Después de que se conociera mediáticamente que el Consejo de la Magistratura había agregado como conjuez a uno de los implicados en la causa que tiene como protagonista a Raúl Reynoso, la Corte de Justicia resolvió removerlo. La cultura política del “si pasa, pasa”. (Franco Hessling)

Desde que Cambiemos recayó en la Casa Rosada las marchas y contramarchas de los dos primeros años fueron leídas, por los analistas más presurosos, como ineptitud. También se las interpretó como la política del “si pasa, pasa”. Anuncios como los recortes en las pensiones a discapacitados o los aumentos en el precio del vino son sólo dos recientes ejemplos de prueba y error que ensayó el Gobierno de la Nación. La línea neoliberal se topa con contrapesos que le imponen remisión, como las luchas sociales o ciertas leyes del parlamento, aunque el presidente Mauricio Macri insiste con su plan. Los intentos de ajuste o impunidad que finalmente quedaron truncos, con montajes de disculpas oficialistas, perviven en la agenda gubernamental. Lo que aquí nos importa es ese tesón por introducir atrocidades institucionales con la lógica del “si pasa, pasa”, irradiada desde Plaza de Mayo como tónica de la cultura política de estos días.

En esa perspectiva se ubica lo recientemente sucedido en Salta con el abogado Arsenio Eladio Gaona, quien este año fue enlistado como conjuez y, tras las acusaciones mediáticas sobre su incompatibilidad, fue removido de la nómina por la Corte de Justicia. El menudo prontuario de Gaona carga con acusaciones que se remontan a prácticamente una década, cuando se lo signó como cobrador de sobornos a cambio de intermediar en causas de narcotraficantes. Aquellas denuncias cobraron mayor fuerza con las exposiciones de los fiscales Diego Iglesias y Eduardo Villalba en la causa del ex juez federal de Orán, Raúl Reynoso. Por más insólito que parezca, Gaona fue asignado enrolado como conjuez estando imputado en el rimbombante proceso que por estos días celebra su juicio.

La Justicia salteña, en connivencia con el Senado y el Ejecutivo, colocó a Gaona en la lista de conjueces, omitiendo todo prurito moral en sus criterios para seleccionar a posibles magistrados. El Consejo de la Magistratura pudo reprimirse de postularlo no sólo por su imputación en el caso Reynoso y sus denuncias anteriores en el mismo sentido, sino también por su falta de trayectoria en el Poder Judicial, la lista se confeccionó incluyendo a abogados particulares matriculados. Cuando se conoció públicamente la lista, en ocasión de otras actividades de los cortesanos, Abel Cornejo fue consultado sobre el asunto. Adujo desconocimiento y se comprometió a revisar el asunto. Así es que en las últimas semanas la Corte de Justicia emitió la Acordada 12.505 donde dejó sin efecto la inclusión del presunto colaborador de Reynoso en la cadena de retornos espurios para liberar narcos.

Por estos días transcurre el juicio de dicha causa, ya en un estado avanzado de audiencias. Gaona está señalado como uno de los abogados particulares que intermediaba ante las familias de los imputados para ofrecerles que pagaran coimas a favor de atemperar condenas o directamente archivar causas. Quien se ocupaba de esto último, por supuesto, habría sido el propio magistrado Reynoso.

Integrar la lista de conjueces implicaba que Gaona, con semejantes antecedentes y en medio de un juicio en su contra, podía ser elegido como magistrado subrogante ante el surgimiento de alguna vacante. El hecho hubiese pasado desapercibido si no se lo rescataba de los arcanos administrativos y se lo traducía en denuncia periodística. El “si pasa, pasa”, esta vez terminó sin pasar, aunque no sería de extrañar que otra situación similar ocurra en los meses siguientes, pues con la misma lógica de Cambiemos en el plano nacional, la cultura política de arriesgar a sembrar impunidad haciéndola pasar desapercibida puede tener contramarchas, aunque nunca cambia de línea. De hecho el propio gobernador hizo gala de dichos envites en los últimos años: sugirió la creación de la Policía de Investigación que tras ser denunciada como fuerza con visos dictatoriales se paralizó, y propuso una Reforma Judicial para perpetuar a los cortesanos que detuvo tras la contundente derrota electoral de hace un par de semanas.

Con la misma impavidez que el personaje satírico de Peter Capusotto, Juan Domingo Perdón, las apuestas a colar decisiones antipopulares que si son descubiertas se presentan como errores se ha vuelto una constante. La cultura política de la inmoralidad.