Confirmando los temores de los que apelan a la razonabilidad, la ministra Pamela Calletti fue a la marcha convocada por la Mesa Provincial NiUnaMenos. Su presencia fue tomada por una provocación y fue hostigada por manifestantes.

Primero fue increpada a metros de la Plazoleta 4 Siglos lo que obligó a que se resguardara en el cabildo para ser abordada por varios periodistas que le consultaban sino consideraba que estaba protagonizando una provocación.

Cuando la funcionaria señalada como la responsable del fracaso de las políticas de género en la provincia insistía en su derecho a marchar prescindiendo del sentido común que indicaba que lo mejor para todos era no hacerlo, persistió en su actitud y otros incidentes se repitieron ya por Santiago del Estero y calle Zuviría en donde las cosas se pusieron aún más tensas.

No por la vanidad de la funcionaria sino por su obstinación. Y es que si lo primero supone la sobreactuación de ciertas conductas para tratar de ganarse un reconocimiento que Pamela nunca tuvo y evidentemente nunca tendrá; la obstinación es la persistencia de esas mismas conductas para satisfacer el capricho personal.