La querella advirtió que “el lugar no está en las mismas condiciones que la inspección anterior”. 

Los abogados querellantes Sergio Heredia y Leandro Aparicio han denunciado en 2015: el jagüel fue adulterado. A ocho días de trabajo de la empresa petrolera salteña que se encuentra operando en el jagüel, es muy poco lo que ha podido extraerse hasta el momento, pese a las largas y calurosas jornadas de trabajo. La inspección de 2015 con descenso de una cámara infrarroja, sumado a lo que declararon los testigos respecto a los elementos arrojados en el pozo (basura, una heladera, restos de animales) no se condice con lo que estamos viendo en 2018: a tres años de la primera inspección, estamos ante una base de cemento.

Ante las dificultades que presentaba el trabajo con máquinas, el juez Gaviña autorizó el descenso humano. Con la pericia que se está llevando a cabo quedó claro que se podía descender, razón de seguridad que frenaba la medida. En esto fue clave el rol de un trabajador norteño, oriundo también de la provincia de Salta, Guillermo Rafael Tufiño, quien fue minero en la provincia de Santa Cruz, y que en el día quinto de la pericia descendió nueve veces (incluso con una moladora) y extrajo materiales de muestra. Esto deja al desnudo que el obstáculo para la búsqueda, que fue impedir el descenso al jaguel, contribuyó estos años a mantener bajo un manto de impunidad a los responsables del asesinato y desaparición de Daniel Solano.

El día 7 fue clave en el descenso, tras traspasar el primer bloque de dureza, donde se bajó con una cámara infrarroja y se logró comprobar que hay cemento en el fondo. Esto conmovió al padre de Daniel, Gualberto Solano, que sabe de pozos, de albañilería y que manifestó al abogado: “Me lo envolvieron en cemento”. Gualberto Solano viajó a encontrar a su hijo en 2011 y está hace 6 años en un acampe en Choele Choel.

Fuente:anred