Tiene 52 años, es lesbiana; militante por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito; partidaria de sacar la patria potestad a los femicidas. Fabiana es la primera “feminista del campo popular” que accede a este cargo con la peculiaridad de hacerlo en un gobierno de claro corte liberal.

Una sinestesia. Casi una contradicción a la que tendrá que sobrevivir. Pero hay algo que subyace a este conjunto de emociones encontradas. Una feminista sabe que históricamente el gran movimiento de mujeres remó contracorriente. También que hay que aprovechar los pequeños espacios que ofrece la política y que -en términos generales- hay que apoyar a las compañeras que llegan al poder si tienen la agenda de género en alto, sin importar si está en este partido político o en aquel.

Aun así, su llegada al nuevo gobierno, generó un enorme debate al interior del movimiento. Tener como bandera la agenda de temas de género, hoy, significa también reconocer que los derechos humanos están interrelacionados y que si se afecta uno se afectan los restantes. Pero ¿cómo transitó esta situación la actual presidenta del Concejo Nacional de las Mujeres?. Esto le cuenta a CIC:

“La realidad es que no era fácil decir que no a la propuesta de hacerme cargo del Consejo Nacional de las Mujeres. Tanto pelear por política pública desde afuera, tanto reclamar acciones integrales, sustantivas y necesarias para las mujeres. Lo primero que vi fue la oportunidad, pero también el desafío. Pensé en Virginia Franganillo, la primera Presidenta pero también la última feminista que había dirigido el Consejo. Y cuando con la Ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, luego de una larga reunión analizamos en profundidad la situación de las mujeres en nuestro país y todas las políticas públicas pendientes, se acabaron las dudas y empezó el trabajo”.

Un desafío. Y un desafío que requiere del acompañamiento de organizaciones de mujeres porque es imposible construir sin esa red de sostén. Los primeros días de formación de su equipo se sumaron las que considera sus “compañeras de lucha”. Militantes. Y en diciembre de 2015, mostró los primeros trazos del nuevo Consejo.

El recorrido de su ONG puede ser un buen mapa para intuir el diseño de una gestión que nace en una atmósfera colectiva compleja, en la que un gobierno nace a puro DNU, pisoteando derechos conquistados, en el que no abundan las mujeres, y que dictó medidas que favorecen claramente a los sectores menos populares del país.

En el recorrido de Fabiana Túñez, las claves fueron el trabajo interdisciplinar, con fuerte acento en la transformación cultural y las prácticas políticas típicas del feminismo. Su Casa del Encuentro devino también en Centro de Asistencia Orientación y Prevención Integral en Violencia Sexista y Trata de personas, en el que dan asistencia y orientación psicológica, legal y social en forma gratuita a familiares y víctimas de violencia de género y trata de persona.

Ella fue parte importante en la organización de la masiva movilización del 3 de junio, después de que se instaló la consigna #Niunamenos. Allí seguramente fue detectada por la administración porteña. A pocos días de asumir, convocó a unas 60 organizaciones de la sociedad y activistas mayormente de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), para presentar sus lineamientos y pedir acompañamiento a su gestión. Muchas de las convocadas fueron organizaciones que luego del 3 de junio elaboraron un Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y que cuestionaba al organismo y a su conducción.

Articular. Jerarquizar. Ordenar. Construir, fueron las palabras claves del encuentro que no estuvo exento de realismo: “De todos esos sueños, algunos se podrán concretar”.

Túñez explica que ya trabaja en la actualización de la línea 144, para que sea un instrumento que sirva para relevar mayor cantidad de datos y elaborar un informe anual, que permita ver avances. También pondrá energías en las casas refugio cuya construcción estaban proyectadas. Además, afirma que se va a llevar adelante un “trabajo interministerial” y que se va a trabajar con otros sectores como la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y sindicatos. Anuncia que durante lo que resta del verano el Consejo trabajará en el diseño del Plan Integral contra la Violencia de Género junto a las organizaciones sociales: “Las vamos a convocar a todas -dice-, incluidas las provincias mediante el formato de Consejo Federal. Las provincias nos están reclamando una mayor fluidez en cuanto a la comunicación, en cuanto a los problemas que las provincias y las localidades tienen”.

“En esta primera etapa nos vamos a dedicar con exclusividad a tratar de que la 26.485 se cumpla”, declara Fabiana Tuñez, quien depende directamente de la Ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley, Ministerio encargado de la aplicación de esa Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres.

Esa norma, así como los tipos y modos de violencias contra la mujer, la obligarán a pronunciarse con mayor o menor energía, en distintos planos. Quizá uno de los más complejos es el de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos (DSyDR). Los rumores de que el actual gobierno haría desaparecer el Programa de DSyDR, los despidos que ocurrieron las últimas semanas en el mismo; y el posicionamiento de Túñez en relación al derecho al aborto legal, tensarán la cuerda.

Seguramente el orden de lo material despejará lo que el gobierno pretende de esta funcionaria. Su primer objetivo de trabajo es claro, pero lo que no está claro es con qué presupuesto contará la flamante funcionaria para hacerlo realidad. Un histórico cuello de botella en las denominadas “áreas mujer”.

“Hoy tenemos definiciones muy claras del Presidente de la Nación respecto de la erradicación de la violencia de género, que es considerada como política de Estado. Esa es mi prioridad, contribuir a que no haya más femicidios en Argentina, poner el cuerpo para que las mujeres del país (desde Tolhuin, Tierra del Fuego, hasta Orán, Salta) tengan dónde recurrir en caso de sufrir violencia, cualquier tipo de violencia tal y como establece la Ley 26.485”, responde a CIC.

¿Cómo hacer frente a las exigencias de recursos que requieren esas políticas? Túñez detalla que durante febrero contará con precisiones de orden presupuestario, mes en el que además comenzará un recorrido por las distintas provincias del país, una vez que le autoricen los fondos correspondientes.

 

En relación al contenido de su tarea, contesta a CIC con las prioridades que estableció en el Consejo. Su propia agenda:

 

“En términos de acciones concretas, el puesto número uno en mi lista de tareas es el diseño del Plan Nacional de Acción, Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres como primer escalón para seguir avanzando. No tener un plan implica no tener un diseño integral, transversal, interdisciplinario y federal de la problemática. Lo presentaremos en marzo o abril, luego discutiremos con las provincias la implementación y el presupuesto necesario. Los ejes principales del plan están dados por la atención directa e integral a las víctimas, la prevención y la educación. Vamos a trabajar articuladamente con todos los Ministerios, en consulta con la sociedad civil, para diseñar el mejor plan posible.”

 

Sus respuestas están despojadas de historia. No hay una sola mención a las conquistas hasta el presente, incluidas la serie de las “26 mil”, modo de aludir a las leyes que fueron sancionadas con posterioridad al 2002 y que fueron consideradas enormes avances para las mujeres. Leyes que cambiaron paradigmas y que -poco a poco- van cambiando prácticas y cultura.

Tunúez elige hablar para delante. No expresa igual solidaridad con compañeras que dieron la lucha en el pasado. Esa situación le restó apoyos de muchas mujeres que si bien tienen claro que “es mejor que esté allí una feminista que una mujer del Opus Dei”, no le dieron un cheque en blanco a la nueva Presidenta. Puede ser su estrategia. El tiempo dirá. Y la historia, la historia hará lo propio.

La necesaria mirada federal

CIC: Vemos desde el interior que nos queda lejos esa mesa ampliada que suele proponerse para trabajar articuladamente en CABA ¿Cómo pensás el interior?, ¿cómo se definirá tu relación con el interior? No sólo se trata de generar espacios de encuentro sino de abordar situaciones, a veces, muy distintas a las que ocurren en Capital y provincia de Buenos Aires. Por otra parte, los Consejos que sirvieron para articular con provincias no siempre son representativos, ni expresiones de lo que realmente ocurre en las ciudades de cada provincia.

 

FT: Tengo una visión claramente federal de la gestión. Quiero un Consejo de Puertas Abiertas al diálogo, al intercambio y a la articulación con todos los sectores, integrado a la sociedad. Vengo teniendo reuniones periódicas con representantes de distintas provincias (tanto a nivel gubernamental como sociedad civil). De hecho a fines de enero me reuní con una integrante de la Red de Géneros de Bariloche. Asimismo, estamos convocando al Consejo Federal de las Mujeres para el próximo 12 de febrero. Allí nos reuniremos con las consejeras de cada provincia para presentar las prioridades de nuestra gestión, pero principalmente para escuchar sus necesidades, problemáticas y demandas. Tengo muy en claro que tenemos un país muy diverso y heterogéneo en términos de recursos. No es lo mismo ser víctima de violencia para una mujer de la capital de una provincia  que del interior. Mi tarea como Presidenta del Consejo es trabajar todos los días para igualar las oportunidades de todas.

fuente: revistacic