Pese a sus declamaciones a favor del oficialismo nacional y a que su gobierno depende casi exclusivamente de los fondos que envía Nación, el intendente Gustavo Sáenz deja pasar financiamientos que el hábil Juan Manuel Urtubey aprovecha para su gestión. (Franco Hessling)

Pongamos las cosas en su debido contexto, esta semana el intendente capitalino, Gustavo Ruberto Sáenz, fue recibido en Buenos Aires por el jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña. Tras ello, en declaraciones al autoproclamado «gran diario argentino», el jefe comunal afirmó: «Llegué a la intendencia con el acompañamiento del PRO y estoy devolviendo la atención. Reconozco la ayuda del Gobierno y vamos a acompañar en las candidaturas nacionales».

Las posiciones históricas del intendente, hay que decirlo, no muestran un «pase», Sáenz siempre estuvo en el mismo tipo de lugar, aquel de quien busca el mejor sitio según la ocasión. Sin cargar el epíteto de sentido peyorativo y aun tomándolo como encomio, diríamos que el ex senador por capital y ex presidente del Concejo Deliberante capitalino es un político acomodaticio. Después de muchos años en el Partido Justicialista, bajo varias alas pero sobre todo las de Miguel Ángel Isa, no es tarea menor «sacar los pies del plato» y alzarse con la victoria. Aquel sentido de la oportunidad, no obstante, parece haberlo perdido.

Los adalides del análisis del discurso, sabuesos en escrudiñar las enunciaciones, recalarían en que en lo dicho por Sáenz a Clarín esta semana hay mucho de cierto y un reconocimiento sobre la importancia de los fondos nacionales para ejercer su gobierno. Es verdad que el prácticamente inexistente PRO salteño lo apoyó para que llegase a la intendencia en 2015, y el Gobierno de la Nación le ha permitido a Sáenz mostrar un gobierno de gestión, a los modos empresariales que el sector privado impone por su inhumano afán de lucro. Los fondos para costear obras en algunos barrios (entre ellos el eternamente postergado Floresta) provienen justamente de la hacienda nacional.

A la luz de ese cuadro de situación y considerando las medidas antipopulares de Sáenz como el desfinanciamiento de áreas educativas, sociales, de derechos humanos, diversidad y género, no sería arrebatado afirmar que la aceptación pública del gobierno comunal depende casi exclusivamente de los fondos que la Nación gira para obras.

Pues bien, esta semana la Provincia dio a conocer un convenio que suscribió con el Ejecutivo nacional para recibir fondos por un plan que es para infraestructura en municipios. Para ponerlo en nombres propios, Juan Manuel Urtubey se mueve con más agilidad que Sáenz y aprovecha líneas de financiamiento que le corresponderían a la Municipalidad, pese a que el intendente se resuelve más cercano a Mauricio Macri y Cambiemos de lo que muestra el todavía camaleónico Urtubey.

Sáenz, en definitiva, no capitaliza su acomodaticio acompañamiento. El acuerdo publicado esta semana por el Gobierno provincial se firmó el 25 de abril de este año entre Urtubey y el coordinador de Obras Múltiples en Municipios de la Nación, Francisco Alfredo Puertas. El «Convenio de adhesión y sub-ejecución» se circunscribe en el Programa de Obras Múltiples en Municipios Fase III.

Como todo convenio con Nación, el efectivo giro de los fondos depende de avatares financieros ulteriores, por lo tanto es incierta la concreción de obras en el marco de tal programa; de igual manera, si los fondos son finalmente provistos, serán «no reembolsables» y servirán para obras que ordene la Provincia en vez de la Municipalidad. A Sáenz se le escapan caudales que le corresponderían como intendente, poniendo en riego lo único de lo que hasta ahora puede jactarse: ser gestor de dineros para obras.