La descendiente del diputado provincial Pedro Sández, Claudia Soledad, alquiló un departamento y nunca pagó, ni siquiera abonó las cuentas de los servicios antes de marcharse. Ingresos no le faltan, desde hace doce años que percibe haberes como agrupamiento político de la Cámara Baja. 

Alfio Bustos

No representa novedad alguna referirse a ominosas acciones en torno a la familia Sández, sin hacer análisis profundos ni remitirse a hechos alejados en el tiempo alcanza para recordar que semanas atrás un hijo no reconocido por el diputado provincial por Anta, Pedro Sández, fue detenido por abigeato y amenazas a productores de la zona. Néstor Rodolfo Palomino, quien no porta el apellido del legislador, se mantuvo prófugo un par de semanas, recibió el beneplácito de un sector del distrito judicial sur, particularmente del fiscal Gonzalo Gómez Amado, pero no pudo evadir la presión legal y terminó entregándose. 

En aquel momento, el diputado provincial espetó intimaciones contra quienes habían radicado las denuncias contra su bastardo. En declaraciones radiales advirtió que ya tenía “bien marcados” a los miembros de la Fundación Granaderos del Sur. El fiscal Gómez Amado, exprofeso aliado de Sández, ha sido acusado por el abogado Luis Pablo Ibáñez como autor intelectual de una golpiza a manos del cuñado del fiscal. Son un clan de temer.  

Aunque no resulte novedoso, sumémosle una mancha más a la parentela. A fines de septiembre del año pasado, la hija del legislador, Claudia Soledad Sández, consignó un contrato de alquiler para uso particular de un departamento ubicado sobre calle Anzoátegui de la capital provincial -se reserva la ubicación exacta para preservar las fuentes-. El acuerdo se prolongaría por un año, pues Sández aducía estar esperando la entrega de una vivienda, y se iniciaba con una cuota mensual de 9 mil pesos. Dentro del acuerdo se incluía también como locatario a Sebastián Mulki, quien en realidad nunca hizo ocupación del inmueble vertical. 

La hija del diputado nunca pagó el alquiler, al cabo de tres meses la parte propietaria inició acciones legales y consiguió que en enero de este año celebren un “convenio ejecutivo” en el que convenían la recisión del contrato y Sández y Mulki aceptaron la mora. 

Claudia Soledad no demoró en desalojar el departamento aunque no respondió a las intimaciones de pago. Mulki se hizo cargo de la deuda, que ascendió a 65 mil pesos, y aprovechó para dejar constancia que en el contrato de locación original hubo un error: él nunca habitó el inmueble, se había comprometido como garante. En ese carácter, respondió por la hija del diputado provincial. Este medio intentó establecer comunicación con el garante, quien en evidente reacción de temor prefirió evadir todos los intentos. Otras fuentes aseguraron que teme represalias por parte de la familia del sur provincial. 

En los últimos días, la prepotencia de la heredera rayó lo miserable ya que las prestadoras de servicio notificaron cese de pago y próximos cortes de las prestaciones. Sández habitó el departamento sin pagar nada, ni la luz. 

Ingresos no le faltan

La descendiente del legislador, por lo menos hasta agosto de 2017, tuvo un pasar económico holgado. Cuarto Poder tuvo acceso a su recibo de sueldo de aquel período, correspondiente a la Cámara de Diputados de la Provincia, adonde se consigna que formaba parte del agrupamiento político, con una antigüedad de 11 años y 4 meses y un salario de bolsillo de 17.393 pesos. 

Nada hace suponer que en los últimos meses se haya interrumpido la más de una década que ella lleva trabajando, ¿o sólo cobrando?, en el cuerpo deliberativo donde su padre tiene un escaño en representación de Anta. Nació el 13 de enero de 1981, a principios de este año sopló 37 velas, a poco de cumplir los 24 habría empezado su carrera como agrupamiento político de la Cámara Baja. 

Erradicada cualquier sospecha de que la deuda contraída por Sández hubiera sido por falta de ingresos o precarización laboral, hay que decir que su acción fue deliberada. Sus 17 mil pesos de remuneración neta mensual, sin considerar que pudiera tener otras fuentes de ingresos, son suficiente argumento para acusarla de morosa intencionada: el Salario Mínimo Vital y Móvil es de 9.500 pesos, prácticamente la mitad de los haberes que percibe la añadida política. 

Seamos justos con la deudora y digamos que puede deducirse que el agrupamiento político al que pertenece, el Partido Justicialista (PJ), hace deducciones sobre su emolumento. Por ejemplo, podría rastrearse una rendición de cuentas de la delegación local del PJ (estados contables hasta diciembre de 2016) en los que se especifica que Claudia Soledad Sández aportaba $3.948,67 al partido. 

Inventariado

Tal cual reconoce la propia información oficial de la Cámara de Diputados, el mandatado de Anta es el diputado que lleva mayor tiempo en la función legislativa, superando rivales de la talla del presidente del cuerpo, Manuel Santiago Godoy, o de otros históricos rostros como Ramón Villa y Guillermo Martinelli. “Es el más antiguo en la Legislatura provincial”, puntualiza el texto de la institución parlamentaria. 

Puede conjeturarse, entonces, que Sández es un hombre fuerte dentro del Poder Legislativo y que su hija actúa con la arrogancia que acostumbran tener quienes se sienten omnipotentes. Hace poco hirió la sensibilidad de otro poderoso, Martín Grande, diputado nacional del PRO y propietario de FM Profesional, quien le dedicó una nota de su web a una publicación de Facebook que hizo Claudia Soledad en la que lo trataba como “maricón”, “alcahuete” y “gatasoooo de Macri”.