La construcción de “mujeres decorativas”, al mando del único control que parecerían manejar bien, el de la tele.

Compartimos parte de una nota publicada en el suplemento de Página 12 titulada “La complementaria. Isabel Macedo”, a propósito del romance del gobernador Urtubey con la actriz Isabel Macedo, cuando éste recién se daba a conocer:

Parte de este tejido de alegría que incluye pasiones aguadas y que gusta de cruces entre la política y la farándula, dibujó un nuevo corazón en el aire con el noviazgo del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, y la actriz Isabel Macedo. Ella, siempre espléndida, impecable a los 39 como insisten los medios todos los veranos en que da saltitos en las olas de José Ignacio dejando afuera del agua su cola dura y aterciopelada, había rezado mucho por encontrarlo, confesó. El, gobernador de una de las provincias más conservadoras de la Argentina desde 2007, ultra católico y parte de esa “oposición responsable” que gusta del panqueque, dijo que ella es “de otro mundo”. Juntos, hacen ese tipo de parejas que la revista Noticias insiste en poner en el centro, ahora bajo el concepto de “mujeres decorativas” o como figuras que hacen de contracara perfecta a las que bajo el mandato de Cristina Kirchner y encarnando en ella su mejor arquetipo, eran “taaaaan politizadas”. De dónde sino de allí salió la palabra “yegua” para invocar a la Presidenta, la bruja que había que quemar en la hoguera y la bipolar que tenía que ser medicada de urgencia.

Macedo forma parte de esa escena que Macri y Awada lideran y que refuerza el relato romántico que siempre tiene una chica buena (que además tiene que estar buena) que reza por el amor porque el amor es lo único que importa (a las mujeres) y que deja todo por complacer a ese hombre que acompaña y admira con tal de alejarse de esa loca, vieja y deshabitada representante de la locura que es la mujer sola. Gobierno conservador, mujeres a casa, militantes a la cucha, y la alfombra roja bien limpia de trabajadores para mostrar el brillo de cartón que tiene la felicidad cuando se actúa.