta, como era de preverse, integra el grupo de provincias argentinas con economías menos complejas, más simples y peor aún más precarias.

Después de numerosas citas intelectuales e intrincados cálculos metodológicos, el documento elaborado por Gerardo Alonso Schwarz estima la Diversidad de Productos por Provincia y la Complejidad Económica Provincial.

El primer indicador (calculó para cada provincia argentina la cantidad de productos exportados con ventajas comparativas a nivel mundial y con valores de exportación superiores a los 50 mil dólares) revela que existe una gran disparidad por provincias, con casos extremos como Buenos Aires que tiene 206 productos con estas características y Formosa con tan sólo 13 productos.

En segundo lugar se destaca un grupo de provincias con más de 50 productos: Santa Fe 77, Córdoba 75, Entre Ríos 64, San Luis 61, Mendoza 60 y Capital Federal 57. Y un tercer grupo compuesto por 12 provincias, entre ellas Salta, se caracteriza por tener entre 21 y 36 productos con ventajas comparativas. Finalmente, un último grupo de 5 provincias tienen menos de 20 productos con ventajas comparativas: Chaco, Catamarca, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Formosa.

En ese listado de Diversidad por Provincias, Salta está por encima de la media y ocupa el octavo lugar. Pero en el de Complejidad Económica (calculó la complejidad de los productos que tienen ventajas comparativas mayor a 1 y exportaciones superiores a los 50 mil dólares) cae muy por debajo de la media y su ubica en el discreto puesto 19 entre 24 jurisdicciones.

La primer diferencia entre uno y otro indicador es que la provincia de Buenos Aires, que exporta una gran cantidad de productos, tiene un Índice de Complejidad Económica menor que la ciudad de Buenos Aires porque los productos que exporta en promedio son menos complejos que aquellos que exporta Capital Federal.

Más allá de esa aclaración se repite el primer grupo de jurisdicciones más complejas conformado por ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba, San Luis, Santa Fe y Mendoza. La diferencia o excepción aquí la constituye Entre Ríos que, si bien exporta una cantidad de productos similares a las provincias de este primer grupo claramente los productos son en promedio menos complejos.

A continuación se ubican un par de grupos adicionales: aquellos con Índice de Complejidad Económica de valor positivo pero menor a 0,2 como Entre Ríos, San Juan, Neuquén, Río Negro y Misiones y aquellos con valor negativo como Tierra del Fuego, Tucumán, La Pampa, La Rioja, Chubut, Santiago del Estero, Jujuy, Salta, Chaco, Catamarca, Corrientes, Formosa y Santa Cruz.

El documento de Alonso Schwarz para la Fundación Mediterránea es económico y también, necesariamente, social y parte de la idea del padre de la clásica economía liberal, Adam Smith, que la división del trabajo es el secreto de la riqueza de las naciones. “Hausmann, Hidalgo y otros reinterpretan el concepto de manera tal que consideran que ‘la división del trabajo es lo que nos permite acceder a una cantidad de conocimiento que ninguno de nosotros podría tener de manera individual’. De esta manera, los mercados y las organizaciones permiten que el conocimiento en poder de algunos pocos alcance a muchos. En otras palabras, nos hacen colectivamente más inteligentes” sintetiza el autor y explica que es posible distinguir entre 2 tipos de conocimiento: el conocimiento explícito y el conocimiento tácito.

“El conocimiento explícito puede ser transferido fácilmente al leer un texto o escuchar una conversación. Si todo el conocimiento tuviese estas características, los países podrían muy rápidamente alcanzar la frontera tecnológica, y las diferencias de ingreso en el mundo serían mucho menores de las que existen hoy en día” amplía y advierte que “el problema reside en que partes cruciales de conocimiento son tácitas y, por lo tanto, difíciles de transferir a las personas”.

“Como es difícil de transferir, el conocimiento tácito es lo que limita el proceso de crecimiento y desarrollo” insiste el especialista de la Fundación Mediterránea y puntualiza que “las diferencias en prosperidad están relacionadas a la cantidad de conocimiento tácito que tiene una sociedad”.

Finalmente, Alonso Schwarz concluye que “la complejidad de una economía está relacionada con la multiplicidad de conocimiento adquirido en la misma”. “Para que una sociedad compleja exista y para que se sostenga a sí misma, la gente que conoce de diseño, marketing, finanzas, tecnologías, administración de recursos humanos, operaciones y legislación comercial debe poder interactuar y combinar sus conocimientos para hacer productos y venderlos. Estos mismos productos no podrían ser elaborados en sociedades que carecen de porciones de este conjunto de capacidades” sentencia.

Estas últimas definiciones son las que explican, tal vez y en un círculo vicioso, los problemas económicos y sociales de la provincia y la región como la primarización productiva, la precariedad laboral y la pobreza extrema evidenciados en las últimas semanas con el conflicto de los bagayeros de Orán en la frontera norte.

El responsable para el NOA del IERAL, Lucas Dapena, explicó que “la complejidad es la fortaleza de una economía”. “Una economía compleja absorbe y soporta cualquier crisis mientras que una economía simple es fácilmente afectada” aseguró y en diálogo con Cuarto Poder lo ejemplificó con el citado caso de Orán.

“Una resolución del gobierno nacional (prohibiendo el ingreso de determinadas mercancías desde Bolivia) provocó una crisis fenomenal en la economía y la sociedad oranense” dijo y puntualizó que “esto es así porque la gente de la zona no tiene, más allá del empleo público, otra posibilidad que dedicarse al comercio informal”.

Lo que falta en la provincia y la región es, de acuerdo al especialista, un “verdadero plan de desarrollo que complejice y diversifique la economía y la haga menos primaria”. “Pero para ello hace falta una decidida intervención pública, no podemos seguir esperando que el empresariado haga inversiones y genere trabajo” planteó y remarcó que el desafío es pasar de una economía informal de subsistencia a una con agregación de valor.

“Un ejemplo a seguir es el de Taiwán dónde el gobierno hizo las inversiones y montó los proyectos productivos, a través de empresas mixtas públicoprivadas, para convertirse en el principal elaborador mundial de algunos bienes de alta tecnología como los televisores y monitores LCD (Liquid Crystal Display) con una economía mucho más compleja y fuerte” recomendó Dapena y sugirió que en el caso de Salta los emprendimientos productivos deben estar vinculados en una primera etapa a la agroindustria. “Es ilógico que no podamos envasar los pimientos y los tomates que se producen en la zona y generar puestos de trabajo y agregado de valor en origen” razonó e insistió que “es hora que el gobierno se dé cuenta que debe ponerse al frente de la modernización de la economía de la provincia y deje de esperar, como en los últimos 20 años, la llegada de inversiones privadas”.