Asociación Pensamiento Penal y la Facultad de Humanidades de la UNSa organizaron la jornada “Responsabilidad del Estado en la desaparición forzada de personas y el acceso de los familiares a la Justicia”. Fue el viernes junto a familiares de desaparecidos, una historiadora y expertas en Derechos Humanos. (Trilce Lovisolo)

Nadie desaparece del todo. Y cuando alguien no está, nos falta a todos. Pensar en la desaparición forzada de personas en clave histórica, jurídica y social fue el objetivo de este encuentro que también tuvo espacio para las manifestaciones artísticas y los testimonios vivos de quienes conviven con la ausencia de los desaparecidos.

El viernes 20, en la universidad pública, Asociación Pensamiento Penal y la Facultad de Humanidades convocaron al público en general a debatir. El decano de la Facultad, Alejandro Ruidrejo y el referente en Salta de APP, José Ignacio Lazarte, fueron los encargados de la presentación. Más adelante, la historiadora Laura Colivadino puso en contexto de la historia de nuestro país a la desaparición forzada. Martín Arancibia, Cristina Cobos, María Morales Miy y Nora Leonard, familiares de desaparecidos, le pusieron la voz a las historias reales de quienes ya no están. Mai Rivainera le puso poesía a la tarde y, luego Irene Massimino, una abogada y trabajadora por los Derechos Humanos de gran trayectoria de La Plata, que también pertenece a la mesa nacional de Asociación Pensamiento Penal, expuso sobre el tema. Para concluir, los integrantes de Buufo y APP Medios, Emiliano Frascaroli y Florencia Arias, presentaron un trabajo audiovisual acerca del tratamiento que los medios de comunicación hacen de los desaparecidos y Luis Iacuzzi le puso música al encuentro, mientras estudiantes de la Escuela de Bellas Artes Tomás hacían un mural que luego fue colectivo, con el retrato de Santiago Maldonado.

Para ese momento ya se conocía la noticia: “Sí es Santiago”, le había dicho Sergio Maldonado a los medios. Hubo mucha emoción en el anfiteatro y el sentimiento irrefrenable de que, más que nunca, hay que salir a gritar “Nunca más”.

Cuarto Poder: Durante la ponencia desarrollaste tres elementos esenciales para entender qué es la desaparición forzada de personas. ¿Cuáles son?

Irene Massimino: La construcción jurídica de desaparición forzada comienza en el 96 con la Convención Interamericana, que es la primera que no la categoriza como crimen de lesa humanidad, como sí lo hacen la Convención Internacional de Naciones Unidas y el Estatuto de Roma, de la corte penal Internacional. Esos dos instrumentos lo ponen como un crimen de lesa humanidad, es decir, como un hecho que se da en forma sistemática y organizada. Esa es la diferencia con la Interamericana que obviamente se crea mucho antes de que exista el delito de lesa humanidad a nivel internacional.

Hay tres elementos esenciales: uno es la privación de libertad de la persona. Una persona desaparece, no se sabe qué le pasó, si es torturada, secuestrada, si está muerta, su cuerpo desapareció. Eso es en cualquier desaparición, forzada o no. La diferencia con la desaparición forzada es que intervienen agentes del Estado para secuestrar a esas personas y privarlas de su libertad o lo agentes que intervienen tienen el amparo, la orden o la licencia del Estado para hacerlo, pueden no ser agentes del Estado, pero si no lo son tienen que tener el apoyo, la aquiescencia o la orden del Estado. Pasa mucho con los paramilitares y grupos de milicias que tienen muchas veces los estados. Pasó por ejemplo con la Triple A en Argentina en época democrática, anterior a la dictadura cívico-militar, en la que desaparecían personas con orden del Estado.

Y el tercer elemento esencial de la desaparición forzada es que el Estado no provee a la información ni a la investigación, para determinar qué es lo que ha pasado con la persona. Es decir, si el Estado no participó, es una desaparición común.

Quizás también podría definirse la desaparición común como la omisión del Estado de proteger a la persona, cuando el Estado no hizo nada y no la protegió. En cambio en la desaparición forzada, el Estado accionó para que esa persona desaparezca. Esa diferencia me resulta interesante para hacer la distinción entre una y otra.

C.P.: Junto a los familiares de desaparecidos que hoy participaron de esta jornada de debate repensábamos juntos la contradicción que existe entre un Estado democrático que desaparece a una persona y que es el mismo que luego debe proveer justicia. ¿Qué pensás sobre eso?

  1. M.: Desde la mirada idealista te diría que lo esencial sería que haya una división real de poderes, que no haya interferencia de un poder sobre otro y entonces que el poder judicial pueda actuar como corresponde. Es decir, que exista un poder judicial independiente, que investigue como corresponde para que entonces las fuerzas de seguridad que han actuado en la ilegalidad, por ejemplo Gendarmería en el caso de Santiago Maldonado, presuponiendo todas estas cuestiones, tenga lugar una investigación como corresponde en la que los fiscales y los jueces de garantía logren llevar a cabo la investigación. Como en la realidad, saliendo del plano ideal, esa independencia judicial no se da de manera plena porque en algunos aspectos se da y en otros no, aunque es muy difícil generalizar, es fundamental el rol de quienes forman parte de la sociedad civil: los académicos, los de las organizaciones no gubernamentales, entre otros. Cada día vemos que la agrupación en distintos colectivos hace realmente a la fuerza: la unión hace a la fuerza.

C.P.: Eso es la lucha y la manifestación pública, el salir a expresarse en las calles…

  1. M.: Absolutamente. Hoy no tendríamos derechos humanos, ni el concepto de derechos humanos, no tendríamos derechos laborales, si no hubiese sido por los obreros ingleses que en su momento lucharon en la Revolución Industrial para obtener un salario, mínimo, las vacaciones y su dignidad. La vuelta atrás de este gobierno con mover el feriado del 24 de marzo o con el “2×1” también son pruebas de ello. Es más que evidente la fuerza que tiene la unión de la gente y de quienes no tienen un interés partidario y realmente buscan la construcción de una sociedad mejor. Ahí ponemos límites.

C.P.: ¿Sentís que en este tiempo de crisis hay como un despertarse del pueblo que sale a las calles y se expresa, mucho más que en otras épocas?

  1. M.: Creo que eso viene desde fines de los 70. Cuando la gente pudo salir y la represión dejó de ser tan grave. Ya en 1980 era mucho menos que en los primeros años de la dictadura que fueron terribles. Toda esa lucha de las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas de Plaza de Mayo, luego H.I.J.O.S, Nietos, organizaciones de abogados que se agruparon para defender… Rescato su rol porque defendían en tiempos de dictadura a la gente, también a las personas que sin profesión o lo que fuera se involucraban. Todo eso se fue dando en Argentina.

Por períodos fue más silenciado, en la década de los 90 lamentablemente se silenció mucho y el neoliberalismo atravesó todos los ámbitos sociales, desde la protesta social, hasta la academia, la educación privada, pública… Generó ese ‘homo idiotus` que es esa persona apolítica, apartidaria y que luego, con la crisis del 2001, la vuelta de una democracia un poco menos neoliberal y más progresista, con las críticas que se le pueden hacer claramente, reverdecieron los movimientos sociales que hoy continúan con una fuerza enorme.

C.P.: Hoy lo vemos con el caso de Santiago Maldonado…

  1. M.: Absolutamente. El caso de Santiago no hubiese tenido el impacto que tiene de no ser por la sociedad civil realmente. Porque se salió a la calle siempre, por las marchas, por estas reuniones como la que se da hoy en Salta para poder discutir la desaparición forzada de personas.

C.P.: Y, sobre todo, cuando hay un discurso tan poderoso que está directamente relacionado a la hegemonía de los medios de comunicación que dejan poco espacio para estas discusiones, ¿no?

  1. M.:¡Totalmente! Muchos medios hablan de desaparición forzada y no saben ni lo que es. El propio Jorge Lanata dijo que desaparición forzada existe sólo en un contexto de dictadura y nada que ver. Eso se llama crimen de lesa humanidad, que es sistemático y organizado. Pero muchas veces cuando desaparece una persona, desaparece de manera forzada igual y no se necesita para eso estar en un contexto dictatorial. Eso está en la ley, por eso rescato el valor del derecho que nos contextualiza lo que es una desaparición forzada y nos lo define de manera jurídica. Entonces, fíjate cómo una persona culta e instruida como Lanata que es un periodista de años de carrera, no puede definir lo que es una desaparición forzada. Ahí vemos cómo se da una manipulación total del término adentro de muchos medios de comunicación. Eso hace también que quienes tienen una posición a favor o en contra del gobierno o lo que fuera, tampoco puedan tomar una decisión con cierta libertad porque se está tergiversando tanto la información que no logramos traer nada en claro acerca de estas situaciones. Eso complejiza todo.

C.P.: Un compañero familiar de desaparecidos, durante la exposición, decía que muchas veces el trabajo de la Justicia en relación a desaparición forzada de personas es más difícil porque no hay cuerpo, por lo tanto no hay prueba y casi podría decirse que entonces “no hay delito”. ¿Qué pensás en ese sentido?

  1. M.: El trabajo de la Justicia es difícil pero no es que no hay delito. Justamente es un delito muy particular porque no hay cuerpo. La desaparición forzada es un delito sin cuerpo. Por eso no es homicidio. Si se determina que el cuerpo encontrado en el Río Chubut es el de Santiago Maldonado, cambia la carátula. Es un desaparecido forzado por un tiempo y luego es un homicidio y una cantidad enorme de concurso real de delito, eso está tipificado en el Código Penal. Es un delito gracias a la lucha post dictadura. Lo que ha sido la construcción de la terminología raíz de la lucha de las Madres y Abuelas es impresionante realmente.