Claudio Castillo Malebrán dirige este grupo de tejido del que solo participan hombres y que reivindica la igualdad de géneros.

 Reconozco que encontrar a Hombres Tejedores en Facebook me despertó distintos sentimientos. La escena era la siguiente. Varios hombres tejían en dulce montón, moviendo sus manos bien masculinas, toscas. Concentrados en cada punto del tejido, como si les fuese la vida en ellos. Me dio una gran ternura. Porque en mi vida solo había tenido oportunidad de ver a mujeres tejiendo. Me dieron ganas de felicitarlos por ser tan “cracks”. Solo con verlos, sin saber nada más de ellos, se sabía que estaban haciendo lo que querían hacer. Y que estaban realmente donde querían estar, describe esta nota publicada en un sitio de Uruguay http://lacitadina.com.uy/ que aquí reproducimos.

Claudio Castillo Malebrán, de 27 años, es el profesor y quien dirige el grupo denominado Hombres Tejedores, de Santiago de Chile. Un grupo que supo romper con prejuicios sociales, encarando un oficio que tras varias generaciones no pudo verse de otra forma que femenino en un 100 por 100: “El tejer se asocia a la mujer porque es una actividad vinculada a las labores domésticas y porque requiere de motricidad fina, coordinación y paciencia. Además es una actividad que no requiere fuerza física, sino delicadeza y creatividad”, agrega Claudio.

Claudio es nuevito en el tema. Comenzó en enero de 2016. El grupo lo integran doce hombres permanentes, además de los alumnos que asisten a los talleres. “De a poco se ha ido formando un grupo entretenido. Los chicos tienen entre 25 y 55 años, de profesiones nutricionistas, kinesiólogos, diseñadores, periodistas, informáticos, bailarines y actores. La mayoría solteros, un par casados con y sin hijos. Y ahora, además de dar clases, nos juntamos para disfrutar del tejer, conversar y compartir. Tomamos té y comemos snacks dulces y salados”, me comenta Claudio, quien, además, se dedica al arte escénico, específicamente al circo y a la danza.

 

Antes de comunicarme con Claudio, me pareció importante la opinión de Cecilia Lalanne, diseñadora de Manos del Uruguay. Le pregunté si tenía conocimiento de algún grupo de hombres que tejiera en Uruguay. Según Cecilia, dentro de la comunidad de Manos hay solo un hombre, y se dedica a teñir la lana. ¡Cómo me hubiera gustado que su respuesta hubiera sido otra! Y ante mi pregunta de: “¿¡Por qué!?”, me contestó: “Es una cuestión de tiempo. Cuando éramos chicas, nuestras madres, nuestras abuelas, tejían. Era una cuestión muy femenina. Después llegó un momento que murió un poco el tema de la manualidad en general, y entre ellas el tejido. Se dejó de coser en las casas. Hoy ha habido un renacer de todo lo que los americanos llaman los crafts, que son el coser, el tejer, el bordar, el pintar, hacer tapices. Una tendencia muy fuerte que se está dando sobre todo en los jóvenes. Y acá en Uruguay, se ve en hombres que estudian diseño o que estén relacionados con alguien fanático del arte del tejer; recién está empezando esta tendencia que valoriza lo hecho a mano. Acá todo es de a poco.”

 

Volviendo al chileno Claudio, le hice unas cuántas preguntas para sacarme/nos todas las intrigas, de un grupo que no solo está siendo mirado y admirado por el resto de Chile, sino observado con lupa por el resto del mundo. Es que Claudio va a marcar un antes y un después en un mundo donde el feminismo está a boca de jarro.

Claudio Castillo Malebrán: Un punto de convergencia de varones que tejen o que quieren aprender a tejer, propiciando un espacio de encuentro e intercambio de saberes y experiencias, desde nuestras vivencias como seres humanos de género masculino, a través de una actividad socialmente asociada a lo femenino.

D: Contame cuándo aprendiste a tejer.

 

CCM: Hace seis años, cuando entré a la Universidad. Vi a unas amigas tejiendo y les pedí que me enseñaran. Mi formación en el arte textil ha sido principalmente autodidacta, a través de tutoriales, revistas, libros y experimentación. Hoy en día manejo técnicas como palillos, crochet, telar decorativo, telar maya, telar cuadrado y fieltro. Lo último que estoy aprendiendo es telar mapuche, una de las técnicas que más me ha gustado hasta el momento, por su dificultad técnica y su profundidad simbólica.

D: ¿Qué te motivó a formar un grupo de tejedores y que solo fueran hombres?

CCM: Partió por mi motivación personal de compartir lo que había aprendido durante estos años. Y además poder darle la posibilidad a otros hombres de incursionar en esta actividad tan bella que suele asociarse con la mujer. Darnos la  posibilidad de entrar en aquellas actividades vinculadas socialmente a la mujer, y de ese modo cuestionar la construcción de nuestras masculinidades y, por consiguiente, generar nuevas masculinidades: más amables, más tiernas, sensibles y fraternas. En este sentido y considerando el feminismo como un movimiento que busca la igualdad de derecho y deberes entre géneros, sí, Hombres Tejedores se puede ver como una propuesta feminista.

 

Es decir, la idea es crear un espacio de enseñanza por medio de talleres de tejido básico, intermedio y avanzado exclusivo para hombres, con la finalidad de generar un ambiente cercano y de confianza para aquellos varones que nunca se han atrevido a tejer y que, sin embargo, tienen la curiosidad de hacerlo, así como también, para aquellos varones que ya manejan técnicas de tejido, pero no conocen otros hombres con los cuales compartir el gusto por esa actividad, y, por consiguiente, tienen reservada la práctica solo a espacios privados e individuales; en muchos casos por miedo a los prejuicios y la burla.