Salió una nueva publicación de la Editorial Killa, que lleva adelante Fernanda Salas. “Odio Todo” es un compilado de poetas locales en formato fanzinero. La editora nos cuenta un poco de la historia de esta movida que viene creciendo.

Fernanda nos cuenta que lo de Killa (significa Luna en quechua) empezó alrededor del año 2010 a través del contacto con otros escritores que también decidieron comenzar el periplo de la autopublicación, entre ellos menciona a Alejandro Luna, que junto a Salas y otros jóvenes allá por el 2006 comenzaron la casi mítica Revista Kamikaze, que tuvo un par de números y la publicación de un libro clave en las poesía salteña del nuevo siglo: CRACK de José González.

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“No recuerdo bien cómo fue. Si fue que Chuky (Diego Ramos) después de su viaje a Bolivia volvió con la ‘novedad’ de las publicaciones independientes o si fue ale después de La juntada (festival de poesía joven) en donde conocí a Pablo Espinoza (editor jujeño que lleva adelante una movida similar con Alma de Goma). O fue todo junto, como suelen ser las cosas. Creo que ale ya había sacado su libro la sublevación de los objetos, que lo presento en una de las tantas fiestas que se hacían en su casa. Entonces estaba ahí yo escuchando un ¿podrías hacer el tuyo no? Y pensando mucho. Me tomo un año hacer ese pequeño libro. Síntesis del laberinto”, el que fue el primer libro que sacó, según nos cuenta Fernanda, que luego agrega: “El libro salió y unos meses después tuve la oportunidad de presentarlo junto al libro de cuentos de Ale El libro de las humillaciones varias editado por  Intravenosa y la edición casera que hace ale del poemario el pan del consuelo de Jesús Ferreira. Después del primer paso la cosa fue más fácil. Todo ese año me había pasado escribiendo microrrelatos (bueno yo decía que eso eran y ahora no sé muy bien qué son. Y así nace Cuentos niños para chicos grandes. Ya no podía detenerme. Al año siguiente, tuve la oportunidad (que busqué mucho) de participar en muestras colectivas que organizaba Francisco Speicher: Octubre Rojo y Bajo un sol amarillo. Si bien traté de trabajar la poesía visual, escribí poemas para sostener mis pequeñas muestras. Y de eso surge  Elementospoemario que finalmente presento en el concurso de la universidad Alicia Chibán y que final y felizmente gano. El  premio  me sirvió para seguir  haciendo mis publicaciones independientes. Ya en el 2012 y gracias a las muestras colectivas conocí a Fernando Qüerio quien me invita al Proyecto Belgrano 1527 ahí volví a trabajar poesía visual. La muestra incluía un acróstico que un año más tarde termina siendo libro. Ya con logo, que lo hace Fernando y con un pequeño  cambio de nombre, pasa de ser Killa ediciones a ser Killa producciones (siempre pensando en la posibilidad de ampliar y no solo hacer libros sino lo que venga) este año ya empecé a trabajar los libros de otras personas y así salió el libro Caballitos voladores entre los cables de alta tensión, de Rodrigo España, Cumulunimbus de Flor Arias y Gualichos de Alejandro Gómez”.

Entre esas opciones de apertura que menciona Fernanda podemos contar las primeras Jams de poesía, el Slam de poesía oral de Salta y el ciclo PolleraPantalón que lo organiza, hace casi dos años, junto a Belén Martínez y Ana Azurmendi, el mismo consiste en una reunión entre músicos/as y escritores/as que en cada edición presentan sus producciones de manera conjunta, abriendo el espacio para que las nuevas formas de decir y decirse en la salteñidad encuentren un público donde repercutir. Hasta ahora llevan cerca de ocho ediciones, siendo una de las últimas la que realizaron al cierre de la feria ExpoLibro en diciembre pasado.

Ahora el pretexto que nos convoca para conocer un poco más de esta editorial es la salida de una especie de antología de poetas jóvenes locales tituladaOdio Todo, Muestra de Poesía Unisex, que al mejor estilo fanzine cuenta con los textos de Ana Azurmendi, Eduardo Sánchez, Ivana Décima Fasola, Federico Anzardi, Florencia Arias, Martín Palomino Salomón, Fernanda Álvarez Chamale y Rodrigo España.

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Mucho no se puede decir de esta compilación salvo que reúne un abanico de voces hasta en un punto disímiles que transitan el caos de la ciudad, que cuentan, cantan y comen la palabra desde la que sus cuerpos se hacen en el lenguaje llano, hasta cotidiano que no intenta escaparle a la metáfora del embole maravilloso que, de alguna manera, los conjuga en esto de escribir poesía sin ser ni Castilla, ni Dávalos.

Hay otra escritura en Salta, una que se mueve y late como un animal que tantea el aroma de las calles y el resquicio de otras soledades bien propias de una juventud que dentro de toda su torpeza ha encontrado el agujero preciso dónde enjaular lo bello. Y gracias a gente como Fernanda, esas escrituras pueden encontrar su lugar en la publicación.