Ante la inminente suba del boleto y el fraccionamiento del beneficio gratuito, desde el ministerio de Inseguridad temen una oleada de violencia contra choferes y unidades de SAETA. Qué dicen los expertos.

Llega fin de año, y los ánimos están caldeados. El inconformismo se observa en las calles y en los rostros de la gente, que con cara de ojete arma sus árboles de navidad. Y se pronostica aún más mal humor para recibir el año nuevo.

Consultados por El Polichombi, los expertos en conflictología, esoterismo y chacinado no dudan en asegurar: “En menos de un mes se pudre todo”.

Francisco G. Rodríguez Lamela, urosociólogo reconocido de la universidad de La Chorranza, comentó: “Lo más seguro es que a más de uno se le chifle el moño y salga a cortar dedos de colectiveros o que cague a pedradas a los bondis que pasen por su cuadra. Es eso o gastarse el aguinaldo en cohetes de mierda de monterrichele. De todas maneras el gobierno te hurga el hoyo. Así que mejor desquitarse con algo”.

El temor si bien no ha sido manifestado públicamente por ninguno de los choferes consultados por este medio, está patente en el aire. Además hace mucho calor, y como ya lo confirmaron los expertos en pelopinchología de universidad de Jarbar: “mientras más calor hace, más trastornada se pone la gente”. Y en el mismo orden de cosas, meteorólogos y climatólogos consultados aseveraron que el verano “se viene picante y va a llover menos que meo de vieja con cistitis”.

La conclusión a la que han llegado los expertos a su vez consultados por el gobierno salteño y en particular por el ministerio de Inseguridad local, concuerda con el clima de violencia latente que se desarrolla a lo largo y ancho del país: “Se va todo al carajo”, reafirmaron por lo bajo las fuentes confidenciales consultadas.

Lo cierto es que el pánico ante la inminente posibilidad de que las primeras manifestaciones de violencia se den en el interior de las unidades de la principal empresa de transporte urbano de los salteños, ha alertado a la autoridades que prometieron mayores controles, repartir guantes blindados a los choferes y monitorear con policías sacándose selfies navideñas en caso de que las unidades no cuenten con cámaras de seguridad.

“Nos comprometemos a resguardar el viaje de los salteños y ante cualquier movimiento sospechoso los oficiales a bordo tienen la orden de controlar la situación sin escatimar medios”, aseguraron desde el ministerio de Inseguridad: “la mano dura que nos caracteriza no se ablandará ni por la llegada del niño Dios”, comentó el ministro Kaetano Oliver Atom.