Una anciana asegura que la virgen se le apareció en la casa, le dio de tomar un té bendecido que la desmayó y para cuando despertó le habían desvalijado el rancho. No le quedó ni la fe.

A doña Amada Hurticaria vda. de Reynoso no le dejaron ni el tapete del baño en su pequeño monoambiente en un popular barrio de zona sur.

Hasta ahora nadie se puso de acuerdo para caratular este extraño suceso y las opciones van desde el robo agravado por santidad hasta el intento virginal de asesinato por envenenamiento.

La información a la que accedimos gracias a nuestras confiables fuentes confidenciales, dice que a esta octogenaria, según su propia declaración, se le apareció la virgen María, y tras tocar su puerta el pasado martes a las 17:30 horas aproximadamente ingresó al domicilio entre las lágrimas y venias de doña Amada, quien creyó haber sido bendecida con la visita de la madre de nuestro señor Jesucristo, a quien le permitió que pasara con toda la confianza del mundo sin pensar en lo que ello implicaba. La fe es ciega, dicen los que saben, y en este caso, así fue. Cegada por el amor a María, terminó sin pertenencias.

Como era la hora del té, la dueña de casa asegura que la virgen le pidió tomarse una tacita y pidió otra que bendijo antes de dársela a doña Amada, quien luego de eso aseguró no recordar nada. Cuando despertó tras un letargo que atribuyó al té bendito, se dio con que le habían dejado la casa vacía.

Vecinos del lugar aseguran que vieron cómo tres sujetos, uno de ellos de tez morena, y otros dos con rasgos orientales, cargaban muebles a un camión flete y se perdieron en el horizonte siguiendo el lucero; pero no aportaron mayores datos.

La banda ahora es conocida como la virgen y los tres reyes magos. Los investigadores de la policía salteña están tras la pista, aunque el hermetismo no nos permite saber con seguridad si es que este fue el único caso en el que atracaron a una mujer mayor, o ya son varias las viejas a las que les vienen afanando hasta las velas.