Jóvenes de barrios periféricos y con problemas de adicciones, relatan en talleres el poder del Mandinga a la hora de incitar al suicidio de quienes viviendo en el margen de nuestra sociedad padecen el quiebre de las relaciones sociales. (Agustina Sily)

Nos ubicamos en el “Centro de Atención a Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal N° 1”. Son tres los participantes del taller en el que narran historias de sus barrios, comparten sus experiencias y resignifican lo vivido.

José es del barrio 20 de junio, situado en la zona este de Salta capital. Tenía un amigo, a quien apodaban con cariño, Zurdo.

Cuenta que un día recibió en su casa a este amigo, que se encontraba triste porque había discutido con alguien a quien quería. Zurdo tenía 20 años. “Nos fuimos al montecito donde venden pipa. Se hemos ido a jalar poxirran”, dice José.

En este barrio muchos adolescentes decidieron apagar sus vidas. “Los changos cuentan que cuando iban a hondear veían al Mandinga cerca de la cerámica. Dicen que el dueño de la cerámica hizo un pacto con el diablo”, relata el joven. Hondear le llama al consumo de sustancias psicoactivas. Las calles que rodean la Cerámica del Norte cuentan con puntos de compra y venta de droga. Este es un lugar común al que los jóvenes recurren cotidianamente a consumir.

En las palabras de este joven, el Mandinga tiene forma humana. Es recreado en la mente de los jóvenes a su imagen y semejanza. Es un pibe, vestido de negro que los incita a ahorcarse, que interpela el sentido de sus vidas y los conduce a preguntarse, ¿para qué seguir viviendo? Su amigo Zurdo, se mató.

Enfoque antropológico

Este antropomorfismo desde el que se entiende al diablo es una construcción social, que se manifiesta en las hablas y acciones de una sociedad alimentada por los prejuicios. La visión que los jóvenes de los sectores humildes tienen de sí mismos está nutrida por la mirada ajena que deposita sus miedos en la imagen de estos chicos: ciertos rasgos raciales y  una determinada apariencia se traducen como “peligrosos”.  La discriminación y selectividad en el ejercicio del poder se sustenta en la idea del enemigo interno, que es la imagen de alguien que está afuera de la sociedad, que atenta contra ella desde el exterior. Esta concepción se hace tangible en las experiencias que viven estos jóvenes, quienes son individualizados y obligados a demostrar mediante documentos que no se poseen antecedentes penales.

El “Mandinga” es el causante de hechos no deseados, siendo estos pronunciados como efectos colaterales del consumo. No obstante, no es posible atribuir la causa a un solo factor, como el abuso de sustancias. Este hecho social es una compleja interacción de muchos factores tales como enfermedad mental y física, consumo problemático, conflictos familiares o interpersonales y acontecimientos estresantes. Es también no tener las condiciones que den un espacio a los sueños y a la realización de proyectos de vida deseables.

Cincuenta y cinco suicidios adolescentes en 2015 fue el número que barajó con preocupación Mariza Alvares, la subsecretaria de Medicina Social de Salta. En el mundo, el suicidio en los jóvenes adultos de 15 a 29 años es la segunda causa principal de muerte después de los accidentes de tránsito.

Las personas que atentan contra su vida actúan muchas veces sin premeditación, por impulso. Sin embargo hay señales de desesperanza y frustración sistemática que alertan. Los profesionales de la salud sostienen que es necesario desestimar los mitos alrededor de esta práctica que obstaculizan la búsqueda de ayuda y no subestimar a quienes cuando advierten sobre sus intenciones de hacerlo. Creer que quienes anuncian el deseo de quitarse la vida están buscando sólo llamar la atención condiciona una actitud de rechazo hacia estas personas y entorpece la asistencia. El hablar sobre esta práctica con quienes tienen una predisposición a llevarla adelante no los incita a hacerlo. Por el contrario, está demostrado que puede ser una posibilidad de reducir el riesgo y autoanalizar los propósitos autodestructivos.

Es necesario desarrollar la capacidad para hacer frente a las adversidades. Esta actitud es aprendida en el tiempo a través de pensamientos y acciones. La escucha activa en la familia y en los ámbitos en los que los jóvenes participan es fundamental para detectar situaciones de riesgo.

Prevención

Desde la Subsecretaría de Salud Mental de la provincia se llevan adelante algunos programas de prevención y promoción de la salud mental que es útil conocer. En este contexto se informa que los Centros de Salud, el Hospital Ragone, la Maternidad y el  San Bernardo cuentan con guardias de salud mental.

Guiaf es un Servicio psicológico integrado por un equipo psicosocial móvil, dependiente del Servicio de Emergencias 911, que acude a las casas cuando las familias manifiestan la necesidad de atención. Los psicólogos que lo integran realizan un seguimiento de aquellas personas en riesgo, articulando la labor con hospitales y centros de salud.

La antigua línea de atención al suicida, actualmente se encuentra también bajo las dependencias del Servicio de Emergencias 911, disponible las 24 horas y actúan junto al SAMEC.

Marq’ay es un centro de inclusión que desde la atención primaria trabaja en la atención psicosocial para la población saludable y en situación de vulnerabilidad. Promueven el desarrollo de habilidades para la vida a través de experiencias integradoras y recreativas como eco-rehabilitación, biodanza, agricultura ecológica, talleres de reciclaje y radio, entre otras. Se encuentra en la intersección de las calles Entre Ríos y Sarmiento.

El “Programa de prevención del Uso nocivo de alcohol y tabaco” tiene como objetivo generar espacios inclusivos y participativos en las comunidades, polos de reinserción estudiantil en los Centro de Integración Comunitaria (CIC), donde se promociona el consumo responsable de estas sustancias, como así también donde se brinda asesoramiento y asistencia para el consumo problemático.

“Así es churito crecer” es un programa destinado a la formación de los educadores integrantes de centros vecinales y de los CIC, brindando herramientas que facilitan la identificación de personas en riesgo en la población primaria. En el Centro de Salud del barrio Solidaridad se está realizando una consultoría comunitaria que pretende formar en la prevención a personas interesadas y con sensibilidad social.

Todas estas instancias y esfuerzos aunados no resultan suficientes para atender lo complejo de realidades y situaciones que atraviesan las personas que son víctimas de “Mandinga” y de este orden social tapado por el ensimismamiento y el individualismo, que conduce a creer que cada quien tiene lo que “merece”.

La historia de Zurdo es la historia de muchos jóvenes que desisten de la vida. Es la tragedia y la perdida de los afectos, de tantos como José.