Son 77 los soldados argentinos identificados en el cementerio de Malvinas y que hasta ahora estaban enterrados como NN. Dos son salteños: el paracaidista Oscar Humberto Blas quien murió el 30 de mayo de 1982 y el oranense Jorge Sisterna  quien fue interceptado por los ingleses cuando  instalaba minas en Monte Kentque

El diario La Nación publicó ayer un especial interactivo que permite ubicar los lugares en el cementerio de Darwin donde se encuentran los caídos en la guerra y que durante décadas permanecieron como NN. De ese total, dos son salteños cuyas historias fueron recordadas por la publicación.
Uno de ellos es Oscar Humberto Blas, quien nació en Salta donde vivía con tres hijos y su mujer que estaba nuevamente embarazada cuando Blas partió a las islas. Era sargento primero en la Compañía de Comando 602 y según sus compañeros de carácter fuerte y alegre, viajaba por todo el país instruyendo comandos de paracaidistas. Al día siguiente de haber llegado a las islas, el 30 de mayo de 1982, cayó en circunstancias nunca definidas con precisión, según explicó su viuda, Nora del Valle Juárez. La madre lo esperó hasta que murió, en 1993.

“Nora del Valle Juárez pasó infinitas horas esperando que su marido volviera de la guerra. Y cada vez que sonaba el timbre, daba un respingo y sus esperanzas languidecidas renacían. Así se consumieron diez años de su vida, hasta que aceptó que Oscar no volvería. Nora estaba acostumbrada a las prolongadas y frecuentes ausencias de Oscar, que por compromisos profesionales debía dejar su hogar en Salta para viajar por todo el país: era sargento primero del ejército y se había especializado en la instrucción de comandos de paracaidistas”, precisa el diario La Nación.

El otro salteño es Jorge Sisterna cuyo trabajo era de los más arriesgados en la guerra: colocar minas en territorio británico. Sus compañeros recuerdan que odiaba el frío por eso siempre llevaba puesto un doble par de medias de lana de llama, tejidas por su madre Adelma. Cumplió los 19 años el 8 de mayo de 1982. Un mes más tarde, una patrulla británica interceptó a Jorge y dos compañeros más cuando instalaban explosivos en el Monte Kent. Jorgelina, su hija, nació dos meses más tarde.
“La primera medalla que obtuvo Jorge Luis Sisterna no tuvo nada que ver con la actividad militar. La condecoración llegó un 17 de junio -fecha en la que se conmemora la muerte del héroe gaucho Martín Miguel de Güemes- en una peña de Orán, al norte de la provincia de Salta. «Buenas noches: yo soy el Chango Batata», se presentó sobre el escenario y encandiló con su voz a todos los presentes. Jorge se haría con el primer puesto en la competición de cantores. El premio lo obtuvo gracias a la interpretación de alguna zamba de Alfredo Zitarrosa, cuyo nombre naufragó entre el mar de recuerdos de su madre Adelma Mendez”, cuenta el diario La Nación que entrevisto a su adre Adelma que declaró lo siguiente: «Era un chico obsesivo por el orden, le gustaba tener todo acomodado. Su único punto débil era el estudio: por eso dejó los libros y se metió en la Armada», contó Adelma.