Carlos Parodi se encuentra en campaña intentando posicionarse como una de las caras posibles para suceder a Juan Urtubey, sin embargo, pese a sus esfuerzos por mostrarse como una propuesta nueva, su pasado lo condena. (Aníbal Roldán)

Salir del bajo perfil tal vez sea el gran limite que tenga Carlos Teófilo Parodi para instalarse en toda la provincia. Si bien durante los últimos 10 años, al ser un baluarte de la gestión U, su figura se hizo más conocida, siempre mantuvo una estricta discreción, pese a las contingencias políticas. Eso cambió en las últimas semanas con sus nuevos aires de pretendido candidato a gobernador.

En sus 20 años en la función pública, Parodi supo cultivar una actitud cínica, que se fue perfeccionando bajo el fragor de la toma de decisiones y la relación con gente a la cual no le podía decir la verdad por completo. Desde su paso por el IPS, durante el gobierno de Juan Romero, hasta los tiempos que dirigió las finanzas de la provincia, fue un tipo habilidoso. Nunca la jugó de fanfarrón ni alardeó demasiado.

Con poca llegada a la prensa, se las ingenió siempre para fingir aires de decencia frente al público. La tarea que tenía en el gabinete U no era para nada sencilla y su salida seguramente fue un alivio para el contador. Es que en momentos complicados para la economía tuvo que justificar las cuentas provinciales, y si bien es válido reconocerle que fue el primero en admitir que la Provincia tenía un enorme agujero fiscal, su rol, sin embargo, le impedía llegar a conclusiones contundentes: a la vez de dar cuenta del déficit, Parodi tenía que prometer que un nuevo endeudamiento nos llevaría a un maravilloso desarrollo.

La actualidad lo encuentra intentando posicionarse como uno de los candidatos a suceder a Juan Urtubey. Para alcanzar mayores niveles de popularidad, Parodi optó por reforzar su campaña no sólo en medios tradicionales sino también en las redes sociales, donde a través de su fundación se lo puede ver relacionándose con sectores medios e incluso con trabajadores despedidos del ingenio El Tabacal. Claramente, sus intenciones, por lo menos desde el punto de vista de la imagen, intentan empatizar con un espectro del electorado que no lo conoce y generar así una idea de que los emprendimientos pueden prosperar en caso de que llegue a ser el primer mandatario.

Sin embargo hay muchos que sí lo conocen y su figura ejemplifica la teoría del hombre sin dinero que supo arreglárselas para hacer sus diferencias, en su paso por la gestión pública, y amasar una gran fortuna que lo llevó a codearse con empresarios establecidos en la región. Naturalmente, para dar semejante salto patrimonial tuvo que mantener una reserva absoluta de sus movimientos mientras distraía a algunos con resolver los catastróficos litigios de Salta.

Para los funcionarios suele ser un problema justificar cómo hicieron para tener lo que tienen. Y más cuando prefieren las fastuosidades tales como autos de alta gama, motos de alta cilindrada, casas lujosas y demás etcéteras.

Positano S.A.

Cuando empezó a embolsar grandes sumas comenzaron los problemas lógicos que conlleva poseer tanto dinero y tener que invertirlo. Para los funcionarios suele ser un problema justificar cómo hicieron para tener lo que tienen. Y más cuando prefieren las fastuosidades tales como autos de alta gama, motos de alta cilindrada, casas lujosas y demás etcéteras al que todo plebeyo puede acceder a medida que va sacando su tajada de los negocios alrededor del Estado.

Para no dar lugar a posibles denuncias se suele colocar a prestanombres a cargo de las empresas que van acrecentado el capital de los beneficiados. Todo indica que bajo esa premisa Parodi colocó a su pareja  en la dirección de un emprendimiento inmobiliario, el cual omitió declarar en su declaración jurada. Cuando estalló el escándalo no sólo tuvo que reconocer la existencia de POSITANO S.A. sino que, en cierto modo, se enterró solo al argumentar que se le había olvidado mencionarla.

En esa oportunidad, para muchos quedó claro que la sabiduría de los que no hablan demasiado e incluso ocultan muy bien sus cosas siempre, no es tan efectiva. Menos todavía cuando la cercanía con los susodichos es tan notable. Todavía casado con Josefina Bernis, la mujer en cuestión en este asunto, el ex superministro la colocó al mando de la inmobiliaria junto a su mano derecha: Sebastián Ortiz de Rozas, quien fue Coordinador Financiero del Ministerio de Economía, Infraestructura y Servicios Públicos.

El nombre de Sebastián Ortiz, además, se escuchó cuando figuró en la primigenia lista de adjudicatarios de las casas que el IPV construyó en Lomas de Medeiros.

Los chanchos

Quedó dicho que el recurso que utilizó Parodi fue colocar a su mujer en los negocios que iban saliendo. El ejemplo siguiente lo certifica. Años atrás compró una finca en Paso del Durazno en Metán y, como venía haciéndolo, la puso a nombre de Bernis. El lugar no era el mejor y no tenía servicios pero al tiempo, por arte de magia o tal vez por sus contactos en el gobierno, apareció una línea de media tensión y el líquido elemento empezó a salir de las cañerías del inhóspito lugar. El campito de siete hectáreas, en efecto, quedó listo. Luego empezaron a llegar chanchos a la finquita.

Ocurre que desde siempre La Francisca —empresa de la ministra de Producción, Trabajo y Desarrollo Sustentable, Paula Bibini, esposa del poderoso Muñoz— buscó relacionarse con pequeños finqueros. Según comentan, Muñoz siempre tercerizó el engorde y como Parodi ya había accedido al mundo de los empresarios consolidados no le pareció mala idea la propuesta. Es que sólo tenía que recibir lechones, buscar un veterinario y el alimento se lo entregaban. La ganancia dependía de la cantidad de kilogramos que había engordado el animal que luego era llevado para el predio de La Francisca.

Esta es una de las formas que sirvieron para que alcance su gran patrimonio, el cual bajo ningún punto de vista coincide con sus ingresos.

En sus 20 años en la función pública, Parodi supo cultivar una actitud cínica, que se fue perfeccionando bajo el fragor de la toma de decisiones y la relación con gente a la cual no le podía decir la verdad por completo.

Los intereses

Nunca Salta llegó a tener tamaña deuda. Fue durante  su gestión como ministro de Economía que se llegó al tope de endeudamiento de lo que señala la ley. Parodi quedó en la memoria de los periodistas agudos por ser el responsable de tomar los últimos préstamos de la Provincia pagando los intereses más altos del mercado.

Viajó en comisión oficial a EEUU para asistir a una “ronda de reuniones con inversores del título emitido por el Gobierno de la Provincia en el marco del Fondo de Reparación Histórica”. Así lo expresa el decreto 1.375, del 21 de mayo de 2014, por el que se autorizó la liquidación de los pasajes aéreos y viáticos al titular de Hacienda quien, según el instrumento legal, fue a Nueva York a tratar “con representantes de los bancos Macro y Citibank” asuntos relacionados con los títulos de deuda que se habían colocado en marzo de 2012 por 185 millones de dólares.

En otra comisión oficial por la colocación de bonos del Fondo de Reparación Histórica, Parodi viajó a Londres, Boston y Nueva York para participar de reuniones de roadshow entre el 5 y 9 de marzo de 2012. Lo acompañó en ese tour la exministra de Derechos Humanos, Marianela Cansino.

Que ahora se muestre como una cara nueva de la política hace ruido. En el mundo de la política se lo conoce y mucho, pese a sus intentos por pasar desapercibido antes y borrar su pasado ahora.