El pasado jueves 24 de agosto se llevó a cabo la primera marcha contra la educación religiosa en las escuelas públicas. La cita fue en la Plazoleta Cuatro Siglos. Unas 200 personas se congregaron para mostrar su disconformidad.(Gastón Iñiguez)

Pasaron las seis de la tarde y todavía no termina de armarse la multitud; algunos miran tímidamente como tratando de buscar algún conocido que no llega mientras se van desplegando las banderas de las agrupaciones de izquierda. Del otro lado, en la plaza, se juntan algunos uniformados que miran expectantes. Minutos antes de las 19 empiezan los cánticos y la marcha da comienzo. Organizaciones sociales, partidos de políticos, grupos de padres y otros autoconvocados se unen bajo un solo lema: que se deje de impartir educación religiosa en las escuelas públicas.

Foto: Gastón Iñiguez

En la primera vuelta a la plaza no pasa nada aunque en la segunda las agrupaciones que encabezan la columna paran frente a la catedral para gritar y  poner nerviosos a los feligreses que asisten en esta época a la novena. Un par de policías sale al cruce gritando y ordenando que “circulen” porque obstruye el tráfico, aunque la verdad, bien se sabe, es otra y que los uniformados están ahí para proteger a las sotanas de un posible «ataque» de los infieles. Unas mujeres vestidas de negro con pecheras bordó e inscripciones religiosas salen de la catedral con caras nerviosas y se quedan paradas como esperando que pase algo. Pasan unos minutos y los manifestantes largan un par de insultos bien justificados hacia la catedral y los hombres de azul, entonces la columna decide moverse.

Foto: Gastón Iñiguez

La marcha va llegando a su cierre cuando un viejo metiche, de esos que nunca faltan, pasa por el medio de la multitud gritando “¡Viva Dios!”; a lo que otro le contesta con un certero “Dios ha muerto”. Una vieja arruga (más) la cara y pregunta en el aire “¿No tendrán nada más que hacer?”, apuntando el veneno al conjunto que pide educación laica para todos. Algunos se ríen y otros respiran aliviados, como si la aparición de estos personajes asegurara el éxito de la movilización; a alguien le jode, lo están viendo pero se quedan en el molde. Ladran Sancho.

Foto: Gastón Iñiguez

Al finalizar las agrupaciones dan el discurso característico haciendo hincapié en la importancia de esta lucha. Desde hace más de dos semanas que se habla del tema mientras se espera el fallo de la corte suprema de justicia. El caso pasó a la órbita nacional dada la inconstitucionalidad de la ley provincial impuesta por el gobernador Urtubey en el año 2008 que obliga a las instituciones educativas a servir de lavadoras de cerebros para la iglesia, obviamente en connivencia con las altas esferas eclesiásticas, directivos, docentes y toda una comunidad tradicionalista cristiana.

Foto: Gastón Iñiguez

Es que muchos se olvidan que no es una cuestión menor; la religión en las escuelas es el principal obstáculo a la hora de impartir educación sexual integral, realizar debates sobre el cuidado del cuerpo o hablar sobre violencia de género. Sin hablar de la discriminación que surge hacia aquellos niños o jóvenes que no profesan la religión católica en tanto es una mentira eso de que la clase de religión es plural e inclusiva. Nada más lejano de la realidad: si no te gusta el dogma cristiano, te vas afuera a dar vueltas en el patio como loco malo.

Foto: Gastón Iñiguez

Del total de la marcha se podía ver que la mayoría eran mujeres y miembros del colectivo LGBT; dos de los grupos más golpeados y segregados por la iglesia católica. Pocos hombres o familias presentes ¿Será que la educación sigue quedando en manos de las mujeres como quiere el patriarcado? Independientemente de lo sucedido en esta primera marcha y de la discusión de fondo hay algo que no se puede negar y es que finalmente los tiempos están cambiando para nuestra querida provincia y este cambio, en verdad, es justo y necesario.

Foto: Gastón Iñiguez