El triunfo de Donald Trump fue la frutilla del postre a una serie de ataques xenófobos por parte de algunos políticos argentinos: Miguel Ángel Pichetto, Claudio Avruj o incluso Alfredo Olmedo, que intentan achacar al inmigrante las consecuencias del modelo de producción neoliberal. (Garrik)

Durante una entrevista en un programa de televisión, el senador Miguel Ángel Pichetto, declaró respecto a la migración que “el problema es que nosotros siempre funcionamos como ajuste social de Bolivia y ajuste delictivo de Perú, es interesante el tema. Perú ha resuelto su problema con la seguridad, ha transferido a todo el esquema narcotraficante. Las principales villas de la Argentina están tomadas por peruanos, y por argentinos cómplices, no quiero tampoco discriminar”.

“Ellos resuelven el problema desde el punto de vista de sus realidades, mejoran incluso el funcionamiento de sus propios países, y Argentina incorpora toda esta resaca donde no tenemos control migratorio, esto es una situación que se viene arrastrando desde la década del ’90. Yo lo que planteo es un debate más frontal del tema, sin desconocer que hay riesgos e indudablemente hay una cultura políticamente correcta que, cuando aparece este tema, todo el mundo se encolumna para pegarle al que abrió la boca”, agregó.

A su turno, el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Claudio Avruj aseguró que “estamos de acuerdo con las declaraciones de Pichetto sobre la inmigración”. Según el funcionario, en los últimos años “la Argentina fue muy permisiva”, no hubo controles y llegó al país “mucha gente con antecedentes no chequeados, que no estaba debidamente en regla”.

El diputado salteño por el oficialismo, Alfredo Olmedo, elogió a Donald Trump, luego de que éste ganara las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Además, celebró la iniciativa del empresario de construir un muro en la frontera de ese país con México. “Lo que le pasa a Estados Unidos con México, es lo mismo que nos pasa a nosotros en la frontera”, consideró.

Recordemos, finalmente, que el electo presidente norteamericano Donald Trump, había dicho, entre otras cosas que “México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores”. “Un muro en la frontera con México nos ahorraría muchísimo dinero”. O incluso con respecto a los musulmanes que “Pido el bloqueo completo y total a la entrada de musulmanes en EEUU”.

Una recurrente estrategia

En realidad, estos ataques xenófobos tienen que ver una vez más con un recurso para disimular las desigualdades provocadas por el modelo de acumulación del capital de los últimos años, buscando un chivo expiatorio como el inmigrante. La crisis económicas, sociales y culturales en general y habitacional, sanitaria, educativa y laboral en particular, no se debe a los ciudadanos bolivianos o paraguayos que vienen a nuestro país, sino que son la consecuencia natural de las políticas neoliberales iniciadas en los ´70, continuadas en los ’90 y actualmente.

La generación de riqueza sin la intervención de la fuerza laboral (como es el caso de la especulación financiera), la flexibilización laboral y la deslocalización de la producción hacia países con bajo costo laboral, deja ejército de mano de obra parada y genera un aumento de la pobreza, como sucede en EE.UU.

En nuestro país, la migración masiva de personas provenientes del campo hacia los cinturones de las grandes ciudades, al ser expulsadas y desalojadas de sus tierras por la tala de bosques, emprendimientos inmobiliarios y mineros y fundamentalmente por la expansión de la frontera agraria, con el boom sojero a la cabeza, explican la existencia de villas miserias y lugares de mucho hacinamientos.  Este fenómeno se puede apreciar en nuestra provincia, con la cantidad de asentamientos y villas miserias instaladas alrededor de nuestra ciudad capital. Esto provocó una gran crisis habitacional, toda vez que la gente busca donde poder vivir y asentarse.

Otro tanto podríamos decir respecto de la creencia popular de que los inmigrantes nos quitan el trabajo, cuando en realidad sabemos que los mismos son contratados en condicionas de cuasi esclavitud, por lo tanto el principal transgresor de la ley es el empleador nacional, que aprovechándose del estado de necesidad de las personas, decide contratar la mano de obra esclava extranjera para abaratar los costos.

Hay lugar para todos

Nuestra Constitución Nacional les reconoce los mismos derechos tanto a los nacionales como a “todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”, y refuerza este precepto al ponernos a todos en un pie de igualdad ante la ley. Es decir, un extranjero goza de los mismos derechos, libertades y garantías que un nacional.

Ahora bien, la diferencia va a estar dada por la situación de regularidad o irregularidad en la que se puede hallar un extranjero en el país. Un extranjero que cumpla con los requisitos legales de permanencia podrá ejercer todos los derechos en forma regular, mientras que en caso contrario la situación será de irregularidad. Sin embargo, esta última situación no quiere decir que se convierte en una persona incapaz de derecho, sino en que el ejercicio de los mismos queda limitado.

Por ejemplo, un extranjero en forma regular podrá trabajar en blanco, mientras que en caso contrario solo podrá hacerlo en negro, pero aun en este caso, la ley no exime al empleador del cumplimiento de las obligaciones emergentes de la legislación laboral aunque el inmigrante se halle en forma irregular, y además aclara, que de ningún modo se podrán afectar los derechos adquiridos como consecuencia de los trabajos ya realizados, cualquiera sea su condición migratoria.

Incluso más, la ley de migraciones expresamente contempla que la irregularidad migratoria de un extranjero no le impedirá su admisión como alumno en un establecimiento educativo, ya sea este público o privado; nacional, provincial o municipal; primario, secundario, terciario o universitario. Ni tampoco podrá negársele o restringírsele en ningún caso, el acceso al derecho a la salud, la asistencia social o atención sanitaria.

Por lo tanto, debemos estar advertidos y alertas cada vez que desde los poderes políticos y económicos se proclamen discursos xenófobos contra ciudadanos cuya única diferencia fue haber nacido fuera de los límites imaginarios que demarcan un país, y no adherirnos a esas manifestaciones que solo buscan crear una cortina de humo que invisibilice las políticas neoliberales que generaron las crisis humanas