Alumnos y profesores de la Universidad Católica que protestaron por la baja del área deportiva están siendo perseguidos. El arzobispo Mario Antonio Cargnello y el rector Jorge Antonio Manzaráz son implacables. Ahora van por el último bastión del deporte en la UCaSal: el gimnasio. (DOM)

No protestarás

Dos meses atrás, los alumnos que participaron de la reunión con el Arzobispo Mario Antonio Cargnello salieron esperanzados. Habían podido, al menos, hablar del problema que los aquejaba; cuando el rector Juan Antonio Manzaráz ni siquiera los quiso atender. Cargnello prometió poco, es verdad, pero creían que había una gran posibilidad de que sus reclamos fueran escuchados. Eso fue hace 60 días. Y los problemas no sólo no se han revertido, sino que además Manzaráz está dando una nueva embestida contra el único bastión del deporte en la UCaSal: el gimnasio.

No hablarás con la prensa

Es probable que la destrucción del gimnasio tenga connotaciones especiales para Manzaráz. Primero porque su existencia tal cual está, mostraría una imperfección en el plan: ya se había destruido todo, sólo faltaba ese gimnasio. Pero lo que más le puede interesar a Manzaráz debe es tratar de darle una lección a Luciano Acedo Salim, el joven que lidera las protestas para que se reactive el área de deportes en la UCaSal: el padre de Luciano dirige desde hace un año el gimnasio y además trabaja(ba) desde 1997 para la Universidad Católica en la carrera de Educación Física, dictando la cátedra de Rugby y Gimnasia 3.

Hasta hace poco, todos estaban felices con el gimnasio. Al padre de Luciano lo contrataron el año pasado para que arme ese gimnasio en la Universidad y entonces él trajo todas sus máquinas (había sido propietario del Gimnasio Salma antes) y empezó a trabajar para el de la Casa de Altos Estudios con todos los aparatos propios. Sin embargo, este año no le quisieron renovar el contrato y le propusieron con toda la precariedad laboral del caso que arregle con el área de educación física y que su ganancia sería el 50 % de las cuotas cobradas a los alumnos.

Dos semanas atrás el jefe de carrera de Educación Física, que responde al Padre Núñez (a quien todos sindican como el verdadero Poder Real de la UCASAL) le dijo al padre de Luciano que tenía hasta fin de mes para desocupar el gimnasio. Sin nota por escrito, ni carta de despido, ni nada. El gimnasio -si es que continúa trabajando- quedaría a cargo del gremio, manejado por Fernando González, mano derecha de Pancho Núñez y editor de la revista del vicerectorado de formación Quovadis.

No serás kirchnerista

Está claro que hay un ensañamiento atroz contra toda el área deportiva, pero lo del gimnasio ya parece algo personal. Una forma de dar una lección, a través del miedo. Pero además de las protestas que encabezó Luciano, lo que más puede molestar a las autoridades de él es su perfil no-conservador. En su facebook, el joven egresado del Colegio Belgrano y de la Universidad Católica tiene fotos junto a la presidenta Cristina Kirchner, y en su blog publica textos que pueden haber disparado el zurdómetro de Manzaráz: “Los sicarios económicos, los halcones de la CIA, y los cipayos de turno de siempre no necesitaron invadir un país, ni asesinar o apresar un Presidente a través de un Golpe Militar: ésta vez encontraron la vuelta para hacerlo por la vía institucional, y aplicar las medidas de ajuste de los Chicago Boys en Paraguay. La oleada latinoamericanista y progresista se les estaba yendo de las manos…estaban perdiendo su patio trasero…no pudieron en Venezuela y Ecuador, pero si en Paraguay, y ahora van por Bolivia, se puede leer en uno de los artículos. Además, el blog tiene como título “existencialismo keynesiano militante”.

No criticarás a los que merecen ser criticados.

Nadie protesta porque sí. Se llega a esa instancia cuando se han agotado todas las demás instancias de negociación. Y desde diciembre del año pasado que los jóvenes y profesores de la Universidad Católica vienen tratando de resolver esto de manera civilizada, aunque las autoridades reaccionen con indiferencia o con la más disparatada y brutal caza de brujas.

El problema se inició en 2012 cuando se supo que la Casa de Altos Estudios había suspendido toda el área deportiva: congelaron las becas, no le renovaron los contratos a los profesores, quitaron el respaldo institucional a los equipos que disputaban torneos provinciales (por lo cual tuvieron que retirarse de la competencia: no los dejaron seguir representando a la universidad) y el castigo divino que había caído sobre el área de deportes se hizo evidente cuando a los jugadores de rugby ni siquiera les permitieron utilizar el campus para entrenar: tuvieron que irse a la rotonda de Tres Cerritos y un par de veces consiguieron prestada la cancha de la UNSa

La situación tomó un matiz abiertamente medieval cuando en una asamblea convocada en el predio para discutir sobre la problemática los guardias tomaron nombre y apellido de todos los participantes y además las autoridades enviaron a policías provinciales armados a seguir de cerca la charla. Este violento intento de amedrentar a alumnos y profesores desencadenó una protesta más grande: el día que la Universidad festejaba sus 50 años fue también el de su mayor vergüenza: los estudiantes aprovecharon la presencia del gobernador y del nuncio papal, el Mons. Emil Paul Tscherrig, para hacer escuchar el reclamo.

Esto molestó mucho a Cargnello, quien el día que los recibió en la curia les dijo que esa protesta fue como gritarle cornudo al novio en el momento en que se estaba casando. Si alguien los hubiera recibido antes, pues esa protesta jamás se habría desarrollado.

Desde entonces que las autoridades de la Católica montan burdas puestas en escena para ganar tiempo. Por ejemplo, para decir que estaban “reestructurando el área deportiva” llamaron a los chicos a participar de juegos no competitivos: trompo, yo-yo, saltar la soga, el elástico, el dominó y la bolita.

Ganar tiempo es la otra táctica que despliega Manzaráz para salir vencedor en este conflicto. Piensa que si la violencia no disuelve a los manifestantes, quizá lo haga el tiempo.

Cazador de Pumas

En la semana en que todos hablan solamente de la importancia del Rugby y de la presencia de Los Pumas en Salta, se vuelve más notorio el gran error que cometieron las autoridades de la Universidad Católica al cerrar el área deportiva, dejando sin acceso al predio a chicos y chicas que practicaban estos deportes.

Una de las perjudicadas por esta decisión de Manzaráz fue Guadalupe Delgado, la salteña integrante de las Ucaladies (así se conocía al equipo femenino de Rugby de la Católica), que es parte de Las Pumas. Delgado formó parte del seleccionado que obtuvo en segundo puesto en las sudamericanas y ahora no tiene dónde entrenar.

“Tuvimos que optar por entrenar en una plaza y creo que eso es lo más triste, porque vamos perdiendo ese sentido de pertenencia. Nosotras (las Ucaladies) nacimos en este club y es el único en Salta que tiene un equipo de rugby femenino. Es una pena que no tengan en cuenta eso y el esfuerzo que estamos haciendo por obtener buenos resultados y por seguir creciendo”, dijo Guadalupe a El Tribuno.

“No entiendo la decisión de no dejarnos entrar al predio. Si la causa fue económica, nosotros no le generábamos ningún gasto. Lo único que pedíamos era un espacio físico… Yo no voy a dejar de entrenar aunque tenga que hacerlo en un cuadradito de dos por dos”, enfatizó molesta la joven.