De las 100 localidades más pobres del país, 17 son salteñas y 2 se ubican en Chicoana. Una visita a ellas muestra la concepción noventista de las políticas sociales “M”, el raro método con que diagnostican la pobreza y que el Plan Hábitat no desembolsó un peso en un lugar con alta tasa de mortalidad infantil. (Daniel Avalos)

Puros tachos. Esa es la impresión que le queda a quien visita el barrio Las Paltas, en Chicoana, aunque su origen no haya estado desprovisto de grandes expectativas. Ocurrió hace diez años cuando el boom inmobiliario en el que estamos insertos también especuló en esa localidad. Las Paltas surgió como un loteo privado en la entrada de ese pueblo, entre la ruta que lleva a Cachi, la rotonda de acceso y las plantaciones de tabaco. A los emprendedores inmobiliarios, sin embargo, les falló el cálculo: el paisaje es perfecto, así como la cercanía a la plaza principal; y las medidas de los lotes adecuadas para levantar una vivienda digna. Aunque el acceso al agua resultó antieconómico para los especuladores que pusieron a la venta 280 lotes.

Las calles bien trazadas y algún chalecito bien construidos dan cuenta de las expectativas promisorias de ayer. Se trata de unas cuantas manzanas a la vera de la ruta a las que ahora se sumaron otras muchas que fueron ocupadas por vecinos carenciados hace cinco años. Allí, justamente, el barrio se convierte en puros tachos. Todos ubicados en los pequeños jardines de viviendas a medio construir. Son esos tachos los que acumulan el agua que los camiones cisternas llenan regularmente para que sus residentes puedan cocinar y mantener una lucha desventajosa pero cotidiana contra la suciedad.

La lista

Esas condiciones explican que el barrio aparezca con el nombre “La Rotonda” en el listado de las 100 localidades con menos de 5.000 habitantes más pobres del país. La lista fue elaborada y difundida por el Ministerio del Interior de la Nación cuando anunció el Plan Nacional de Hábitat cuyo objetivo declarado es proveer de servicios y recursos a las mismas. De esas 100 localidades, 17 se encuentran en nuestra provincia que encabeza el ranking y supera sin problemas a Formosa (14); Santa Fe (12); Chaco y Santiago del Estero (9); Misiones (8); Buenos Aires (6); San Juan (5); Córdoba, Jujuy y Corrientes (4); Mendoza y Tucumán (2); Catamarca, La Rioja, Chubut y Río Negro (1).

Se puede decir más del barrio La Rotonda/Las Paltas. Por ejemplo que las autoridades nacionales ubicaron a esa barriada como la segunda más pobre de la provincia en la lista de 17 localidades salteñas y el detalle sorprende. Y es que aun cuando la pobreza en ese lugar es irrefutable, cualquiera que haya recorrido comunidades aborígenes y localidades de los departamentos de Tartagal y Rivadavia -que también forman parte de la lista- tiene la certeza de que la pobreza en estos lugares resulta insuperable, que allí las dimensiones de la misma son obscenas y que, incluso, los miembros de los pueblos originarios del norte parecen estar condenados a retroceder en su condición humana.

No se trata de sólo una impresión. Un repaso por los índices socio económicos utilizados por el ministerio del Interior para confeccionar el “ranking” de pobreza y publicado por el diario La Nación, confirma que Las Paltas cuenta con algunas ventajas si la comparamos, por ejemplo, con el poblado de La Unión en Rivadavia: de las siete variables medidas -déficit de agua, cloacas, electricidad, gas, analfabetismo, desempleo y mortalidad infantil- La Unión cuenta con peores índices en cuatro de las mismas, empata en una y está por debajo en sólo dos. A pesar de ello, el ministerio nacional ubica a Las Paltas en el puesto 51 de pobreza y a La Unión en el 87.

Error de diagnóstico que se repite con la otra urbanización de Chicoana presente en la lista: el barrio Santa Teresita, ubicado en el paraje El Mollar, a siete kilómetros de la plaza principal del pueblo y al que se llega por un bucólico camino impregnado por el aroma de eucaliptos y un camino de tierra que serpentea entre grandes plantaciones de tabaco y algunas de maíz. Un paraje organizado en torno al tabaco que cuenta con iglesia, colegio, una plaza bien cuidada en donde los niños conforman maravillosos enjambres humanos. Un núcleo habitacional del IPV que incluye 280 viviendas a las que se suman ahora 140 lotes que en conjunto cuenta con índices socio económicos también superiores a los de La Unión, aunque El Mollar aparezca en el puesto de 53 del listado y el segundo, como ya vimos, en el 87.

Impericia “M”

Hay formas de explicar la contradicción. Una de ellas se relaciona con la urgencia de Nación por darse determinados tipos de políticas sociales que al querer traducirse en acciones plenas echa mano a información no siempre correctamente recopilada.

Con respecto a las características de la política social implementada, estamos ante la reedición de una concepción noventista en donde el objetivo de las políticas sociales es focalizar la asistencia en los sectores más vulnerables, pero sin plantearse la necesidad de que los más pobres entre los pobres puedan ingresar o reinsertarse en el mercado laboral. Para poder traducir ello en acto, el ministerio de Desarrollo Social de la Nación admitió a través de su vice ministro, Gabriel Castelli, de que precisan más datos a fin de implementar “políticas sociales focalizadas” (La Nación, “Una radiografía de las 100 localidades más pobres del país”; 26/12/16)

Esa concepción limitada de políticas sociales se combina con los límites de gestión: en vez de que el gobierno central se abocara a producir información o recopilar la existente para proveerse de saberes precisos que les permitiera diseñar políticas públicas, Nación produjo el listado a partir de encuentros con jefes comunales. Fueron estos quienes suministraron la información que no siempre es rigurosa por algunas razones importantes: no todos los intendentes respondieron a la convocatoria, de los presentes no todos tenían entonces información pertinente, y los equipos técnicos de los municipios no siempre poseen el grado de especialización que permitan producir y centralizar información con el rigor técnico necesario .

La incorrecta ubicación de las localidades en la lista según el grado de intensidad de la pobreza, fue responsabilidad exclusiva de los burócratas nacionales quienes, como todos, seguramente son amantes de los sellos y de los trámites devenidos en ceremonias rituales, aunque finalmente otorgaron una ubicación errónea a las localidades.

De vuelta en Chicoana

La reconstrucción de esa mecánica pudo realizarse a partir del testimonio de Ariel Ramos. Se trata del secretario de Gobierno del municipio de Chicoana quien recibió a Cuarto Poder. Fue él quien resumió la historia de los proyectos que el intendente Esteban Ivetich gestionó para su municipio. Fue él quien hizo referencia al encuentro con Nación, sobre la ausencia de jefes comunales y de cómo los presentes fueron los encargados de documentar los problemas más urgentes de su comunidad y proponer las soluciones que requerían del financiamiento nacional.

En el caso de Chicoana, como vimos, los proyectos elaborados por la gestión Ivetcih contemplaban el barrio Las Paltas/La Rotonda y El Mollar/Santa Teresita: 28 millones para el primero y 37 millones para el segundo. El presupuesto para Las Paltas aún no había sido  aprobado a fines de enero aunque Ramos estaba seguro que ello ocurrirá pronto. En el caso de El Mollar esa instancia ya había sido superada aunque también hasta fines de enero, admitió el secretario de Gobierno municipal, no habían recibido un peso que permitiera iniciar las obras contempladas: conexiones domiciliarias de cloacas, una planta de tratamiento de líquidos cloacales, cordón cuneta, defensas para el río, desagües y lo que ahora el macrismo denomina NIDO (Núcleo de Inclusión y Desarrollo de Oportunidades) en donde pretende instalarse un destacamento policial, sala de velatorio, de fiesta y aulas para tallares de capacitación.

Funcionario de fe inquebrantable, Ramos estaba seguro de que la aprobación del presupuesto faltante y el arribo del dinero ya aprobado era sólo una cuestión de verano. Hacía referencia a esa incorregible modorra argentina que convierte a enero y las vacaciones de verano que suelen congelar hasta los trámites cuyo deshielo comienza recién en febrero. Concluido el mes del carnaval, volvimos a comunicarnos con Ramos quien volvió a reconocer que ni el proyecto de Las Paltas fue aprobado y que ninguna moneda arribó al municipio para las obras de El Mollar.

Esa situación desmiente al menos para Chicoana lo anunciado por el gobierno nacional en cuanto al Plan Nacional de Hábitat. Y es que Marina Klemensiewicz, subsecretaria de Hábitat y Desarrollo Humano de la Nación, aseguró en diciembre pasado que el Plan ya contaba con un 35% de avance en todo el país, que la idea era que en el 2017 se concretaran todos los inicios de obras en las 100 localidades y que en el primer semestre del 2018 todas las obras estuvieran concluidas. (La Nación, idem)

Lo indudable, sin embargo, es que en Las Paltas y El Mollar el agua corriente falta al 36% y 37% respectivamente de sus vecinos; que la electricidad en un 25% y un 21%; que todos los vecinos carecen de gas natural; que el 8% y el 10% de la población mayor de 10 años es analfabeta; la desocupación llega al 5%, índice que se incrementa entre octubre y marzo cuando el tabaco ocupa menos mano de obra. “Yo he visto a familias de Las Paltas turnarse para dormir de noche”, precisa Ariel Ramos mientras relata la situación de precarias construcciones en donde habitan los abuelos con sus hijos que ya conformaron pareja y hasta con sus nietos que devinieron en padres y madres adolescentes.

Siempre se puede estar peor 

El peor de los índices, sin embargo, se relaciona con la mortalidad infantil: 21 x mil en uno y otro asentamiento. Un porcentaje que casi dobla al difundido para la provincia y que se ubica en un 11,8 x mil, porcentaje superior a la media nacional. Cuarto Poder intentó comunicarse con el ministerio del Interior de la nación para indagar de dónde habían surgidos esos índices. El intento resultó infructuoso: nadie allí podía precisar el origen de la fuente aunque sí nos aseguraron que quienes sabían todo al respecto o no se encontraban en el lugar de trabajo o estaban ocupados.

Ariel Ramos, el secretario de Gobierno de Chicoana, admitió que para la elaboración de los informes que ellos presentaron habían recurrido al hospital local. Allí se dirigió este medio que fue atendido por el trabajador del área de epidemiología, Ramón López, quien, finalmente, aportó luz a una realidad por demás oscura. Tras advertirnos de que los índices de El Mollar correspondían al hospital de El Carril y aclararnos que no sabía quiénes habían calculado la tasa de mortalidad infantil para el barrio Las Paltas, compartió las estadísticas que celosamente resguarda en su computadora y que registra la cantidad de nacidos anuales desde el año 2002, el número de niños de hasta un año fallecidos en igual periodo de tiempo y la tasa de mortalidad que resulta del cruzamiento de esos datos.

La conclusión aterra. Sólo en el año 2009 el índice fue de un dígito: 6,6 x mil producto de una muerte sobre un total de 151 nacimientos. En el resto de los años el índice fue siempre de dos dígitos y siempre por encima de la media provincial: 2002: 15,3 x mil (3 defunciones sobre 196 nacimientos); 2003: 19,1 x mil (3/157); 2004: 17,6 x mil (3/170); 2005: 20,9 x mil (4/191); 2006: 16,4 x mil (3/182); 2007: 14,6 x mil (3/205); 2008: 31,8 x mil (5/157); 2010: 35,9 x mil (6/167); 2011: 28,7 x mil (5/174); 2012: 13,79 x mil (2/145); 2013: 43,93 x mil (7/163); 2014: 13,51 x mil (2/148); 2015: 32,25 x mil (5/155).

La tragedia infantil en esta zona posee causas directas distintas a las del norte que hace años enlutan a la provincia. Acá no es la desnutrición el motivo directo sino las afecciones pulmonares que explican porque la mayoría de los decesos ocurren en invierno cuando el frío andino se combina con la precariedad de la vivienda, la falta de agua caliente y seguramente el deficiente abrigo confirmando que la situación de pobreza es la que enmarca lo trágico y nos recuerda, otra vez, que en Salta la patria no es la infancia.