Descendió los 50 metros hasta el fondo del jagüel donde podría haber restos del trabajador rural salteño desaparecido desde el 2011. Extrajo 4 caños galvanizados de 8 metros para que pueda operar la campana traída especialmente para retirar residuos del pozo.

La bajada al jagüel para buscar a Daniel Solano, en un campo distante a 27 kilómetros de Choele Choel, ha estado cargada de matices.

Desde que el pasado jueves comenzaron las operaciones, hubo que superar muchos problemas para llegar hasta el fondo del profundo pozo.

De hecho, hasta ayer a la mañana poco y nada se había podido sacar de ese sitio que parece resistirse a entregar lo que tiene en su interior. El domingo, tras varios intentos fallidos, se decidió bajar Guillermo Rafael Tufiño, un ex minero de origen salteño. Ayer volvió a repetir la maniobra nada más y nada menos que ocho veces. Su valeroso aporte comenzó a echar luz sobre lo que hay en el fondo del pozo. Sacó 4 caños galvanizados de 8 metros para liberar el camino a una máquina que retirará tierra del fondo del pozo para buscar restos humanos.

Fue una jornada agobiante. La temperatura rozó los 39 grandes, mientras que un viento incesante levantaba asfixiantes nubes de tierra. En el lugar, hay pocos lugares con sombra y el agua que se acumulaba en un gran tanque australiano se convertía en una tentación inalcanzable.

Mientras se esperaba la llegada de una herramienta para perforar en el pozo, Tufiño volvió a descender. Ahora lo hizo con un balde y una pala y logró sacar algo de material, que rápidamente comenzó a ser analizado por el grupo de cuatro antropólogas forenses.

El rol de este trabajador rural y ex minero se convirtió en fundamental. Llegó a la zona del Valle Medio hace diez años atrás atraído, como miles de otros trabajadores, por las posibilidades de trabajo que se encontraba en los establecimientos productivos de la comarca. Pero, también sufrió malos tratos en esos trabajos.

Contó cómo un capataz lo discriminó por su origen y él tiró el recolector “por las patas y me vine” relató. Tufiño es el hombre del que todos hablan en la zona del Valle Medio.

“Vine a trabajar a una empresa de la zona y después conocí a una chica, y ya me quedé. La zona me ha tratado bien, es mucho más tranquilo que Salta. Yo allá vivía en ciudades más grandes. Acá es más tranquilo. Tengo hijos, pero en Salta”, remarcó el hombre.

“Hago la temporada de raleo y poda en distintas chacras. Yo trabaje en la minera “Santa Cruz”, allá en Chubut, en el proyecto “San José”. Sacábamos oro y plata. Tengo cursos de explosivos, y de de seguridad e higiene. Ahí trabaje bajo tierra 1500, 1800 metros bajo tierra. Ya tenía la experiencia. Iba a bajar hace mucho, pero según Sergio (por el abogado Sergio Heredia) en el 2015 no querían que bajemos, porque era peligroso”, sostuvo.

“Esta medio complicado porque hay fierros agarrados a la pared, fierros sueltos. Y eso lo van a tener que cortar con la amoledora, para poder bajar la campana. Así poder sacar lo que haya adentro” agregó

Al ser consultado sobre ¿Qué sabías del caso Solano?

“Sabía bastante. Sabía bastante del caso Solano. Desde el principio me intereso el caso”.

Orgulloso de sus hijos

Tufiño habla orgulloso de sus hijos. “Tengo 4 hijos en Salta, 3 varones y una nena. El año pasado anduvo uno de ellos visitándome. La nena ya tiene 20 años y esta estudiando enfermería”.

“Yo era arbitro en Salta, en la liga del Bermejo. Y como acá necesitaban, me anoté y comencé a dirigir. Es un trabajo que a nadie le gustaría porque te putean a cada rato”.

“Esta complicado porque hay fierros agarrados a la pared. Y eso lo van a tener que cortar con la moladora, para poder bajar la campana y sacar lo que haya adentro”.
Guillermo Rafael Tufiño,
el minero salteño
que bajó al jaguel.
La gran duda: ¿por qué no se resguardó el lugar?
En agosto del 2015, se desarrolló lo que se conoce como la segunda pericia en el jagüel del campo “La Manuela” en Choele Choel. En ese momento, la medida judicial se centró en realizar tomas fotográficas y filmaciones, tanto afuera como en el interior del pozo. A más de tres años y medio de esa acción, la nueva pericia, que comenzó el jueves pasado llena de incógnitas sobre el accionar de la justicia.
La primera de estas dudas, tras el descenso de Rafael Tufiño, es por qué no se habilitó la bajada en ese momento, tal cual lo había propuesto la querella. Ese día, los abogados llegaron al lugar junto con un jaguelero, que estaba dispuesto a bajar.
Pero, la decisión del entonces juez penal, Guillermo Martínez Vivot y del fiscal, Guillemo Bodrato fue no hacer lugar al pedido dado que se argumentó que existía peligro.
Por otra parte, una de las dudas que más ha sobrevolado el lugar, entre abogados, vecinos, y curiosos ha sido por qué no se preservó el sitio. Si era considerado de vital importancia para la causa, por las posibles pruebas que se pudieran encontrar, sólo se le dejó unas precarias maderas y chapas cubriéndolo.