Los ministerios de Salud, Cultura, Ambiente, Turismo y Defensa son dependencias alejadas de la mirada pública; qué hicieron hasta ahora y qué preparan para el futuro.

Ya se porque el perfil de sus titulares es de carácter técnico o por una decisión interna, un grupo de ministerios atravesó con bajo perfil los primeros 22 meses de gestión macrista.

Como una característica en común, todos pasaron -y se encuentran- en un proceso de escaneo permanente por parte del Ministerio de Modernización. Instalaron el expediente electrónico y algunos están definiendo lo que denominan el «proceso de dotación óptima», que determinará donde sobra y dónde falta personal para trasladar parte de la planta de un lugar a otro. Otro rasgo que comparten es que deben rendir cuentas ante Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, vicejefes de Gabinete, al momento de presentar estrategias y ajustar gastos. A continuación, una radiografía sobre los desafíos y movimientos internos de las carteras de Cultura, Turismo, Ambiente, Defensa y Salud, según se reconstruyó de fuentes gubernamentales.

La gestión de Jorge Lemus se apoya, a gran escala, en el éxito de la Cobertura Universal de Salud (CUS). Este megaproyecto, que cuenta con financiamiento de fondos de las obras sociales, apunta a brindar cobertura a los 15 millones de personas que hoy no la tienen. Según fuentes del ministerio, el primer año y medio de gestión de Lemus buscó sentar las bases y discutir con todas las provincias la implementación de la CUS. El primer paso será tener un gran banco de datos en donde se identifique con qué cobertura cuenta cada persona. Así también se podrá cobrar a quien corresponda si se atiende en una dependencia del Estado y tener una ficha médica virtual. Además, evitará el entrecruzamiento de programas y subsidios y cubrir a aquellos que estén desprotegidos.

El punto central de todo este plan, que todavía está pendiente, es la creación de una agencia nacional de evaluación de tecnología de salud. Esta agencia gestionará los protocolos del uso de los medicamentos y las tecnologías y decidirá en qué etapas son necesarios. Tendrá, además, carácter vinculante. Entonces, cuando se produzca un amparo médico, un comité de expertos definirá si ese medicamento o tecnología es lo que corresponde en esa etapa para ese paciente. Lemus, de un perfil técnico y alejado de los medios, sufrió varios portazos en el ministerio, dando una idea de desorden. Sin embargo, cuenta con el apoyo del Presidente, lo que le proporciona respaldo internamente.

Pablo Avelluto se planteó cuatro objetivos: primero, cubrir por concurso las más de 20 direcciones nacionales que engloba su cartera. Segundo, poner el ojo sobre el financiamiento de los programas, afinarlos y hacerlos más eficientes. Tercero, reforzar el rol de la cultura como «herramienta de la inclusión social»; así, se incorporó el programa «El Estado en tu barrio». Y por último, el desarrollo de la economía creativa, es decir, detectar en provincias y municipios programas culturales que representen fuentes de trabajo. «El sentido final de todo esto es la demolición de prejuicios», dijo Avelluto. En los términos del titular de la cartera: «Había una visión de que nosotros íbamos a tener una ideología anticultural y no fue así».

Avelluto recibió un ministerio con 4000 empleados -que achicó a 3300- y buscó corregir irregularidades. Por ejemplo, en la administración del Fondo Nacional de las Artes, que, aseguró, a partir de 2015 triplicó su capacidad de financiamiento. Por otro lado, puso el ojo en el control de gastos destinados a viajes e impulsó la contratación a través de licitaciones. En cuanto al Incaa, aún hoy convulsionado, aseguró que «había elementos discrecionales que no cambiaron a pesar de haber movido la dirección». Antes de irse le gustaría «resolver el problema de falta de espacio del Museo de Bellas Artes, poner en valor el Palais de Glace, dejar el Cervantes hecho una joyita y arreglar el viejo edificio de la Biblioteca Nacional».

Más allá de apariciones polémicas de Sergio Bergman en los medios, las incumbencias del Ministerio de Ambiente son difusas. Conforme a las propias autoridades, el ministerio actualmente está en plena reestructuración. Sus objetivos distan de ser «una policía verde nacional» o el «basurero del país», según dicen puertas adentro. Pretende trabajar transversalmente con otras carteras y funcionar como una suerte de «árbitro» para morigerar el daño ambiental que se produzca con nuevas iniciativas.

Entre los objetivos más inmediatos está la idea de generar una representación ambiental territorial en cada provincia. Y también armar un departamento de estudio ambiental estratégico. Este último punto implicará hacer una mirada de todo el territorio y definir y delimitar a priori qué emprendimientos se pueden llevar a cabo y cuáles no. Por último, de los 860 empleados con los que cuenta hoy el ministerio, algunos serán distribuidos para realizar estas tareas y otros podrían ser trasladados a la cartera de Ciencia y Tecnología.

En cuanto a problemáticas puntuales, el «gran pasivo» del ministerio es la cuenca del Riachuelo y su inmenso nivel de contaminación. Al respecto evitan poner plazos, por la dimensión de la tarea. En cuanto a los derrames de cianuro, en franco incumplimiento de la ley de glaciares, Bergman aseguró que su gestión hizo «lo que no se había hecho desde hacía años; en 2018 finalizará el 100% del inventario de glaciares».

En términos del propio ministro de Turismo, Gustavo Santos, «ésta no es una cartera con perfil bajo, sí su titular». Santos asegura que su gestión está visibilizada y que el turismo crece a tasas récord en nuestro país. Cuando llegó, el ministro veía dos grandes cuellos de botella para el desarrollo turístico en el país: el aislacionismo aéreo y la falta de oferta renovada y poner esos destinos online. El primer punto, según Santos, se está resolviendo con mayor oferta tanto de aerolíneas como de las low cost, que, asegura, no compiten entre sí, sino que amplían las posibilidades. «Hoy Aerolíneas Argentinas está volando más. Vamos a saltar de los 10 millones de pasajeros anuales que tenemos hoy a 30 millones en 5 u 8 años», se entusiasma.

En segundo lugar, se están generando nuevos destinos y estilos turísticos: ecoturismo de parques nacionales, como el de los Esteros del Iberá; el proyecto de «pueblos auténticos», que apunta a visibilizar pequeños poblados con alguna característica particular; el turismo gastronómico, a través del plan Cocinar; corredores náuticos, a través de un sistema de puesta en valor de los puertos a lo largo del Paraná; el enoturismo, y el turismo religioso.

A su vez, el objetivo es crear observatorios, a cargo de universidades, para medir el impacto del turismo como actividad económica. De esa forma, toda la cartera está trabajando en pos de mayor institucionalización y de consolidar perfiles más técnicos para análisis de datos.

Desde que llegó al Ministerio de Defensa en reemplazo de Julio Martínez, Oscar Aguad permanece en el hermetismo. Si bien la cartera nunca se caracterizó por el alto perfil, parece que el reacomodamiento interno que está encabezando el ministro lo blindó aún más.

Por el momento, Aguad se encuentra reestructurando su cartera y para ello tomó una medida fuerte: en julio removió parte del gabinete anterior y trajo gente de su confianza, del ex Ministerio de Comunicaciones, absorbido por Modernización. Fueron removidos de su cargo el viceministro y algunos secretarios y titulares de área y se evalúa fusionar algunas áreas para volver más austero el ministerio. Incluso, es posible que haga cambios en las Fuerzas Armadas antes de fin de año.

En cuanto a la gestión, los hechos más significativos y que trascendieron mediáticamente fueron la puesta en marcha del rompehielos Almirante Irízar para realizar pruebas de navegación y la recepción de nuevos aviones militares. De todos modos, el crédito de la puesta a punto del buque no es de Aguad exclusivamente, sino que trasciende su gestión, ya que el barco estuvo en restauración varios años. Finalmente, como todo el equipo del Ejecutivo, el ministro participa activamente de los timbreos y actividades institucionales. En tanto,en agosto, realizó su primer viaje oficial como nuevo ministro a Colombia.

Fuente: La Nación