Se complica la situación de las religiosas en el caso José López. Tras la difusión de las imágenes que las muestran entrando los bolsos con dinero al convento, el fiscal Delgado pidió la indagatoria de una de ellas y analiza imputar a las demás.

En contra de lo que se decía, dos de las cuatro cámaras de seguridad del convento de Nuestra Señora de Fátima exhiben la llegada de un José Francisco López muy tranquilo, con las manos en el bolsillo y contando con la colaboración de dos de las monjas del lugar. Una mirada de todas imágenes –no sólo las que se filtraron por televisión– permiten determinar que tal vez el ex secretario de Obras Públicas sólo iba a dejar una parte del dinero, que se iba a llevar seis millones de dólares a otro lugar, que por ahora no se sabe cuál es; que la superiora, Alba, y Celia Inés –otra monja de quien el fiscal Federico Delgado pidió su indagatoria– mintieron en su declaración y ocultaron que una tercera monja, posiblemente de nombre Marcela, le ayudó a López a entrar el dinero, pese a ser de clausura. Nada hace presumir que las religiosas fueran parte de un plan, pero sí que tenían un vínculo estrecho con López al que posiblemente le debían agradecimiento por ayudas económicas y el magnífico estado en el que se encuentra el convento. Un dato que corrobora que López no estaba en un estado alterado es que el estudio toxicológico dio resultado negativo (ver aparte). Hoy declararán los seis policías que intervinieron en la noche del 14 de junio y habrá, seguramente, una serie de indagatorias. Como en casi todos los casos relacionados con obras públicas, en la fotografía entran en juego Angelo Calcaterra, primo de Mauricio Macri, y Nicky Caputo, amigo del Presidente (ver aparte).

Aclarando

Las imágenes le vinieron muy bien a la Casa Rosada en momentos en que hacía agua por todos lados a raíz del tarifazo y dio lugar a confusiones. En primer lugar, el informe oficial de la pericia indica que el reloj de la cámara exhibida está atrasado 28 minutos y que López, en verdad, llegó a las 3.30. En segundo lugar, se trata de la cámara que da a un pequeño hall, contiguo a la cocina del convento. Es decir, a López se lo ve cuando ya había ingresado al terreno.

Portón

La cámara que da al exterior del convento no funcionó o, al menos, no se pudo distinguir nada de las imágenes. Por esa razón no está del todo claro cómo entró López al predio. En principio, parece admisible para quienes investigan el caso lo señalado por el vecino: tiró los bolsos por arriba del muro y él saltó para adentro.

Monjas

El video muestra que las monjas mintieron en su declaración. En primer lugar, porque a López lo atienden a las 3.35 es Celia Inés Aparicio y una segunda monja de clausura, aparentemente llamada Marcela, de unos 35 años. En ese estado de clausura es impensable que viera a un hombre, pero las imágenes son claras: la monja ayuda a ingresar el dinero con toda naturalidad.

Tanto la superiora, Alba, como Celia Inés declararon que López llegó enloquecido, totalmente alterado. El video muestra todo lo contrario. También las monjas dijeron que todo fue bastante rápido. Sin embargo, López estuvo dentro del convento una hora y veinte minutos, tomando té. Recién salió del convento cerca de las cinco de la mañana.

Delgado pidió la indagatoria de Celia Inés por encubrimiento y solicitó que se evalúe el estado de Alba, de 94 años, a quien podría imputar por lo mismo. El juez Daniel Rafecas tendrá la última palabra.

A primera vista, no da la impresión de que las monjas hayan participado de un gran plan de robo, sino que López ayudaba al convento y ellas trataron de taparlo esa noche.

Plata

La impresión de los investigadores es que López no iba a dejar todo el dinero en el convento y por eso dejó la valija roja en la Meriva, fuera del predio. En los bolsos que se ven y que fueron los que introdujo inicialmente en el convento había unos tres millones de dólares. En la valija roja, 5.900.000 dólares.

Se especuló con la idea de que pensaba tomar un avión desde San Fernando. No hay ninguna evidencia hasta el momento y tampoco se percibe que en el auto hubiera elementos para irse de viaje. De todas maneras, es una hipótesis posible. La otra alternativa es que fuera a entrar la valija roja más tarde y eso explicaría por qué dejó la escopeta en la galería.

Origen

Tampoco está del todo claro de dónde salió la plata. La fiscal Rodríguez estaba convencida que López guardaba los casi nueve millones de dólares en la casa del Río Luján, en un placard. Para el juez Rafecas de allí salieron los bolsos y la valija, pero no el dinero. Los billetes estaban húmedos y con un polvillo que no se encontró en el placard.

De los datos que surgen de los celulares, antes de llegar al convento, López estuvo girando por el centro de General Rodríguez durante una hora y media. No está esclarecido si en ese momento ya tenía la plata y estaba dudando qué hacer, o si alguien le llevó el dinero hasta ahí.

Una de las hipótesis es que López recibió una advertencia de que lo iban a detener o allanarle la casa y por eso salió atropelladamente de la casa. La otra hipótesis es que se peleó con la esposa. Lo que está comprobado es que López salió a las apuradas de la vivienda de Río Lujan, dejó todo tirado, la comida a medio comer y rompió una lámpara.

Llamadas

Está verificado que López llamó al convento pasadas las tres de la mañana para avisar que estaba yendo para allá. Durante el día también se comunicó, según las monjas, con el mismo objetivo. Sin embargo, las monjas no lo estaban esperando. No le abrieron el portón y se percibe en las cámaras de la galería es que lo hicieron esperar nueve minutos hasta que le abrieron la puerta.

También hay 11 llamadas entre la esposa de López, María Amalia Díaz y la madre Alba. Todas parecen breves y se tiende a pensar que la esposa estaba ayudando a su marido, anunciando que estaba por llegar al convento. Eso descartaría la pelea de pareja, aunque tal vez llamaba para preguntarle si su marido había llegado y si estaba más calmado.

Detención

A López lo detuvieron al salir por el portón del convento, algo después de las cinco. En ese momento López esbozó –según los policías– un argumento ridículo: “Soy monseñor Laguna.” En las imágenes se ve a los policías a las 5.20 en la puerta de la galería del convento. Chequearon si había algún cómplice de López adentro y en el piso observan la escopeta. En la causa judicial no aparece ninguna oferta de coima, algo que ni siquiera declararon los propios policías.

Fuente. Página 12