Vive en el Barrio Primera Junta en un colectivo recuperado como vivienda. Maestra, peluquera, costurera y trabajadora incansable en uno de los barrios más marginados de Salta,  Perla es una mujer trans que lucha por la igualdad social y la inclusión. (Gastón Iñiguez)

El barrio Primera Junta se encuentra al este de la ciudad de Salta, relativamente cerca del centro, pero a la vez muy alejado del ideal de urbanización; manzanas enormes rodeadas por calles de tierra, obras públicas sin terminar y mucha desidia. A la vista queda la falta de respuestas de las autoridades que se resisten a integrar zonas que antes fueran tildadas de asentamientos pero que ahora son parte de la fisonomía local.

Foto: Gastón Iñiguez
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Perla no dice la edad que tiene pero anda rondando los cuarentipico y es oriunda de Córdoba, donde todavía tiene familia. Luce un vestido gris y una notoria cruz le cuelga del cuello. Perla es el nombre que ella decidió portar y ya ni se acuerda de cómo figuraba en su partida de nacimiento. Ella es una mujer trans que lleva al barrio la militancia de género y se carga al hombro la tarea de acompañar a los jóvenes de la zona para que puedan terminar sus estudios.

Foto: Gastón Iñiguez
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Cuando fuimos a visitarla la idea era hablar con ella y que nos contara sobre la labor que lleva adelante en el barrio, tratando de aportar su granito de arena; cuando digo “fuimos” me refiero a que este redactor también llegó acompañado de otros periodistas que buscaban hablar con ella y llevarse una parte del relato; como un contingente de turistas que se internan en la selva y de pronto se encuentran con un poblador originario para comenzar a preguntarle por qué vive como vive pero sin entender muy bien la respuesta.

Perla nos recibe literalmente con brazos abiertos; nos ofrece sentarnos ante una mesa circular que tiene en el improvisado “Salón de Belleza” del patio de entrada y nos envuelve en una nube de palabras y frases barrocas que harían competencia con la verborragia de Víctor Hugo Morales.

Foto: Gastón Iñiguez
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Se nota por su manera de expresarse que es una gran lectora y una mirada rápida al interior del colectivo revela pilas y pilas de libros que se confunden en una maraña de telas y bolsas de ropa que ella arregla para la gente del barrio.

Mientas nos cuenta un poco de su vida nos cita cada tanto, cual predicadora, extractos y pasajes de algún apóstol. Resulta irónico pensar que Perla profese la religión cristiana con tanta devoción aún a sabiendas que prácticamente ningún cura la aceptaría feliz en una ceremonia de domingo o que el “dios” de su sagrado libro no la miraría con buenos ojos.

Foto: Gastón Iñiguez
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A pesar de todo, Perla siente respeto por la religión de la mitad más uno y nos aclara que para “Él” todos somos iguales. Evidentemente sus representantes terrenales se fueron olvidando de esto con el paso del tiempo.

La vida de Perla es sencilla, su casa precaria y apenas si tiene una letrina que usa de baño. El colectivo que hace de casa es cálido a pesar de la falta de espacio y su cocina está en el mismo patio donde nos recibe; cualquiera diría que vive con poco y así es pero no necesita mucho más. Perla es feliz dando clases particulares de matemáticas, lengua, física, química y catequesis; es una maestra de vocación, de esas que ya no vienen o son difíciles de encontrar, si su vida fuera otra hoy sería directora de alguna escuela o una profesora de esas con años de docencia, curtida por su paso a través de incontables aulas.

Para sacar unos mangos extra hace de todo un poco, trabajos de costura, reparación de computadoras y peluquería; nos cuenta que tiene muchos clientes hombres que van para cortarse el pelo o taparse las canas. En el barrio todos la respetan, para muchos ella es la Señora Perla o la “Seño” Perla como le dicen cariñosamente los chicos que van a sus clases.

Foto: Gastón Iñiguez
Foto: Gastón Iñiguez

Perla participa activamente por la conquista de los derechos del colectivo LGBT en Salta y siempre se la verá en las marchas sosteniendo un cartel o aprovechando su don para la elocuencia hablando ante las cámaras de algún canal.

Mucha gente que la conoce la ayuda con lo que puede y hasta recibió donaciones de libros del anterior gobierno destinadas a fortalecer su desempeño como educadora.

Foto: Gastón Iñiguez
Foto: Gastón Iñiguez

Somos cuatro personas escuchándola atentamente y al momento de partir nos vamos con la sensación de que nos han dado una lección de vida.

Perla es un ejemplo de mujer luchadora, incansable, llena de contrastes, que tiene mucho para decir y para enseñar sobre lo que significa vivir en comunidad y cuidar del prójimo.