La Justicia reconoció que las aguas del río Arenales se encuentran fuertemente contaminadas. El impacto fue tal, que la Secretaría de Recursos Hídricos, en una semana, pasó de negar la contaminación a admitirla. (Aníbal Roldan)

La confirmación por parte de la Justicia de que las aguas del río Arenales se encuentran fuertemente contaminadas produjo un fuerte impacto. No podía ser de otra manera. Es que en el principal afluente que atraviesa la capital salteña y que desemboca en el dique Cabra Corral se encontraron metales pesados como cobre y zinc en niveles muy por encima de lo permitido.

El resultado confirmó la denuncia que el PO realizó en base a una serie de estudios efectuados por profesionales de la UNSa. Tal fue el peso de la denuncia que empujó al fiscal que interviene en la causa a mandar al Cuerpo de Investigadores Fiscales a corroborar lo expuesto.

Ya con los resultados puestos, Alfredo Fuertes, secretarío de Recursos Hídricos, quien venía negando la situación, tuvo que reconocer el pésimo estado del río. “Tenemos algunos elementos de metales pesados por encima de lo permitido en el río, también lo hemos hecho en un muestreo en el Río Ancho y en el Río Ancho antes de llegar a la primer trinchera, de lo que sería el vertedero San Javier, ya tenemos valores elevados por ejemplo de aluminio“, dijo el secretarío de Recursos Hídricos en declaraciones radiales. El sincericidio, por supuesto, fue inducido por la imposibilidad de ocultar la realidad del Arenales.

Los ocultistas

No sólo Fuertes ocultaba esa situación. También lo hacía Omar Zapata, jefe del Programa de Monitoreo de Contaminantes, quien con las recientes confirmaciones quedó muy mal parado porque sus dichos no resistían el más mínimo análisis.

Zapata había manifestado que los niveles de contaminación del río estaban por debajo de lo permitido por la ley 24.051 y que no existían estudios de la contaminación en el dique Cabra Corral, por lo cual, aseguraba, los que hablaban de contaminación lo hacían sin pruebas señalando que los estudios realizados por la universidad no se habían realizado con los parámetros que establece la ley 24.051, y el Decreto 831/93.

Sus declaraciones no sólo quedaron desmentidas porque el CIF (Cuerpo de Investigadores Fiscales) confirmó que la contaminación en el Arenales supera todos los parámetros de la ley, sino también porque lo que se desprendió de su discurso era sencillamente increíble.

Veamos: afirma que en los estudios que realizó sobre el río Arenales arrojan datos donde se encuentran 0.011 miligramos por litro de Arsénico y 0.002 miligramos por litro de Cinc.

Si observamos que las tablas del Decreto 831/93 están expresadas en µg/l (microgramos por litro), hay que convertir las cifras que se arrojan de miligramos a microgramos, lo que da una concentración de 11 microgramos para el Arsénico, y 2 microgramos para el Cinc: ¿cómo puede calcular 2 microgramos de Cinc, cuando al CIF, el mismo elemento le da 500 microgramos por litro?

Para el caso del Cinc, el Decreto 831/93 establece un parámetro de 30 microgramos por litro, para proteger la vida acuática; 50 microgramos por litro, para la bebida del ganado; y 2000 microgramos por litro, para el agua para irrigación.

Según Omar Zapata, las aguas del río Arenales no habían sido agredidas y más bien, siempre siguiendo sus dichos, serían una maravilla digna de darse un chapuzón o un buen lugar para pescar. Zapata, ahora con la confirmación de la justicia, tendría que tener cuidado de sacar un pescado con tres ojos.

La tesis

Hay una tesis muy importante pero poco difundida. Se trata del trabajo de Laura Lamas, quien se doctoró en biología en el año 2016 con una investigación sobre la contaminación de los sedimentos del dique Cabra Corral.

En el voluminoso estudio la estudiosa explicó que en la zona de la Maroma se encontraron 168.78 microgramos de Cinc, 44.7 de Cobre; 0.5 de Mercurío; y, 0.85 de Cadmio. Todos estos valores indican contaminación, proveniente del afluente Arias-Arenales. Lamas tomo como valores de referencia los de las CCMA (Canadian Council of Ministers of the Environment), que son los mismos valores que fija el decreto 831/93.

La importancia de esta tesis es que explica cómo los metales pesados van asentándose a lo largo del río, por lo cual, se los encuentran en los sedimentos, que evitan que la contaminación llegue directamente al dique, aunque igualmente, por la acumulación de años, ya se contaminó.

Esta tesis más las sobradas pruebas presentadas por estudiosos y los concejales de izquierda son inobjetables. Se deben tomar medidas urgentes. Ya todos lo dicen.