Muchos salteños están convencidos que el reino de la oscuridad tiene una de sus sucursales en los alrededores de la plaza Alvarado.

El lugar siempre permaneció inalterable, hasta hace cerca de un mes, cuando un grupo identificado con el kirchnerismo y la iglesia católica comenzó a reunirse frente a uno de los bancos de la plaza.  Los autoconvocados visten remeras del Papa Francisco, de Cristina y de Néstor. Las oraciones se intercalan con cantinelas como “vamos a volver” o “Néstor no se murió”.

Tras un cuidadoso acercamiento y la donación desinteresada de media docena de tetrabriks de tinto, uno de nuestros cronistas conoció lo que hay detrás de aquella liturgia del descontento. Se trata de un exorcismo colectivo que apunta a expulsar a las fuerzas de la oscuridad de la Casa Rosada.  Todos los esfuerzos  del grupo se concentran en un monumental cerote de un color que  varía entre ocre y algarrobo, ubicado al costado del banco y cagado según los cálculos de nuestro cronista hace unos 20 días atrás. Ven en aquella monumental mierda la figura del satanás que se apoderó del Gobierno.

“Es una señal del cielo”, dice uno de los organizadores, luego agrega que “si logramos que el cerote desaparezca, la esperanza no está perdida”, aunque no aclara si se refieren al pedazo de caca o al presidente.

“Es una manifestación de Néstor” agrega otro al borde las lágrimas, “él nos está avisando que hay que pelear por el país”. “Fíjate que en esta aparición todavía se le ve el bigote, se nota que el altísimo sabía que esto iba a pasar antes de que se afeite” agrega una rubia.

Haciendo uso de mucha imaginación, detectamos algunos de los rasgos atribuidos al tereso, aunque no el bigote. El tiempo transcurrido desde que un chucho mugroso vació su intestino trayendo esta señal del maligno tampoco ayuda.

El exorcismo continuará, aseguran los militantes, hasta que Macri se vaya del gobierno. Es nada más ni nada menos, que una cuestión de fe.