“No quiero que ninguna otra nena o nene tenga que pasar por lo que pasamos nosotras”, dice Gabriela Mansilla, mamá de Luana, la primera niña trans en recibir un nuevo DNI acorde a su identidad de género autopercibida.

Ya pasaron tres años de ese momento histórico, y Luana –como ella eligió llamarse a los 4 años– está terminando tercer grado. Y Gabriela, esta heroína que supo escuchar lo que le decía esa hija que nació con genitales masculinos, acaba de lanzar una campaña por “infancias trans sin violencia ni discriminación”, con una muestra de alrededor de 2000 fotos que le envió gente de todo el país, con un cartel con ese lema o con el libro que ella escribió a modo de diario íntimo “Yo nena, yo princesa”, donde relata sus vivencias en ese camino plagado de incertidumbres, doloroso, que recorrió junto a su hija, desde los primeros meses de vida, hasta que obtuvo el reconocimiento del Estado, en 2013, después de que este diario revelara su historia. Gabriela apunta a que se naturalice la niñez diversa, que se visibilice y se hable del tema en las escuelas para despejar prejuicios, y prevenir estigmas y violencias en el futuro hacia chicas como Luana y tantas otras niñas o tantos otros niños que viven situaciones similares.

–¿Cómo está Luana? –le preguntó este diario.

–Hoy Luana está fortalecida, tiene su autoestima alta. Antes de que le dieran el DNI nuevo se escondía debajo de la cama, detrás de una puerta. Pensaba que había algo malo en ella, que la gente que la rodeaba estaba violentándola. Ahora vive una infancia feliz.

Tiene nueve años. El jueves la niña actuó de paisana en el acto de conmemoración del Día de la Tradición en su escuela, en el segundo cordón del conurbano, donde vive con su mamá y su hermano mellizo. Los tres siguen con apoyo terapéutico, de la psicóloga Valeria Paván, de la CHA, y del psiquiatra y psicoanalista Alfredo Grande, director clínico de la Cooperativa de Trabajo en Salud Mental, que los acompañan desde hace más de cuatro años.

–¿Por qué decidió lanzar esta campaña?

–Luana tiene que salir a la calle, socializar con otros chicos y chicas. El DNI no lo lleva en la mano, ni tampoco ese documento explica ni quita esa desinformación que hay a nivel social sobre las infancias trans. Estamos creídos de que el genital determina quien sos y no es así. Una o uno es más allá del cuerpo que tiene. Eso me lo enseñó mi hija. Los colores son de todos y de todas. El celeste no hace varones ni el rosa, mujeres –dice Gabriela.

La campaña la presentó el fin de semana pasado con una enorme muestra de fotos de personas de distintos ámbitos de todo el país, que se fotografiaron expresándole su apoyo. El evento fue en el Centro Cultural Contra Corriente, en la avenida Corrientes 4023, de la ciudad de Buenos Aires, y tuvo el acompañamiento del colectivo LGBTI. Gabriela, junto a su mamá, sus dos hermanas, su hermano, dos cuñadas y dos sobrinas, expusieron en una muy emotiva charla, cómo vivieron la transformación de Luana, en su cotidianeidad, en su entorno, en su trabajo, en su propia subjetividad. Y respondieron preguntas del público. “Nos presentamos para que se vea que el apoyo de la familia es imprescindible. Es obligación de la familia acompañar a los niñas y niños trans”, dijo Gabriela a Página/12. En las dos jornadas, además, hubo intervenciones artísticas y distintos paneles con abogados, psicólogos y docentes. La idea de Gabriela es llevar la muestra adonde la inviten, para instalar el tema, como viene haciéndolo, desde que se conoció la historia de su hija, con su presencia y su testimonio en universidades y otros ámbitos en tantísimas ciudades del país. Estuvieron referentes del colectivo trava y trans como Marlene Wayar y también, Saya Sacayán, hermano de Diana, la activista asesinada un año atrás (ver aparte), Valeria Paván, psicóloga de la CHA y terapeuta de Luana, integrantes del secundario trans Mocha Selis y de la red de AboSex, entre otros invitados.

Desde que Luana recibió su DNI, alrededor de una veintena de chicas, chicos y adolescentes trans, menores de 18 años, también lo tramitaron, contó Gabriela. Semanalmente recibe mensajes, a través de su Facebook, de madres y padres de distintas provincias y otros países, contándoles sus temores, angustias, dudas, al atravesar situaciones similares. “Esta semana dos nenas de 14, una de Mar del Plata y otra de Mercedes, recibieron su DNI. Una de las mamás me contó que cuando fueron a pedirlo, le dijeron: “Sí, sí, como Luana”. Es muy importante que se conozca, que se sepa”, agregó. Varias madres de hijos trans subieron su video con mensajes de apoyo a la campaña en la página de FB “Por una infancia trans sin violencia ni discriminación”, que abrió Gabriela.

La campaña tiene 10 puntos, que plasmaron en señaladores:

1. “Una de las formas más comunes de discriminación es el silencio. Hablemos de infancias trans. Para no discriminar hay que informarse”, dice uno de los mensajes.

2. “Como sociedad, todos somos responsables del bienestar y de la vida de las personas trans”.

3. “Aprendamos a diferencias entre identidad de género= quien soy (como me siento y me comprendo) y orientación sexual= quienes me gustan (la atracción sexual, emocional y afectiva hacia otras personas).

4. “Violencia también es callar, ignorar, reprimir e invisibilizar. Para no reproducir la violencia es necesario promover y fomentar la educación sobre las identidad trans y sus derechos”.

5. “La ley de Identidad de Género establece el trato digno para todas las personas trans”.

6. “Los genitales no definen la identidad de género”.

7. “Celeste y rosa no deberían representar a ningún género. Los niños y las niñas tiene derecho a disfrutar de todos los colores”.

8. “En las escuelas debemos promover la indistinción de género. Basta de separar a niños y niñas”.

9. “Los niños las niñas trans expresan su identidad. Los adultos solo debemos escucharlos”.

10. “Los juguetes son para todos y todas. Un niño puede jugar con muñecas, una niña puede jugar con autitos”.

Fuente: Página 12