El hombre se fue de vacaciones tres semanas y dejó a su madre encerrada. La policía logró rescatarla. La insólita decisión de la justicia.

Gladis tiene 75 años. Su hijo Ariel, de 49 años, casi se apropió de la casa de Gladis: vive ahí con su propia familia y relegó a Gladis a una pieza, que se parece mucho a una celda, en un apartado de la casa. Esto viene así desde hace varios años, pero todo se vio agravado porque el hijo se fue de vacaciones a Brasil y dejó a la madre encerrada en esa pieza.
Los vecinos, que acercaban comida y agua, se comunicaron con Eleonora Gallardo, sobrina de Gladis.
Eleonora hace nueve años que no podía contactarse con su tía, porque Ariel no les permitía ir a verla.
“Nosotros nos enteramos el 2 de febrero por el pedido de una vecina que mi tía estaba sola. Estaba encerrada. Que de vez en cuando alguien le llevaba comida. Una vecina iba darle agua. Al otro día se hizo la denuncia en la policía. El 3 se hizo la denuncia.
El 4 la policía la rescató”, contó Eleonora.
Dijo a CUARTO PODER que “hace 9 años que no teníamos contacto porque el hijo no nos deja acercarnos a ella. Inventa cosas. Que no la queremos ver y cosas por el estilo”.
Cuando la policía la sacó debieron llevarla al hospital. Un médico detecto dermatitis en las manos, la espalda, la panza. La vio el médico del CIF.
No tenía ni el documento. El PAMI no cubrió todos los medicamentos que Gladis necesitaba porque, detalle nada menor, Aries sacó un auto a nombre de ella. Ergo, el PAMI cree que Gladis es pudiente.
“El hijo usa la plata de ella”, dijo Eleonora.
“Nosotros lo que nosotros queremos es que ella esté bien. Ella tiene casa a su nombre en Campo Santo. Estaba encerrada en un cuartucho, donde no tiene ni mesa”, dijo.
Gladis estuvo 15 días con sus sobrinas. “Estuvo súper bien, rodeada de gente, tomábamos mate”, dijo Eleonoara, quien además aseguró que parte de los problemas de salud de Gladis fue la pérdida de contacto social.
Los problemas de Gladis se reiniciaron cuando el hijo, después de tres semanas, volvió de Brasil. Y una fiscal, pese a las denuncias policiales, hechas por las sobrinas y en casos anteriores por los vecinos, decidió devolverle la tenencia al hijo.
“El 26 la tuvimos que devolver a nuestra tía, siendo que ella no quería volver.
Hay policías que saben que ella no quiere volver. Y hoy mi tía hoy está internada de nuevo, con un cuadro de desnutrición, en la cama 1 de la sala de mujeres del hospital de General Güemes”.
Ella estuvo a punto de escapar. De salvarse. La justicia la obligó a volver.